¡Saca la mano Antonio que mamá está en la cocina!

"Esposa mía: si nuestro hijo es pedorro … ¿Por qué le das harto frijoles?

(Tomado de: "El Viejo Paulino y El Refranero Mexicano")

Siempre ríspero, Toñito, después que, cual Fu Mang Chu criollo dejó el pelero disfrazado de vieja. Con mantilla, crucifijo, enaguas y camisón de estampados floreados de viejecita yo-no-fui. No se consiguió una mecedora. Que si la consiguen lo hubieran amarrado en la parte superior de la cabina del Carro Fúnebre en que habrían de escapar. El modelo perfecto a seguir era La Vieja Escopetuda de Los Berverly Hill Billis, cuando arriban a Holliwood. Y se escucha música full banjo y un olejoleiiiíí-joleíí. Uno de ellos suele decir: "¡no me dé más fríjolesss, ‘amá. ¡Porque me pongo panzudo, hinchado pues, y no respondo, ‘amá!". La configuración facial de Toñito, ayudó mucho. Los maquilladores y estilistas tutti-fruttis (¡osmelsóusicos, todos ellos!) de Venevisión no tuvieron que trabajar casi nada. La boca chupada viene al pelo con el disfraz. La testa cuasi-bola de billar como mandada a hacer para la peluca con el moñongo circular, repujado con crinejas laterales y la peineta con los arabescos. Discreto modelo "años dorados", le dicen. Se les canceló con unos diez güacales y medio de efectivo que donó ¡generosamente! Lilian Tintori. Se fueron contentísimos los estilistas. Todos rafulníkens y sayonáras ellos. Efectivo por estos días es oro. El efectivo sobrante después que Lilian ayudo a su abuelita. Aquel efectivo ha rendido más que arroz blanco 100 % granulado con sabor a ajo y jengibre. Y Lilian, como en la retahíla del folclore vernáculo: "¡siempre tiene su real y medio!" Y Toñito se fue en el puesto en el atrás de la supradicha funeraria alquilada. Viejita zampada en funeraria ¿Quién iba a sospechar que allí adentro se escabullían Toñito? Talento criollo que los gobierneros comunistoides no reconocen ni a balazos. Entonces eran él, Toñito, más el chofer disfrazado de fritanguero, un guardaespaldas del SEBIN, de torva mirada y ademanes toscos. Chafaroto como suelen ser todos ellos. Y la negra carretera. Y la negra noche, cual negra boca de lobo estepario de las estepas carupaneras. Y las bocanadas de brisa que entraban a raudales por la ventanilla. Y Ledezma que se sujeta su moñongo y su peineta. Entienden que son piezas muy importantes de la metamorfosis. Y una luna de perfectísima redondez colgada del cielo. Como mandada a hacer. Y un auuuullido de coyote. Pero a Toñito nadie lo engaña. Y el guardaespaldas que entiende las turbaciones de Toñito. Y le espeta: eso no es coyote. O es Cachilapo, o Mono Barcino. No es ¡definitivamente! Ni Chigüire Bipolar ni Ornitorrinco Fanguero. Esos berrean y tienen hiplidos muy diferentes. Eso calma a Toñito que mira la negra carretera, la redondez lunar y el ulular y el hiplido del Ornitorrinco Fanguero que ruge, no le perturba en absoluto. Cosa por demás extraña: no ha llegado a Cúcuta. Apenas han cruzado tres alcabalitas cuzurras. ¡Y ya siente nostalgias agigantadas de La Patria! Naturaleza humana al fin Toñito, zarandeado y psicoseado por las tolvaneras de las penas por llegar. ¡No han llegado las penas y ya lo abaten! Es como la cuota inicial de un sufrimiento asaz anticipado. Ay, Mama Inés, Ay Mama Inés, todos Los Toñitos tomamos café. Se ríe solo de la parodia majareta que su cerebro -¡en todo adelantado!- ha producido de la canción negroide. El Guardaespaldas lo ve por el rabito del ojo. Y por si acaso pela por un Koala King size. Revisa: las ramitas de tilo, de bella de la noche, el pasote chigüanero, las píldoras Clonac. Todo allí. No importa que Toñito se le estresse o ¡peor! se le enturuleque un tantillo choreto. Vuelta a Toñito. Poniendo los tacones (recuerden su disfraz) sobre la escalerilla del avión que lo pondrá en la pista del Aeropuerto de Barajas. Viaja al futuro a fuerza de imaginación, Toñito. No sin antes decir: Recuérdame, pana guarda-espaldas que en las volandillas y la correntina no se le avisó a Mitzy. Ya sé Doctor Ledezma. No se le avisa por medidas de alta seguridad que podían comprometer la escapada fílmica. Encima que Doña Mitzy, usted lo dijo sabiamente, Doctor Ledezma, es uña y curruña de la china de La Lavandería Chung Lung. Todos esos chinos son comunistas. Se le va la lengua tantito así a Doña Mitzy … Y todo el apoyo satelital y de triangulación (¡con piquete al revés!) SE NOS CAE. Y Ledezma se tira el mismo un flash forward (salto fílmico hacia adelante en narrativa fílmica) y ve a CNN, FOX, NBC, RCTV (resucitada con La Bicha y su micrófono; parece zombie La Bicha, pero ella desde chiquita era así y de antipático mirar). Le Monde. The New York Times. The Guasdualito News. Ni un solo medio Chino. Ni se le ocurra. Todos esos Bichos Amarillos son Rojos-Rojitos. Se ríe Toñito del juego de palabras de policromas metáforas que el mismo se inventa para diversión de sí mismo. ¡Que Grande Soy! ¡’Toy Sobrao!, se dice. Y después bromea consigo mismo: Es que yo soy así desde chiquito. Desde que domaba bravíos corceles en mi Guárico natal. Y ríe solo. A todas estas el guardaespaldas le da un emplasto donde están revueltos las hojas de tilo, la bella de la noche, el pasote carupanero, la penca falconiana. Y una pizca de Amargo de Amargo de Angostura y canela para que el mezclote coja cuerpo y sabor. Toñito se lo embute, lo traga y lo deglute sin chistar. Los últimos días la totora le ha jugado unas jugarretas feas. Ha de ser el estrés. Su inexorable proximidad a las cámaras televisivas del orbe entero. Y eso no puede permitírselo. Las Grandes Potencias del Planeta estarán pendientes de cuanto el haga o deje de hacer. Piense o deje de pensar. La Historia de Occidente, pues, en sus manos. En sus manos. Desde los lejanos tiempos cuando le cargaba maletas al Gocho Pérez a este tiempo, ha corrido mucha cristalina agua bajo los puentes de El Perfumado Güaire. Y buscar dormir. Y el suave rugido del motor del vehículo funerario en que escapan como que lo acurruca. Y segundos después, Toñito esta en brazos de Morfeo. Ojalá y tengan burda de vino de buena cosecha allá. Porque tengo esa tripa cañera a millón. Y me gustaría pasar de los brazos de Morfeo a los de Baco, El Dios de La Cañandonga y Las Peas Voladoras. El experimentado chofer, disfrazado de Fritanguero Criollo, lo ve por el retrovisor. Ahora sí que Toñito duerme. Ahora sí que parece una dulce abuelita de Cuento de Hadas. Y es la noche oscura que se viene de bruces contra el carro funerario. Y la luna de perfecta redondez arriba en La Bóveda Celeste Estrellada, que no se ve pero se adivina. Y al conductor disfrazado de fritanguero, no se le escapa, que el ¡También! tiene una ñinguita de espacio en La Historia. Mientras se mantenga Q a P, con su Jefe, Toñito Ledezma.

Y HASTA PRONTO, CIBER-LECTORES. Es posible que esta crónica no salga por un buen tiempo. Dado que el croniquero va enchufado para transmitir, -¡en vivo, en directo y en exclusiva; Vía Satelital!- a la Charneca, Palotal, Chigüana, La Guanota, Chejendé, Periquera, Uracoa y Puntos Intermedios, Las Andanzas Patrióticas de Toñito Ledezma en El Viejo Continente.



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Cruz Berbín Salazar


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