Poder popular vs especulación

El poder es la facultad que tiene alguien o una institución para hacer algo, es decir, es la capacidad o autorización para llevar a cabo una determinada acción. Evidentemente el poder debe ser conferido por alguien o por algún organismo que está acreditado para tal fin, en este caso el ejercicio del mismo en la persona o institución designada debe ser acatado por todos los integrantes de la sociedad, es el caso del poder legítimo o legitimado, el cual confiere a quien lo ejerce una autoridad formal delegada.

Es frecuente que los políticos en sus arengas públicas utilicen frases y oraciones para enardecer el ánimo de sus acólitos, promesas van y promesas vienen, ofertas van y ofertas vienen, pero una conquistado el gobierno aquello que fueron sus razones del triunfo solo queda en retórica muerta. Los políticos que encarnaron la democracia representativa en la cuarta república durante más de cuarenta años, blasonaron de la democracia, de los derechos humanos, de la reforma agraria, de la educación gratuita, de cien mil casas por año, del fin del analfabetismo, de la industrialización del país, del nuevo orden económico mundial, de la siembra del petróleo, de la independencia económica y pare usted de contar. Llegamos al siglo XXI y nos dimos cuenta que aquello que ofrecieron los viejos políticos no era más que una retahíla de mentiras. Hoy por hoy nos damos cuenta que nunca nos industrializamos, que lo único que teníamos eran unas empresas extranjeras que operaban en el país a través de testaferros quienes se apropiaron de nuestra materia prima y de las divisas; que el petróleo nunca se sembró y nunca llegamos producir alimentos para cubrir nuestra necesidades; que un ochenta por ciento de miserables pasaban hambre y no tenían acceso a la salud, ni a la vivienda ni a la educación primaria ni a la universitaria; que la universidades no prepararon los estudiantes para desarrollar al país sino para formar empleados para la empresa privada; que las enormes cantidades de divisas que le entraron país durante muchos años las dilapidaron y fueron a parar a bancos extranjeros, a tal grado que la nación se vio obligada a endeudarse con el FMI; que los viejos políticos utilizaron el poder para castrar las nuevas generaciones y actualmente nos estamos lamentando de unos jóvenes y otros, no tan jóvenes, que utilizan la política para hacer negocio, intentando entregar las riquezas del país a cambio de grandes ganancias.

Mi comandante Chávez llega al poder con otra mentalidad y lo primero que arenga ante las multitud es la necesidad de darle poder al pueblo, intentando desarrollar un nuevo concepto de la política como es el Poder Popular, una propuesta innovadora para la construcción del socialismo mediante el modelo de una democracia participativa y protagónica, una forma de alcanzar la soberanía popular.

Pero todo aquello que ofreció Hugo hubiese sido pura retórica sino se hubiese avanzado hacia la conquista del Poder Popular, pero no ocurrió así. Para eso se constituyeron las comunas, los centros comunales y otras instituciones de carácter popular cuyo interés era transferirle competencias desde el gobierno a la comunidad organizada en consejos locales y en asambleas populares. Pero no solo el gobierno le entrega competencias a las comunidades, también a través del sufragio, mediante elecciones en diversas instancias electorales, se le traslada a las comunidades el Poder Popular para la toma de decisiones, que como sabemos han sido transcendentales en los referéndums contemplados en nuestra legislación.

Mi comandante Chávez, un político visionario y sagaz sabía que al crear el poder popular era necesario sustentarlo sobre una base legal y para esto creó la Ley Orgánica del Poder Popular (Gaceta Oficial N° 6011, N° 2010) que en su artículo dos reza: "El Poder Popular es el ejercicio pleno de la soberanía por parte del pueblo en lo político, económico, social, cultural, ambiental, internacional y en todo el ámbito de desenvolvimiento y desarrollo de la ciudad a través de sus diversas y disímiles formas de organización que edifican el estado comunal".

Si entendemos la soberanía como la autoridad suprema en el mando y en poder público de una nación, si entendemos que la soberanía reside en el soberano (el pueblo) y que este es la autoridad suprema de una nación, ejercida a través de los organismos constitucionales entre estos la ANC, es imperativo que el Poder Popular se avoque a resolver el problema alimentario, dado que la especulación por parte de los empresarios y de los comerciantes está vulnerando un derecho de los venezolanos, como es el derecho a alimentarse.

Ahora bien, si a quien le incumbe le transfiere competencia a alguien o a instituciones, lo hace para que aquel ejerza el poder, y el poder se tiene para ejercerlo bien y con corresponsabilidad, no para ostentar ni para negociar para obtener prebendas. Para esto a quien se le ha delegado el poder debe estar preparado y reunir las condiciones para ejercerlo de manera objetiva, además debe estar capacitado y autorizado por la autoridad competente.

El enemigo de Venezuela no solo es Donald Trump, la derecha internacional, el cartel de Lima, las empresas globalizadas, los políticos apátridas venezolanos, entre otros, a estos hay que agregar los empresario, los comerciantes, los dueños de los supermercados, los socios de las clínicas, los empresarios de laboratorios, los prestadores de servicios, los banqueros…quienes utilizan el alza desmedida de precios de los alimentos, las medicinas, los servicios y la escasez del dinero en efectivo para desestabilizar la economía. Así mismo, intentan aprovecharse de la subida de precios para generar una hiperinflación inducida que conduzca a un caos generalizado, con la única intención de derrocar al gobierno del presidente MM. Como vemos, está en peligro la soberanía del país, dado, es el supuesto negado de que esto sucediera, nuestra riquezas pasarían a manos de empresas extranjera.

Ahora bien, si las instituciones que deben controlar los precios, si las reuniones del ejecutivo con los empresarios para fiscalizar el alza de los precios no han dado resultado, si la ANC no ha podido cumplir con la promesa de detener la hiperinflación que impide que las familias venezolanas comer tres veces al día, si los comerciantes se burlan del pueblo aumentado los precios casi diariamente, si algunos mercachifles, colegios y clínicas cobran en dólares para obligar al gobierno a dolarizar la economía, es hora de que actúe el Poder Popular, que el gobierno del presidente MM articule políticas y tome las decisiones rápidas y pertinentes para que el Poder Popular proceda de inmediato para frenar el alza criminal de los precios.

La única manera de acabar con el robo descarado de los salarios de los venezolanos es tomar decisiones, que quizá no serán del agrado de los empresarios y de los comerciantes, pero es perentorio detener este crimen de lesa patria. El gobierno entrega bonos, aumenta los salarios y la hiperinflación se los traga como un cocodrilo, sin ni siquiera masticar con el afán de enriquecerse y derrocar el gobierno. Las comunas y los centros comunales ya tienen tiempo funcionando, la ley les da el privilegio para actuar y acabar con esta guerra, no con armas sino con la ley. El Poder Popular no es un eslogan electoral, es un hecho real y si no se sabe usar deberá refundarse y buscar la alternativa más adecuada para luchar contra estos bandidos, quienes siempre tendrán una excusa banal para aumentar los precios.

Para terminar retomo palabras del Libertador quien afirmó en carta a Miguel de la Torre en 1821: "No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan". Quienes ostentan el poder deben pensar sobre las acciones que se tomarán para acabar con la especulación criminal. Lee que algo queda.

Enoc Sánchez

enocsa_@hotmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1976 veces.



Enoc Sánchez


Visite el perfil de Enoc Sánchez para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Enoc Sánchez

Enoc Sánchez

Más artículos de este autor