¿Cuánta mentira cabe en un gobierno?

Todos los gobiernos mienten hasta que se demuestre lo contrario, pensar otra cosa es ingenuidad. La discusión pertinente es ¿cuánta mentira cabe en un gobierno?, ¿dónde está el límite mas allá del cual la mentira es intolerable, tiene efecto letal sobre el gobierno? La mentira actúa en desmedro de la credibilidad, y la falta de credibilidad debilita las bases de apoyo, y sin apoyo un gobierno está sometido a la voluntad de cualquier brisita.

Es difícil saber cuál es la mentira que rebosa el vaso, cuál es la mentira que produce un cambio en la situación política. Hay que esperar que la realidad hable, por ahora sólo nos es dado conjeturar. Las mentiras son una buena medida de la debilidad de un gobierno, crecen en proporción inversa a la gobernabilidad; al aumentar las mentiras, disminuye la fortaleza del gobierno.

Las mentiras tienen debilidades, cada una tiene su verdad correspondiente en la realidad, con ella se confronta, es de la realidad el veredicto, es el gran juez. Es en la relación mentira-realidad que se debe analizar un gobierno. Si éste es sabio mentirá hasta donde no se lesione demasiado a la realidad, serán unas mentiras blancas sin mayores consecuencias; una mentira aquí otra allá en un océano de verdades no hacen mucho daño. La otra debilidad es la memoria, la historia absolverá a quien no mienta jamás, es decir, a los revolucionarios. A los mentirosos, tarde o temprano, los aplasta el veredicto de la realidad y la sentencia de la historia.

Todos sabemos que este gobierno batió récord olímpico de mentiras, el nombre de "mentira fresca" nunca fue mejor usado, la pregunta es: ¿pasó el límite, se atoró con sus propias mentiras? Busquemos la respuesta en la realidad.

Vivimos un desastre inaudito, la mayor inflación que conoce la historia planetaria, la mayor escasez de que se tenga noticias, los números de la economía son extravagantes, cualquier destino extranjero es apetecible, nos atrae como la abeja al panal, el éxodo es bíblico. El gobierno no da pie con bola, no tiene un mediano logro que mostrar, se limita a asustarnos, a amenazarnos con invasiones bufas, convirtiendo en enemigos a quienes han sido hermanos desde la época de la independencia; el bolivarianismo, la integración continental, la Patria Grande la lanzó al basurero. Pocos en el mundo le tienden la mano. Es evidente que la realidad lo desmiente.

Es irrebatible la pérdida de gobernabilidad, cada día ocurren cientos de protestas, focos de agitación, la mayoría no reseñados; huelgas, trancas de calle, el descontento es generalizado, la rabia supera la cordura que la contiene, todos los sectores sociales se agitan embravecidos. La vida es cada vez más difícil y las explicaciones del gobierno son increíbles, las mentiras, las promesas, caen sobre Miraflores como una lápida incuestionable cuyo epitafio bien podría ser "Aquí yace otro gobierno víctima de sus mentiras".

El veredicto es muy claro, el gobierno es víctima de sus propias mentiras, ya pasó el límite. Pero ¿por qué aún está allí? La respuesta es que los tiempos históricos son diferentes a los tiempos humanos. El gobierno está allí pero, como diría el presidente aquel, es un cadáver insepulto. No tiene regreso, ya en la realidad crecen las opciones para sustituirlo.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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