La izquierda venezolana, segundo auto suicidio y el miedo de vivir recogiendo lata

Discúlpeme, que haga uso de una de la genialidad de CAP con esto del auto suicidio. Como genialidad; el auto suicidio político del que nos hablara CAP es parte muy resumida de la vida de la izquierda en Venezuela y cuidado que en toda América Latina.

Suelo ver con frecuencia, la imagen de Fabricio Ojeda con indumentaria de guerrillero y fusil en la mano. Se deja a veces colocar como ejemplo (y entiendo que lo es) la carta de renuncia de Fabricio Ojeda como congresista. Muy pocos se sacrificaron de esta manera. Imagen y carta omiten las lecciones. Fabricio Ojeda fue un hombre desprendido y entregado a una causa. No hay duda de esto, pero el juicio al auto suicidio ha sido muy conformista y glorioso a veces. Hay comandantes que andan hoy bañados de gloria y viviendo de esa "gloria".

Por esas ironías de la vida, la foto y la carta de Fabricio han opacado otros sacrificios que igual se pagaron con la vida. Esta historia épica y de auto suicidio es contada por los comandantes que se voltearon a la derecha y los que aún anda por el campo de la izquierda cobrando su herencia. No es posible saber de esta historia por los que se quedaron en el camino. Sería hoy otra historia, pero es un imposible que los caídos la cuenten desde su condición de caídos.

Lo cierto es que la izquierda que salía de la derecha (MIR) y la izquierda que ya era izquierda, abandonó a la gente y creyó que podía cambiar Venezuela sin gente, sólo porque el socialismo lo justificaba. Una forma de lucha que se adoptó, independientemente de las condiciones. Rectifiquemos, no digamos que abandonó a la gente; más bien se creyó que la política y la toma del poder era posible sin pueblo.

Liquidada esa forma de lucha, más tarde se dieron cuenta del auto suicidio y se pasó la página pero quedaron los herederos. No le resto valor al sacrificio que realizaron y que cobraron muchas vidas.

No deseo verle la cara a Américo Martín y Pablo Medina para que me den su explicación de este auto suicidio y qué le hizo voltearse tan fácil a la derecha. La contaría desde su resentimiento, que fue la ideología que lo sostuvo. Desearía verle la cara s Soto Roja y pedirle una explicación hoy de ese auto suicidio sin pueblo o sin nadie que lo sintiera.

Vino Chávez y todo parecía ir bien. Los comandantes que quedaron de este lado, tuvieron su espacio y sus chambas. Sin comandancia y sólo con la "gloria" que vivieron. Ayer fueron autores intelectuales y materiales del auto suicidio de la izquierda y hoy son cómplice silencioso de este segundo auto suicidio. Por ahora, una izquierda anda muy borracha de gobierno.

Ahora si anhelo verle la cara a Soto Roja para que me eche su cuento. Desearía que me diera su opinión, sobre cómo se dejó que la izquierda pasara tan tristemente por este episodio o espectáculo que la tiene bajo un estado de borrachera y rumbo y mantenerse en ese estado de dependencia.

Digo Soto Roja, porque es el comandante que ahora veo de vez en cuando por ahí y puede que sea capaz de echarme esta historia de este segundo auto suicidio.

Una izquierda languidece con Maduro y con el PSUV y no tiene doliente para sacarla de esa borrachera en la que permanentemente vive. La sobre dosis de discursos antiimperialistas la sostienen, porque seguramente nunca fue más allá de un discurso antiimperialista. La otra hace un esfuerzo por mantenerse.

Esta izquierda borracha de gobierno, siente que abandonar a Maduro es caer la indigencia. La prefiero recogiendo lata que emborrachada de gobierno y sin poder. Prefiere vivir ahogada sintiéndose gobierno, que asumir su papel y tirarse al camino de la indigencia, que puede serle más honroso. La prefiero recogiendo lata y viviendo de esa recolección, que de la gloria del discurso antiimperialista.



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Amaranta Rojas


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