¿Basta “discurso antiimperialista” para que vanguardia y pueblo deban inmolarse?

No voy a mencionar a nadie, pese eso no despierte interés en los lectores. Es suficiente que pocos lean esto y ayuden a abrir un debate que si pudiera ampliar o hacer eco de lo que aquí decimos, hace bastante.

Últimamente he estado leyendo figuras muy destacadas que, para uno, de manera inexplicable, no sólo se mantenían cuidadosas de no mencionar los errores o inhibiciones del gobierno sino que se prodigaban en elogiarle y darle su respaldo irrestricto. A aquellos del Celarg que hablaron de hiperliderazgo dejaron solos y también a quienes más tarde alzaron su voz de alerta. Tanto como no hacer una crítica, cual si todo transcurriese felizmente y marchásemos sobre ruedas; se habló de unidad. Hacer una crítica era no solo un desatino sino un acto de traición y un pasarse a la derecha. Un viejo chantaje. Apenas les llamaba la atención las agresiones, actos de violencia, insensateces y hasta hechos contrarios al interés nacional que se impulsaban desde la MUD. ¡Eso sí! Se veía clarito. Sólo eso.

La lista de esas figuras que vienen como despertando es larga, hasta en la televisión hay alguna, más o menos titubeante. Lo dejaré así porque su queja no suele ser precisa, frontal, si lo fuese, como llamar las cosas por su nombre, tendría que ir a quejarse a otra parte.

De un tiempo para acá, muchas de ellas han dado un cambio, dada una realidad contundente que no puede ocultarse. El pueblo está siendo masacrado, como resultado de unas malas políticas y de unas que nunca se han aplicado, por las inhibiciones impuestas por la ineficiencia, falta de liderazgo, incapacidad, corrupción y hasta la parálisis que impone la lucha de grupos, cada uno con sus diferentes discursos e intenciones. Pero también, viendo al Estado debilitado y a quienes le manejan como si estuviesen en otro escenario, calladitos, mirando para los costados, mientras las mafias de los grupos empresariales imponen su ley y los corruptos llegan al colmo de robarse los productos del Clap, en sus propias narices siguen campantes.

Pero en este debate, que en verdad ha tomado otro rumbo, hay distintas maneras de expresarse. A la guerra económica desatada por las fuerzas imperiales, sus socios internos, empresarios de alto capital, la banca, hasta la pública, los infiltrados dentro del gobierno que deben ser de alto coturno, por lo que hacen de manera tan descarada y nada les sucede, algunos, interesados en que bien se les califique, otros de buena por lealtad a compañeros que se les conoce desde muchachos luchando contra el imperialismo, la toman como causa absoluta de todo lo que sucede. Es más, ello no se fundamentó o valió en malas políticas oficiales y hasta en las que se dejaron de tomar, como las relativas al área financiera y cambiaria, la caída de la producción petrolera, la desinversión en el sector, abandono de las actividades productivas en el campo y la ciudad, manejo dispendioso de las reservas internacionales, un manejo inadecuado de recursos incluso de créditos cuantiosos*, como usar a PDVSA de caja negra y malbaratar cuantiosos recursos provenientes de créditos, hasta retraso desmedido en impulsar la producción comunal, sino todo lo contrario, todo esto lo produjo la guerra económica.

De acuerdo a ese razonar, el presidente no hace lo que muchos demandan, pero hasta ellos, sus compañeros que comienzan a hacer críticas, como que hasta comer yuca se haya vuelto un lujo de pequeños círculos, pero sólo por culpa de la guerra económica. Pero se contradicen, le piden al presidente que haga algo. No voy a decir que es como una manera de estar con Dios y con el diablo, primero porque entre ellos hay gente probadamente honesta, con un casi religioso concepto de la amistad, compartida en años duros, que le cuesta herir susceptibilidades y romper esos hermosos lazos.

Para estos hay algo, según su forma de razonar, muy claro. Hay un desbarajuste, un atropello criminal contra el pueblo pero el presidente en nada tiene culpa en eso. Pero sí, quienes le rodean. Estos, corruptos o ineptos, uno no sabe separarlos, son los responsables que quienes hacen la guerra económica ganen por paliza. Eso sí, ninguno de ellos tiene nombre. Para tranquilizar o atar a quienes piensan como uno, que les ha dado valor y hasta fundamento a su discurso, denuncian en cambote, de manera general e imprecisa a un gabinete ministerial y una mescolanza de funcionarios, sin rostros ni nombres, que deberían salir, pues no aprobarían la evaluación que el pueblo de ellos hiciese. Pero no el presidente. Aunque este actúe como si pensase lo contrario. Se mueve como pez en el agua, que pese lo turbia la clarea, hace todas las jugadas bien, pero el cuadro interior y el de los de los jardines vive botando la pelota. El papelón del anterior cono monetario que ahora se repite, tanto que hubo de aplazarse este nuevo para agosto, porque fueron demasiadas y potentes las voces que de fuera alertaron, no atañe para nada al presidente. ¿Quién pone, de manera directa o indirecta, a esos tipos en tales cargos? ¿Quién les supervisa o no lo hace debiendo hacerlo? ¿Si no se siembra nada, habiéndose dado suficiente dinero para eso y de paso se dejan enmohecer las máquinas para aquel fin, por qué nadie sale responsable? ¿Tampoco es responsable el presidente que debe vigilar eso se cumpla y para más señas deja en el cargo a quien le encomendó aquella tarea? ¿Si reiteradamente, según denuncias abundantes hasta de los nuevos críticos y por lo que se ve en la calle, se están robando el Clap, porque mantiene al frente a la misma gente? ¿Y si esto sucede, de quién es la culpa?

Es decir, hay ahora críticos salidos del bando que ha apoyado al gobierno de manera irrestricta, que sólo se limitan a admitir que hay, por ejemplo, bachaqueo hasta de productos del Clap, lo que antes negaban, hasta estimulando la práctica, pero es un delito sin culpables. Se denuncia el robo de tres o cuatro camiones de cajas de Clap, para justificar por qué no llegó la ayuda a determinados sitios, pero los ladrones no aparecen y eso callan al día siguiente. Para esos mismos, no hay otras causas para todo lo que aquí acontece, que no sea por lo de la guerra económica. El gobierno o mejor el presidente, todo lo hace bien, pero le echan a perder el juego, por no decir que el contrario lo hace mejor y para más cosas el equipo de aquél juega de lo peor. Sacan cifras de producción para demostrar que no hay escasez, sino evasión por la frontera, pero no son capaces de reclamarle al gobierno que despierte, tome medidas y este aprovecha para no averiguar nada. Así la vaina va mejor. Claro, no lo hacen por no dañar al presidente. Y el presidente tampoco para no dañarse.

El presidente, es antiimperialista y solidario con el pueblo, dicen quienes se esmeran en justificarlo. ¿Qué es ser eso? ¿Es sólo un discurso? ¿Unas políticas sociales, culturales muy bien intencionadas, llenas de amor y fe, que se disuelven o corroen por el alto poder disolvente o corrosivo de la crisis, tal como si aquí hubiese llegado el FMI? ¿Qué sentido tiene hoy decirle a uno que tenemos salud gratuita y de calidad si la realidad es otra? En los hospitales no sólo no hay medicinas, tampoco alcohol y gasa. Los médicos especialistas en buen número se han ido y los generales también. ¿Saben qué en la escuela secundaria donde estudian mis nietas, buen número de docentes se han marchado por lo precario del salario y ellas se han quedado sin docentes y en el mejor de los casos, las ausencias se sustituyen con lo primero que aparezca?

Bien sabe uno el peligro imperialista. Eso no es nuevo. Tanto no lo es, que de mi generación, entre quienes se hallan algunos que llaman a defender al gobierno por ese discurso vacío, sin nada que sirva de respuesta concreta y contundente, y una práctica que al imperialismo favorece, hay unos cuantos. Pero por el peligro del imperialismo, por sus peculiaridades de ahora, lo que significa para nuestros intereses, uno debe aplaudir a un alto funcionario que ni siquiera quiere defenderse, como que insiste en rodearse de gente que ya dio muestras que no está en capacidad de ayudarle ni dar respuesta pertinente. Porque alguna duda debe haber. Tanto que quienes son más libres, distintos a aquellos adulantes que hacen ahora observaciones porque no pueden tapar el sol con un dedo, se atreven a formular medidas. En buena medida, las mismas que antes otros plantearon y se les echó agua caliente, como a perros sarnosos. ¿Y qué hace el presidente? ¿Resuelve con rapidez? Nunca antes ha resuelto con contundencia, salvo medidas políticas, de esas paradas azarosas para salir de un enredo, como la convocatoria a la ANC y luego se achanta. Puso a soñar a su electorado que después del 20-5 prendería los motores porque tenía todo cuadradito, calibrado y a esta altura sigue en el mismo estado vacilante, bamboleándose en un mar de dudas, cree uno; salvo algunas medidas políticas, las más elementales, sobre asuntos que hasta debieron haber sido resueltos antes, se mantiene en la misma duda sobre el qué hacer, pero con su discurso antiimperialista, como quien hace uso de una llave que no le sirve a la tuerca. Y uno, según algunos pareceres, a eso debe darle un valor trascendente. Entonces gritar “¡abajo el imperialismo!”, es como más importante que diseñar y poner en prácticas unas medidas contra el mismo. Pareciera que estuviésemos juzgando desde los quince años.

Mientras tanto, el imperialismo avanza y nos tiene entre la espada y la pared y sin fuerzas para la lucha que no puede hacerse a grito “pelao”.

¿Es justo, acertado, pagar los platos rotos con los subalternos, que siendo verdad que son demasiados incompetentes o pegados a rezos que no llegan al cielo, están allí puestos por el jefe, tal como le gusta, mientras a este se le brinda absolución y, en lugar de llamarnos a seguir reclamándole y exigiéndole se ponga a la altura, nos piden le comprendamos, amemos y hasta nos inmolemos con él? ¿No hay algo de religiosidad en eso?

*Según el trabajo al que conduce este link, habla de cómo China nos ha recortado la cabuya por maulas. https://elpais.com/internacional/2018/05/02/actualidad/1525228067_970906.html


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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