El día después del 20M

Lo único que atino a pensar, una vez conocidos los resultados electorales del 20 de mayo de 2018 (20M), es que el reelecto Presidente de la República está obligado a cumplir su palabra de hacer todo lo que no pudo durante sus primeros seis años, bien sea porque nunca se imaginó que iba ser Presidente o porque no tenía la experiencia necesaria, tal como él mismo lo ha manifestado.

El problema fundamental es que cuesta trabajo creer en su palabra por cuanto la mayoría de las veces no pasa de hacer anuncios de cosas que va anunciar y si las anuncia no tienen el efecto anunciado; desde doblarle el pescuezo al dólar hasta erradicar los bachaqueros, por ejemplo.

En mi caso, me conformo con disponer tanto de la nueva Constitución de la República como del Plan de la Patria 2019-2025, debidamente aprobados por referendo popular, antes de finalizar el año en curso. Todo lo demás debe ser por vía de consecuencia para evitar continuar con la práctica deliberada del ensayo y error como mala copia del inventamos o erramos.

Como ciudadano común me intriga y preocupa que a esta fecha todavía no conozca el primer borrador preliminar de ninguno de los dos documentos e instrumentos mencionados para indagar y cerciorarme de que para el 2025 sí estaremos en presencia y conviviendo en una verdadera sociedad socialista. Asegurarme que estarán dadas las condiciones necesarias y suficientes para consolidarnos como tal y no que transcurran otros veinte años de proceso constituyente y revolucionario sin que hayamos sido capaces ni siquiera de formarnos en verdaderos valores socialistas.

En las nuevas versiones de la Constitución de la República y del Plan de la Patria no deben quedar espacios para las redacciones engañosas o que requieran de rebuscadas interpretaciones por parte de los más eruditos. De qué socialismo estamos hablando, a cuál unidad cívico-militar nos referimos, cuál es el verdadero rol de los indígenas como pueblos originarios, y cómo diferenciar una sala constitucional de un tribunal constitucional, son sólo parte de las interrogantes que no pueden quedar sin respuestas claras.

¿Por qué luce tan difícil por no decir imposible la fijación de precios justos?. ¿Será que hay que incorporar una norma constitucional que obligue a utilizar las declaraciones de impuesto sobre la renta para conocer los costos y determinar los precios justos que permitan un sano enriquecimiento?. ¿Esto es válido en socialismo o solo en capitalismo?

¿Por qué se permite que un kiosco para venta de periódicos y revistas resulte vendiendo yuca, pan y huevos, entre otros bienes?. ¿Acaso no existe una licencia municipal que autoriza y pecha cada actividad comercial?. ¿Será que también hay que incorporar otra norma constitucional para hacer cumplir lo que le corresponde a cada quién?. ¿Esto es válido en socialismo o solo en capitalismo?

¿Por qué se permite que a los ojos de todos se compre y venda efectivo a tres veces por encima de su valor?. ¿Por qué los mismos bancos del Estado no suministran suficientes puntos de venta con la condición de que las transacciones se puedan hacer expeditamente sin costos adicionales?. ¿Tendrá que incorporarse otra norma constitucional para corregir estas cosas domésticas que ni los propios organismos del Estado cumplen?. ¿Es esto guerra económica?. ¿Por qué la Asamblea Nacional Constituyente no ha hecho nada al respecto?

Señor Presidente, se le terminó el tiempo para decir y repetir que no estaba preparado para ejercer el cargo ni para argumentar que no tenía experiencia. Con el hambre del pueblo no se juega. Usted ha dicho tener la solución para acabar con todos los males y ahora le corresponde cumplir su palabra. ¿Está seguro que el Petro es parte de la solución?, ¿Por qué no fijar un solo tipo de cambio con respecto al dólar?, ¿Por qué no concentrar a PDVSA en los negocios propios de la industria petrolera y liberarla de la arepa socialista, por ejemplo?.

Nada hacemos con disponer del Plan de la Patria si sus objetivos y demás estimaciones no se incorporan al presupuesto anual de ingresos y gastos. Asuma como administrador de la hacienda pública, tal cual lo dispone la Constitución de la República, y déjese llevar por las reglas mínimas que garanticen una verdadera disciplina fiscal, sin necesidad de mantener fondos especiales donde reina la más absoluta opacidad. ¿La nueva Constitución erradicará el principio de la unidad del tesoro y de la unidad presupuestaria?

Piénselo bien y deslástrese de los asesores y funcionarios que hasta la fecha no han pegado una. Acabe con el nepotismo que se ha constituido en una de las principales fuentes de corrupción. Manos a la obra o de lo contrario se arrepentirá. De usted no actuar en consecuencia, lo lamento por el costo que tendremos que pagar el resto de los venezolanos incluidas las próximas generaciones.

No se le ocurra inventar otra cosa que no sea la misma Agenda Económica Bolivariana y sus respectivos motores de desarrollo para así avanzar lo más rápidamente posible, con el concurso de sus gobernadores y alcaldes, sin necesidad de más falsos diálogos.

Tome ciertas iniciativas para propiciar el mejor clima de gobernabilidad. En este sentido, ordene la liberación de todo aquel que por razones de la política se mantiene preso sin ninguna explicación valedera. Respete la dignidad humana de quienes le adversan políticamente, deje de proferir insultos cada vez que le provoca. Pongámonos a trabajar en serio y no malgastemos más recursos públicos en rumbas permanentes que solo dejan contaminación sónica y basura pública. En su condición de Presidente obrero trate de hacer un gobierno más civilista que militarista, basta de pelotones de guardias nacionales recorriendo las calles y avenidas o estableciendo puntos de control que no son otra cosa que puntos de matraqueo.

Señor Presidente, concentre sus energías para combatir las acciones que desde otros países ya se han anunciado, pero sin dejar de cumplir lo prometido a lo interno, por cuanto usted mismo ha dicho que estamos preparados para todo.

A la oposición le pido que no continúe cometiendo más errores por acción u omisión. Ya no hay otra opción. Dejemos que el gobierno haga lo que tenga que hacer y así pueda mostrar resultados que se traduzcan de inmediato en mayor bienestar para el pueblo.

 

monrodav@gmail.com



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