Otra vez abusaron de nuestra credulidad

Gane quien gane en las elecciones del 20 habrá triunfado el capitalismo, los enemigos de los humildes, los antichavistas. Y decimos esto, no sólo porque los dos candidatos, el de la costra gobernante y el sparring de la oposición, son lo mismo, ambos obedecen a los intereses del capitalismo, sino porque el mismo hecho de las elecciones, tal como ahora se hacen, refuerza la psiquis egoísta que sostiene la dominación de los apropiadores.

De forma descarada las elecciones son vistas, no como la elección de conductores de la sociedad, sino como una oportunidad para capturar alguna limosna, alguna facilidad; en lugar de ser un debate de ideas, una oferta de posibilidades, son una subasta de votos, una compra de voluntades, en la cual compradores y vendedores se envilecen en perjuicio de la sociedad y de ellos mismos. Es algo así como un juego macabro, de donde se puede salir bien en lo inmediato, pero al otro día se padecerá de necrosis política.

En la cuarta esto era así. Con Chávez lo superamos, y bastante esfuerzo costó construir conciencia del deber social, ir derrotando poco a poco al egoísmo: los petroleros hacían trabajo voluntario, la Misión Ribas tenía una Brigada Internacionalista, el PSUV intentaba ser una organización vitrina de la nueva sociedad, las Fuerzas Armadas se unían a los humildes, ya no eran sus enemigos, la masa desposeída tomó conciencia de su valor, de la necesidad de formarse, de estudiar. Esa masa en proceso de concientización asistía a las elecciones con otro criterio, el mensaje de la dirección era claro, se hablaba de la nueva sociedad.

Ahora, los usurpadores realizan una fina operación de desmontaje del espíritu chavista, de destrucción de lo avanzado. Hoy la moral chavista fue sustituida por la limosna de los usurpadores, el egoísmo fue elevado, la dignidad ultrajada, la extorsión electoral pocas veces se había visto, venía preparándose desde meses atrás, el carnet y la bolsa son sus vehículos, con esas y otras zanahorias nos trajeron hasta aquí, a estas elecciones donde el voto es un pago de rescate, de las que el capitalismo saldrá fortalecido.

Volvió el gobierno, la dominación, de las oligarquías y ni cuenta nos dimos, todavía no aceptamos la realidad. La disputa entre el bobo y el oportunista nos distrae como distrae a los niños un cuenta cuentos, somos víctimas de nuestra credulidad narcotizados por el gran circo oligarca.

Otra vez engañaron al pueblo, esa es la historia nuestra desde Bolívar, así se explica la ingratitud con el Libertador, el asesinato de Sucre, la dictadura de Pérez Jiménez, los cincuenta años de democracia burguesa, el asesinato de los dirigentes revolucionarios, de Fabricio, de Américo Silva, de Lovera y el pueblo no reaccionó, siempre distraído con el circo, pendiente de pendejadas, de lo subalterno.

Aquí habría que recordar las palabras de Fidel cuando analizaba la zafra de los diez millones de toneladas y afirmaba que la culpa no era del pueblo, que el pueblo estuvo a la altura, que la culpa era imputable a los dirigentes. Aquí, en esta historia nuestra reciente, la culpa es de los dirigentes chavistas que no están a la altura del reto, no pasan de unos cuantos chistes, unas cuantas zancadillas, se dejaron desmembrar, anular y permitieron que al legado lo diluyeran la ignominia de los mediocres.

Sólo lo sabrá Dios si este pueblo manipulado encontrará dirigentes que permitan retomar el rumbo que Chávez dejó pendiente, o la humanidad habrá perdido la oportunidad de corregir el camino a la extinción.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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