Aprovechar las mejores experiencias para asegurar el buen vivir de las nuevas generaciones

Al tratar de comprender e interpretar el concepto experiencia, que muchos profesionales defiende con vehemencias, sin considerar las posibilidades de que las aplicaciones dogmáticas o prácticas, sean verdaderos o falsos. Lleva a inferir, sobre las tácticas y estrategias que se usan, para imponer logros o para utilizar el poder, para imponer conceptos ideológicos o perceptivos. Sin considerar las posibilidades de hacer daños físicos o psicológicos, al incentivar Subjetivos, que, en muchos de los casos, por ignorancia, se imponen como Objetivos, al tratar de vincularlos con Seres Inteligibles.

En los procesos metodológicos, donde variables imperceptibles, originan distorsiones en las correlaciones entre las variables. Al no existir capacidades específicas para detectarlos, logran pasar como desapercibidos; que solo una mente despierta y con sabidurías, intuye la presencia, capaz de tomar previsiones, que puede impedir, males mayores. Para interpretarla, necesita ser comunicada con lujo de detalles, por la fuente original, para captar los errores y los beneficios; que puede ayudar a otros y evitar grandes esfuerzos, que generan infelicidades o destruyen la paciencia, de los que desean impedir que otros las sufran.

El concepto experiencias específicas, están impactados significativamente con lo pragmático de fenómenos naturales, considerados, como unas fuentes accesibles a los conocimientos de verdad; utilizados por la metodología de investigaciones, para comprobar hipótesis y por la ocurrencia, se les tildan como teorías. Mientras que las experiencias específicas más general y generales, están ampliamente impactadas por los conocimientos dogmáticos y requieren mayores esfuerzos en desarrollar instrumentos de mediciones de variables de menores variaciones; con comportamiento y tiempo de ocurrencias, que en muchos de los casos descubrirlas superan la vida de los investigadores. Y con altas posibilidades, de interferir con las vinculaciones espirituales, para completarlas o de descubrir o disminuir lo falso.

Después de la Independencia de Venezuela, los pueblos, en forma errónea, trataron de dirimir las diferencias en luchas fratricidas, para darle paso a un poder pragmático y luego, militar. Al final, en un acto desesperado, se abrieron las puertas para acceder a las transformaciones políticas que estaban ocurriendo en el Mundo y por debajo de puerta se colaron, nuevas proposiciones que dieron al traste con muchos gobiernos de turno. Los nuevos personajes políticos, curtidos en el exterior, originó nuevas luchas fratricidas, mantenida en forma cualitativamente. Donde se puede inferir, que los que gobernaban en la octava década del Siglo XX, son los opositores de la primera y segunda década del Siglo XXI; con descensos espirituales.

Ambas corrientes, unas veces como opositores y otras veces, como gobierno, adquirieron experiencias, que perfectamente pudieron compartir. Sin embargo, se han desarrollados una serie de eventos, que, en vez de unir, incrementaron las posibilidades de desencuentros. Y hasta la fecha, a pesar que muchos eruditos han alzado la voz en ambas aceras; solo la resistencia de los pueblos originarios, se ha hecho presente. Uno de los sectores tratan de atribuirse el legado bolivariano, como experiencias tácticas. El otro, lo combate con pocas posibilidades de dogmatizarlo; pero con experiencias estratégicas, que puede ser perfectamente diagnosticadas, por eventos ocurridos.

Al estar presente en un escenario, donde se trata de imponer conceptos ideológicos, sin voluntad de confrontarlas en forma dialogante. Lleva a inferir, sobre la necesidad de iniciar un proceso de profundización conceptual, para evitar que los delfines de ayer, que son los dinosaurios de hoy; pretendan con experiencias contrarias, evitar nuevas formas de vivir. Y las chiritas de ayer, que ahora fungen como águilas con prepotencia y se niegan a cazar moscas; porque no forma parte de la dieta. Cuando, lo que la conseja dicta, es que los dinosaurios compartan las experiencias de que un cerebro tan pequeño «como sistema» puedan potencializar el movimiento de cuerpos voluminosos y las águilas, con la agudeza visual, puedan detectar los apátridas, que están desangrando al país o al menos, tratar de controlarlo.



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Basilio Lezama


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