Carta Pública al Señor Presidente Piñera

Los Pütchipü´ülii se Pronuncian en Chile contra la Represión de los Mapuches

LOS PÜTCHIPÜ´ÜLII SE PRONUNCIAN EN CHILE CONTRA LA REPRESIÓN DE LOS MAPUCHES

Portadores Pütchipü´ülii de la palabra Wayuu Utta

CARTA PÚBLICA al Señor Presidente PIÑERA

Estimado Sr. Presidente:

Con todo respeto pero también con la mayor indignación, nosotros, los portadores de la palabra pütchipü´ü de la Guajira Venezolana nos dirigimos a Ud. ante una nueva ola represiva que pone en peligro la cultura milenaria y la existencia misma de nuestros hermanos, el heroico pueblo mapuche; quienes al cabo de medio milenio de ejemplar resistencia continúan todavía privados de los más elementales derechos ciudadanos, y a punto de perder todas sus tierras colectivas junto con el delicado ambiente natural que constituye el fundamento ecológico de su existencia como sociedad.

Señor Presidente, una horrorosa ley antiterrorista, racista y discriminatoria como pocas, está a punto de volverse aún más onerosa por su segunda gestión presidencial, que parece no tomar en cuenta la gravedad de los acontecimientos que su actitud antiindígena –y por tanto antichilena y neocolonialista a nuestro entender- implica y podría suscitar. El pueblo mapuche constituye el basamento histórico de mayor antigüedad y persistencia del hermoso país chileno; sin embargo ha sido oprimido y maltratado durante todos estos siglos, y muy especialmente bajo la funesta dictadura del General Pinochet, el cual intentó por todos los medios aniquilar, incluso en lo físico, a los habitantes originarios de esta República austral.

Nosotros, los indígenas de América, no tenemos la memoria tan corta como quisieran nuestros enemigos y falsos amigos, causantes primordiales de nuestra difícil situación actual. Para no alargarnos en ejemplos, recordemos tan solo la total desaparición, mejor dicho exterminio, de los habitantes aborígenes de la Tierra de Fuego y todo el colindante Extremo Sur, tanto en Chile como en la vecina Argentina, cuya última víctima fue el pueblo kawáshkar –también llamado alakaluf- poco después del etnogenocido tan despiadado que había puesto fin a la existencia de los selknam y los yámana, en uno de los capítulos más vergonzantes de la historia sudamericana.

En todo caso, Chile les adeuda mucho, muchísimo, a sus múltiples pueblos indígenas y a los mapuches en especial, sin cuya concurrencia -lo reiteramos con todo conocimiento de causa- la nación chilena no existiría como tal y su historia se reduciría al medio milenio que ha transcurrido desde la conquista europea. Hoy día, este noble pueblo –también conocido como araucano- está buscando su resiliencia con mucho tesón y buenos resultados; tal como nos consta por experiencia personal más también a través de numerosas fuentes de información directas e indirectas, contando con el respaldo unánime de los mejores chilenos, latinoamericanos y representantes de los pueblos del mundo.

Hay que aclarar que en ningún caso aceptamos o avalamos acciones terroristas –vengan de donde vinieren- pero estamos muy sensibilizados ante las manifestaciones de terrorismo de Estado, siempre presentes en las leyes y disposiciones antiterroristas hoy activadas en diversos países, Chile entre ellos. El talionismo o hiper-talionismo –ojo por ojo, o ir hasta más allá- sabemos que no resuelve sino que agrava los problemas, los complica hasta hacerlos insolubles. La legislación chilena –tan minuciosa y hasta sofisticada, en parte gracias a la herencia legada por Don Andrés Bello, prócer civil tanto venezolano como chileno a la vez- tiene un instrumental riquísimo para resolver cualquier situación contenciosa por encima de la elemental violencia vengativa.

A los presuntos "terroristas" de cualquier signo o procedencia se les procesa por los medios legales conducentes a la mejor forma de dispensar justicia. Nosotros, portadores de la palabra indígena, gustosos ofrecemos nuestra colaboración –incluyendo una verdadera mediación- en caso de que el gobierno chileno, presidido por su persona, decida sostener una ronda de conversaciones francas y abiertas con representaciones legitimas del pueblo mapuche hasta llegar al mejor de los acuerdos: ejemplos similares abundan a lo largo del Continente y en otros lugares. Una política represiva solo conduce a una escalada inacabable de violencias. Además, crear leyes antiterroristas contra pueblos y etnias señalados por su identidad claramente diferenciada es una de las peores formas de racismo, hace tiempo unánimemente condenadas por los organismos internacionales.

Podríamos alegar muchas consideraciones adicionales, pero creemos –con su venia- que lo dicho es suficiente para iniciar una serie de contactos -como es nuestro deseo más sincero- con el fin de abrir una serie de conversaciones multilaterales entre el gobierno chileno, el pueblo mapuche y los facilitadores -bien sean chilenos o de otras nacionalidades- en la medida de lo necesario. Es imperativo encontrar una solución, una salida, históricamente fundamentada y favorable para todos/as, de la crítica situación del hermano pueblo mapuche, extensible a otros pueblos indígenas que habitan estas tierras maravillosas australes; incluyendo la problemática ecológica y ambiental que está en la raíz de este secular conflicto, junto con la injusta distribución de las tierras para ser delimitadas con miras al fortalecimiento de los pueblos ancestrales, tal como lo demanda el ordenamiento internacional entre otros. Con nuestro mayor respeto y consideración.



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