Los militares y PDVSA, dos caras de la misma tropelía

Sin establecer la relación entre los sucesos de PDVSA y la reciente razzia en el interior de los militares no podremos entender el momento político hoy en Venezuela. Veamos.

Si una fuerza, una secta, una costra, quisiera apoderarse de Venezuela, ¿qué sectores debería copar primero, cuáles colinas debería neutralizar? Hasta un niño de primaria puede contestar esta pregunta.

El gobierno que Chávez nos dejó para que continuara su obra, su rumbo hacia el Socialismo, es evidente que traicionó ese objetivo. Derivó en una cúpula de unos cinco compadritos que sólo buscan perpetuarse, mantenerse en el gobierno. Ese es su principal objetivo, a él sacrifican todo, inclusive a la misma Patria, a su territorio, a su moneda, su gente, su economía, todo. Una costra con este objetivo por supuesto que siente que debe controlar a PDVSA, el llamado músculo económico, y claro que debe controlar a los militares, la fuerza que tiene la última palabra.

El anterior esquema comenzó a aplicarse temprano, iniciaron por lo más fácil, destituir a los cuadros principales de la petrolera, y su sustitución por fieles a la costra y no a Chávez, al país. La orden fue clara: tierra arrasada con el Chavismo, con el "ramirismo", en PDVSA. El fiscal que antes fue poeta fue ligero en el manejo de la guillotina, con la eficacia con que el odio dota a los verdugos decapitó a 100 gerentes, y también a la imagen de la empresa, y también a la producción, la moral quedó en escombros, el prestigio, el orgullo de ser PDVSA fue golpeado. Corrupción fue la acusación que hasta ahora no se comprueba, que hasta ahora no es sentenciada por ningún tribunal. Al final tuvieron "éxito", allí está PDVSA agonizando pero conducida por la costra.

Con los militares la técnica aplicada es diferente pero con las mismas consecuencias, destrucción y control son las palabras claves. La acusación es difusa (como en PDVSA), los tribunales desconocidos, las sentencias nunca llegan, se quedan en una suerte de burla a la justicia. La razzia a los militares ha sido fuerte, el odio se desató contra oficiales de alto rango y con probada eficacia profesional. No sabemos quién tomará el control del sector militar. La lucha allí se desarrolla en estos momentos y todavía es temprano para el final, lo que se puede afirmar son las consecuencias: el debilitamiento de la moral y la disciplina, aunque no todo es malo, también la elevación de la conciencia política.

El gobierno en su afán de permanecer está destruyendo al país, y no es exageración, todo está desecho, nada funciona. No vale la pena recapitular lo malo, mejor sería buscar algo que esté operativo, que exista. En estas circunstancias hay que elevar la vista, recuperar el sentido de país, de humanidad y desde allí, con ese norte, enfrentar todas las batallas. La gran tarea es recuperar la ética, la conciencia de pertenencia a la sociedad y no a una mafia, recuperar la relación fraterna en contra del egoísmo, construir un gobierno creíble, y no un gobierno maula. Y como nos legó el Comandante, ser leales a la "lucha contra la lógica del capital".



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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