Alquimia Política

Las modernidades

"La era hipermoderna se caracteriza por otra revolución consumista, en la que el equipo afecta esencialmente al individualismo: el ordenador personal, el teléfono móvil, el iPod, el GPS de bolsillo, los videojuegos, el Smartphone…"

Gilles Lipovetsky y Jean Serroy. "La cultura-mundo", Barcelona, Editorial Anagrama (p.63).

El presente artículo-ensayo, es un extracto de mi nuevo libro "La hipermodernidad", el cual está en construcción; espero en mes y medio terminarlo y en lo inmediato subirlo a mi plataforma digital para su lectura y profundización por parte de mis lectores y mundo académico contemporáneo. Es un esfuerzo por explicar e impulsar nuevas categorías en un mundo cuyos cambios se están dando minuto a minuto.

En el mundo civilizatorio, "planetario" como expresa Edgar Morin, ha tenido un lenguaje, a juicio de Zygmunt Bauman, que se "…esfuerza por mantener el orden y negar o suprimir la arbitrariedad inesperada y la contingencia. Un mundo ordenado es aquel en el que puede saber cómo continuar (o, lo que es lo mismo, en el que uno sabe dejar al descubierto –y con seguridad- cómo continuar), en el que uno sabe cómo calcular la probabilidad de un suceso y cómo aumentar o disminuir esa probabilidad; un mundo en el que la vinculación entre ciertas situaciones y la efectividad de ciertas acciones se mantiene, en general, constante, de modo que se pueda confiar en los logros pretéritos como mapas para logros futuros…"

La humanidad, a todas estas, llegado a ser lo que es producto de un proceso de acumulación de conocimientos. Se inició con una pre-historia que describe la convivencia del hombre con otros seres vivos, donde la comunión con la naturaleza es la característica más resaltante y donde el hombre fue comprendiendo que no era suficiente con estar en armonía con su mundo natural, sino que era necesario intervenir ese mundo y apropiarse de él, hasta el punto de alcanzar la satisfacción de tener Poder, porque ese argumento de transformar la naturaleza para hacer un mundo mejor y con mayor confort para la especie homo sapiens, es un argumento débil, promovido por los intereses ocultos que todo ser humano alberga y que aflora al conocer su capacidad de dominación de los unos con los otros.

En este aspecto el conocimiento al servicio del hombre surgió por los caminos mágicos del mito. Es lo que se conoce como el estadio teológico, donde las causas, o causa primera, se le debe a Dios el creador. Acá es importante establecer un criterio formal y axiológico: la causa primera tiene un origen en lo indeterminado. Lo indeterminado corresponde aquello cuyo origen no vemos, no palpamos, no intuimos, pero está allí, con su fuerza y con su manifestación real ante hechos y situaciones de la vida humana. Los milagros, las apariciones, los fantasmas, todo es producto de un ente indeterminado que ha evolucionado en los seres humanos que hoy habitan el planta tierra.

El término de "lo indeterminado" como causa primera, se debe a Aximandro (filósofo griego nacido en Mileto, Jonia; nació en el año 610 antes de Cristo, y murió, aproximadamente, en el año 545 antes de Cristo); fue discípulo de Tales  de Mileto, y maestro de Anaxímenes; consideró que el principio de todas las cosas, el arché, es lo ápeiron, lo indeterminado; esto se da donde hay generación de todas las cosas, donde desde condiciones de desorden se produce orden y viceversa; donde lo construido es destruido y reconstruido, según la necesidad.

En el pensamiento de Anaximandro, el arché, a juicio de Ángel Cappelletti, es lo ápeiron; que viene de la "a", partícula privativa, y "peras", límite, perímetro; es decir, lo indeterminado, lo ilimitado, que es el concepto que permite determinar toda realidad ha de ser indeterminado, y precisamente el ápeiron designa de manera abstracta esta cualidad, siendo eterno, siempre activo y semoviente; sustancia que se concibe como algo material, como lo divino que da origen a todo.

Las formas de organización del mundo pre-civilizatorio, entendiendo por civilización concretamente la consolidación de las instituciones sociales y políticas en espacios geográficamente delimitados, se desarrollaban en razón de la actividad agrícola, permitiéndose los primeros acercamientos a la aparición de la propiedad privada que conllevó a la división de clases sociales y a las luchas encarnizadas por los excedentes de las cosechas y la dominación de las tierras.

Gracias a la división de clases y al uso de elementos preciosos como monedas de intercambio, el mundo antiguo comenzó a pensarse a sí mismo desde una élite de hombres con el tiempo suficiente para dedicarse a la búsqueda y perfeccionamiento de la escritura jeroglífica y a la concepción de una organización de la vida humana que pudiera entenderse dentro del esquema de valores y anhelos que caracterizó desde sus remotos días de existencia al hombre.

En este aspecto es importante destacar que se ha dicho con insistencia de que lo que diferencia a los hombres de los otros seres vivos, es la capacidad de razonar o pensar; pero realmente la diferencia radica en el uso de esa capacidad de pensar para organizarse e intervenir su medio natural para modificar su espacio vital de existencia según los intereses que él mismo vaya creando. Es decir, la satisfacción de sus apetitos personales, porque la satisfacción de sus necesidades naturales ya el propio ecosistema planetario se lo facilita a través de campos fértiles y animales nobles para su sacrificio.

Otro aspecto que comenzó a ser importante en las etapas pre-civilizatorias, fue el acercamiento del interés del hombre hacia el Universo, hacia esos detalles cosmogónicos que influían en el paisaje límite de lo terrenal con el horizonte de día azul y de noche negro, oscuro y con destellos brillantes. Es importante recordar, y de eso se ha encargado de reseñar de manera muy pedagógica George Gamow, en su "Biografía de la física", que los sucesos más antiguos que puedan haberse reseñado del universo se remonta a unos 12.000 millones de años, donde toda la energía y todo el espacio del universo, se hallaba concentrado a un punto en el que se dio origen a una gran explosión (para algunos teóricos modernos, el big bang), donde la temperatura se estima llegó a alcanzar un billón de grados y toda la energía se hallaba en forma de radiación; se estima igualmente que durante los primeros segundos se formaron las partículas elementales y al cabo de un tiempo más se formaron núcleos de hidrógeno y helio, en proporción de cuatro a uno; unos 10.000 años después la temperatura había descendido a unos 100.000 grados y se formaron los primeros átomos de hidrógeno, y al cabo de unos 400.000 años el hidrógeno empezó a condensarse en nubes, dando forma a las futuras estrellas, las cuales a su vez se agrupaban en cúmulos mayores, las conocidas las futuras galaxias.

En un aspecto concreto, explica Gamow, hace 11.000 millones de años la temperatura del universo era de unos 3.000 grados, y se formaron las primeras estrellas: la gravedad hizo que los núcleos de muchas nubes de hidrógeno alcanzasen temperaturas elevadas, del orden de 15 millones de grados, lo que permitió la fusión del hidrógeno en helio, proceso que origina la emisión luminosa de las estrellas. Cuando las estrellas agotan el hidrógeno del núcleo son capaces de seguir generando energía fundiendo a su vez el helio en materiales más pesados.

En este aspecto, los núcleos de las primeras estrellas se formaron todos los elementos químicos que actualmente hay en la Tierra; en las estrellas más grandes, este proceso genera cada vez más energía, hasta que llega un momento en que la gravedad no es capaz de contenerla y la estrella explota lanzando al espacio gran parte de su materia. Esto sucede a una edad diferente según la masa de cada estrella. Las explosiones de estrellas llenaron el espacio de nuevas nubes de gas, a partir del cual se formaron nuevas estrellas, las llamadas estrellas de segunda generación, entre las cuales se encuentra el Sol.

En cuanto la vida en la tierra, y acá tomamos ideas de Carlos Ivorra, "…surgió hace unos 3.500 millones de años. Se inició así un proceso evolutivo de animales y plantas del que tenemos pocos datos, pues las primeras formas de vida eran microscópicas y luego animales y plantas blandos (algas, gusanos) que no dejan restos fósiles. Este primer periodo de la vida se conoce como precámbrico, y se extiende hasta el momento en que podemos seguir más fielmente la evolución biológica a través de los fósiles. A partir de aquí, los biólogos dividen el tiempo en eras: La era primaria o paleozoica comienza hace 570 millones de años. Se distinguen a su vez varios periodos: en el periodo cámbrico abundan los trilobites, moluscos y crustáceos. En el periodo ordovícico, que se inicia hace 505 millones de años, siguen abundando los trilobites, se extienden los equinodermos y braquiópodos y aparecen los primeros peces. El periodo silúrico se inicia hace 440 millones de años. Aparecen peces acorazados gigantes, las primeras plantas terrestres y de pantanos, grandes escorpiones marinos. El periodo devónico empezó hace 410 millones de años. Aparacen los peces modernos y los anfibios, evolucionan las plantas terrestres. En el periodo carbonífero, iniciado hace 360 millones de años, se extienden los anfibios, aparecen los primeros reptiles, la tierra se llena de musgos y helechos, cuyos restos formarán las cuencas de carbón. En el periodo pérmico, que empezó hace 285 millones de años, se extienden los reptiles, mientras los anfibios pierden importancia, se extinguen los trilobites y aparecen las primeras coníferas".

En un aspecto científico moderno, Gamow, hace alusión a la teoría o hipótesis del big bang, o gran explosión, para explicar el origen del universo, según esta versión el universo comenzó hace unos 14.000 millones de años con una gran explosión, después de que ocurriera este fenómeno se crearon el espacio, el tiempo, la energía y la materia. Todo lo que nos rodea, está constituido por la materia formada por el big bang, un efecto directo de esta explosión lo constituye el hidrógeno que tiene el agua, el cual se formó inmediatamente después de ocurrir el big bang.

Ahora bien, en esa teoría demostrativa de una causa que a nuestro entender no está aislada de "lo indeterminado", porque su efecto es producto de una acción o causa primera que da forma y sentido a una realidad que solamente ha sido explorada y desarrollada a través de la evolución, una evolución que ha desencadenado la adecuación de los seres vivos al medio ambiente y no lo contrario, creando especies que por mucha similitud que tengan son distintos en sus formas y en su conducta respecto a la existencia y a la organización. En acepción de Ivorra, se dan dos posibilidades si el universo tendrá o no un final o si es o no infinito, recordando que al indicar que el origen es indeterminado ello no implica que el final lo sea. Para los teóricos del big-bang si hay la posibilidad de un cierre de este ciclo vital que se inició con la gran explosión; se hace mención a una "muerte caliente" del universo, donde producto de la fuerza de la gravedad o gravitatoria que atrae a los planetas entre sí, el movimiento expansivo se desacelerará hasta anularse, produciéndose una contracción del Universo hasta su colapso gravitatorio desapareciendo entonces en la nada. Y la "muerte fría", donde el universo no está reduciendo su velocidad, como se creía, sino que continua acelerando su velocidad de expansión, esta fuerza destructiva es en la actualidad imposible de detectar y no sabemos por qué existe y cuál es su origen, si la energía negra continua separando el universo, se estima que en 100.000 millones de años la Vía Láctea sería una galaxia solitaria, comenzando el universo un camino hacia su extinción como lugar receptor y difusor de energía. En estas condiciones el final de la existencia humana tendría ya un dígito en ese inmenso futuro civilizatorio que debería ser el interés de las nuevas generaciones para ir asegurando medidas de contingencias contra una reacción natural imposible de evitar. En 1948, los astrónomos austriacos, Hermann Bond y Thomas Gold, formularon una teoría alternativa a la del Big Bang. Aceptaban un universo en expansión, pero negaban que hubiese tenido lugar en una primera y gran explosión.

En la actualidad, tomando de referencia las teorías del físico teórico inglés Stephen William Hawking , las galaxias las teorías sobre el espacio y el tiempo han tenido una variedad de posturas, destacando que las nuevas galaxias se formaban con una materia que se creaba de la nada; el Universo sigue siendo el mismo según la teoría de la "creación continuada" y a la idea de un Universo en Estado Estacionario; en este sentido Hawking, plantea sus teorías de los Universos múltiples, en el cual expone la predicción de la Teoría M, es que existen múltiples universos en un total de once dimensiones, donde cada uno de ellos tienen diferentes valores para las constantes físicas, lo que explicaría por qué las del nuestro parecen elegidas para permitir que exista la vida; de no ser así, no existiríamos; y de hecho, en otros universos no existimos; "…cada universo se define cuando la ocurrencia del presente y su observación seleccionan el pasado necesario para haber llegado a él; es lo que se conoce como cosmología de arriba abajo" .

Y la teoría "del Todo", donde la relatividad general y los campos cuánticos funcionan cada una en su terreno, el problema surge al estudiar cosas en dimensiones de nano-estructuras, como los agujeros negros, que tiende a masa infinita y volumen cero, mientras que en física cuántica ninguna partícula puede comprimirse en un espacio más pequeño que su longitud de onda.

Ahora bien, estas ideas acompañan el ideario de un movimiento filosófico, sociológico, económico, político y cultural que surgió a partir del siglo XVI, que se ha conocido como "Renacimiento", el cual no es más que el renacer del pensamiento filosófico-cosmogónico de los griegos y los romanos (cultura grecorromana), teniendo como características, antes que nada, el surgimiento, que se da desde mediados del siglo XV hasta mediados del XVII, seguidamente, en ese período y bajo dimensiones temporales diferentes, se da una pérdida del sentido religioso medieval, pasando del teocentrismo en el que el hombre no era nada y Dios lo era todo, a un modelo humanista, donde el interés se centra en el hombre, incidiendo en prestar más atención a el modelaje de las instituciones sociales y políticas que le permitían organizar de manera más eficiente los Estados-Monarquías existentes. La idea de Imperio Cristiano da paso a los Estados Nacionales, alzándose la burguesía y tomando influencia en la organización de la sociedad moderna, no se daría concretamente durante el Renacimiento su llegada al Poder, esto ocurriría a finales del siglo XVIII (con la Revolución Inglesa y Revolución Francesa respectivamente), pero se sembrarían las bases de esta nueva clase social en el ejercicio soberano de su dominio sobre la Aristocracia y la Monarquía política.

El Renacimiento trajo consigo el descubrimiento de nuevos espacios geográfico y de nuevos territorios civilizados, gracias al desarrollo de la industria naviera en Europa, los cuales aportaron importantes avances intelectuales al el cerrado panorama que había dejado la época medieval a gran parte de la Europa moderna.

Otro factor que vino a propiciar las transformaciones a raíz del Renacimiento fueron las acciones de los movimientos protestantes al catolicismo que influyeron en la disminución de su poder Papal, tanto en lo espiritual como en lo material; y la aparición de numerosas obras grecorromanas desconocidas por los medievales que vino a crear un nuevo campo reflexivo desde donde interactuar con los saberes acerca del hombre y del Universo. Este despertar intelectual permitió el entrecruzamientos de las corrientes diversas propiciando un pensamiento inter y transdisciplinar que hiciera posible a las ciencias crecer en su manera de ver la realidad circundante. Esto promueve la aparición de una ciencia nueva, enfrentada a la aristotélica, centrada en la Astronomía y en la Física, y que contribuirá intensamente a la desaparición de los últimos vestigios de pensamiento y de concepción del mundo medieval.

El Renacimiento promueve la Revolución Científica, caracterizada por los aportes de Copérnico, Kepler y Galileo, quienes presentaron sus investigaciones creando a su vez nuevas estructuras metódicas para la comprensión de sus hallazgos; la ciencia comenzó a tener un papel muy destacado en la creación del espíritu de la modernidad, sumando a este espíritu el deseo de libertad de investigación y de pensamiento, la liberación del peso de la autoridad en el campo de la creación intelectual. El Renacimiento se inició la ruptura con la concepción greco-medieval, derrumbando el universo que había sido percibido por Aristóteles y Ptolomeo, dando lugar a la valoración de astro Rey, el Sol, como el centro del Universo donde cohabita la Tierra y colocándola como un elemento más del Sistema.

En concreto, el mundo cambió de una manera drástica y se dio paso a una nueva manera de entender el mundo, ya en su etapa civilizatorio, que concretamente comenzó al instituirse las sociedades a través de la organización de sus Estados e Imperios, comenzando con la organización teocrática, como es el caso de Egipto, donde la figura del Faraón era considerada el "hijo del Dios Sol", y seguiría con Gobiernos encarados por los hombres pero bajo la protección espiritual de la religión y los grupos o sectas portadoras de nuevos mensajes de bienestar y salvación. En esa evolución que devino más por el interés de los hombres de organizarse y mantener seguridad en sus espacios de propiedad y en la sobrevivencia como seres vivos, se terminó de moldear el término modernidad, más como un período de autoconsciencia de una clase burguesa que había tenido las condiciones para formarse y las habilidades y destrezas para profundizar en los saberes de la naturaleza, pero que carecía de riquezas y de Poder para la toma de decisión que le diera completa seguridad de mantenerse bajo ciertos beneficios en los Estados-Monárquicos al principio y en los Estados Nacionales al final del periodo renacentista; la modernidad se trata del período de desarrollo y esplendor del pensamiento asociado expresado en tres realizaciones, tres empresas o proyectos característicos: la Empresa Capitalista, basada en el cálculo racional -matemático del precio y el beneficio-; el Estado Moderno, centralizado y burocrático; y la Ciencia, demostrativa, empírica y matemática. Estos tres proyectos comparten una forma característica de racionalidad basada en dos ideas: la Secularización, que se refiere a el traspaso o traducción en clave mundana -no religiosa- del contenido de los misterios de la religión cristiana, de la salvación; el arte, la política, el derecho van a ser entendido en términos no religiosos. Y la modernización propiamente dicha, donde se da la racionalización de la realidad, desencantamiento del mundo, y el uso de una Razón Instrumental, un medio para conseguir fines, un saber para poder, un saber para hacer, y una razón procedimental, que nos da pautas para regularizar los asuntos públicos.

En el siglo XX, se va a dar, producto de la revisión de ese pensamiento greco-romano y las nuevas percepciones del mundo a través de las teorías de la comunicación moderna, donde la informática comienza a cambiar el comportamiento y conducta de la sociedad hacia el saber, un movimientos artísticos, culturales, literarios y filosóficos, que aún hoy tiene vigencia, definidos como parte de un proceso cultural que desde la década de los setenta liderizó una crítica aguda a la formalidad, racionalidad y formas expresivas de marcadas por el convencionalismos y la falta de humanización de todo cuanto como nueva fórmula de convivencia estaba tomando espacio en la era civilizatoria. La idea nueva y que aspira influir en todos los renglones sociales es la de iniciar la reestructuración, sin apego en ideologías definidas, de la manera y forma de cómo el hombre ve la realidad y su lugar en esa realidad.

El término propiamente de Postmodernidad, ha tenido su acepción en diversos escenarios de las artes y las ciencias en el siglo XIX, sobre todo por la figura de artistas plásticos que vieron en el mensaje de la reconstrucción de los ideales filosóficos, sociales, políticos y culturales de la realidad, una vía expedita para insertar su arte y promover cambios en una sociedad cada vez más cercana a la técnica y al dominio integral de la naturaleza. Para 1870, el artista británico John Watkins Chapman, le da su primera estocada al término y lo coloca como expresión de lo que a su entender es lo contemporáneo, lo nuevo, algo que va más allá de la modernidad, que persigue nuevos escenarios y se plasma tan auténtica como la modernidad pero en un imaginario superior, donde el hombre no está aislado de la naturaleza, sino que coadyuva con ella para producir los cambios y transformaciones.

El término vuelve a ser asomado en la obra de Rudolf Pannwitz, titulada "La crisis de la cultura europea", donde se aborda la temática sobre nihilismo y colapso de valores en la Europa de la primera Guerra Mundial, recatando el pensamiento de Nietzsche, acerca del superhombre y su conciencia ético y moral en una nueva era que va más allá de lo moderno.

Ya entrado el siglo XX, Arnold Toynbee, en su clásica enciclopedia comentada "Estudio de la historia". Menciona el inevitable rompimiento de los valores y principios humanísticos del hombre técnico con la modernidad, la cual se había quedado solamente la descripción de un mundo industrial cada vez más mecanizado y complejo; Toynbee ubica el término en las distintas eras del pensamiento Occidente: Edad Oscura (675-1075), la Edad Media (1075-1475), la Edad Moderna (1475-1875), y la Edad Post-Moderna (1875- ).

La modernidad, a juicio de Karl Popper , es un tiempo de estabilidad social, el racionalismo, el progreso y la clase media burguesa; lo post-moderno, corresponde a visualizar la violencia del consumismo de la sociedad industrial bajo condiciones de turbulencia, anarquía, relativismo, colapso del racionalismo y de la ética de la Ilustración; en acepción de Toynbee, lo post-moderno es un concepto negativo de regresión deplorable, pérdida de valores tradicionales, de certezas y estabilidades; es la degradación del ideal de progreso y la implosión de los valores de una cultura consumista que se devora a sí misma ante la falta de nuevos elementos que la motiven y le permitan reproducirse.

Desde la década de los cincuenta, el reconocido exponente del pensamiento gerencial moderno, Peter Drucker, en su obra "La sociedad postmoderna", a la cual califica de sociedad postindustrial, asume una postura optimista, pensando el término como una acción desde la modernidad para eliminar todas las necesidades que causan la pobreza e ignorancia, poniéndole fin a la era de la ideología y de la nación-estado, para dar paso a nuevas necesidades en el plano universal, pero que fueran necesidades para promover cambios positivos y trascendentales.

En el plano literario, autores como Susan Sontag declaran la muerte de la vanguardia, de los valores tradicionales, del victorianismo, del racionalismo, del humanismo, para dar paso a una nueva sensibilidad el individualismo pasa a ser una experiencia valiosa para ampliar el visor que identifica cada nuevo elemento a impulsar en una era que vuelve a la esencia de la palabra para explicar la experiencia y el futuro que anhela el mundo civilizado.

Este nuevo tiempo la figura de Jean-François Lyotard, en su obra "La condición postmoderna", expuso todo cuanto tiene ese sentido postmoderno al hacer referencia a que gracias a las denominadas "narrativas de legitimación", la sociedad occidental ha buscado la manera de desprenderse de los profetas y precursores de las ideas de un modernismo sólido y racionalista, a través de una conducta "auto-legitimadora" que busca su propio espacio y describe sus propias realidades haciendo a un lado las estructuras deterministas y reduccionistas del pensamiento moderno; por otra parte, Lyotard (ob.cit.), destaca que el surgimiento de la tecnología de informática que a su vez se vincula con las técnicas de información y comunicaciones, se crea un nuevo espacio para el diálogo que es más directo y personal, promoviendo un "individualismo dinámico", donde la experiencia particular pasa a ocupar mayor importancia que las teorías o fundamentaciones científicas de las grandes escuelas del pensamiento.

En concreto, un movimiento poderoso confronta una modernidad caracterizaba por la racionalidad, la uniformidad, la organización y el considerar que existe una única verdad absoluta; el posmodernismo asume una carta de promulgación que acepta, desde un estado emocional e intuitivo, la diversidad y posibilidad de que todos pensemos diferente, la existencia del caos y conflictos como un estado viable y permitible, y la aceptación que no existen verdades absolutas con blancos y negros, sino cientos de grises y matices.

En un aspecto general, la postmodernidad se va presentando a través de globalización y la aparición de Internet, produciendo una ruptura con la vida de las personas y los negocios, de la manera tradicional que se venía abordando la vida cotidiana, donde la recalescencia de unos modos de producción limitados ha dado paso a medios de producción nuevos y con mayor cobertura de publicidad y acceso para los potenciales compradores; esta realidad marca un escenario que se convierte en un medio fundamental que habilita un sin número de oportunidades para que la personas se relacionen e interactúan, desde el punto de vista social y de los negocios, fomentando el emprendimiento.

En el mundo actual se ha dado todo el cuerpo de doctrinas e ideas que ya no están de acuerdo con los criterios de modernidad y postmodernidad, se trata de la "hipermodernidad", un nuevo fraccionamiento interpretativo del mundo global en su interacción con el contexto de una sociedad en conflicto y en constante sospecha ante lo incierto de acciones terroristas y de la violencia desmedida en todos los espacios de la convivencia humana.

Quien inició la valoración de este nuevo espacio de la realidad civilizatoria fue el francés Gilles Lipovetsky, exponiendo que la modernidad pasó a un nuevo equilibrio, que denominada hipermodernidad en las sociedades desarrolladas, esgrimiendo que la modernidad ha comenzado a manifestar nuevos síntomas: un proceso de personalización más radical, destrucción de sus estructuras colectivas de sentido, prevalescencia del hedonismo, consumismo, tensiones paradójicas en los individuos y en la sociedad civil, exaltación a la seducción como forma de regulación social, rechazo de la violencia política y aumento de la consideración ciudadana de los valores de la democracia.

Lipovetsky, hace alusión en sus escritos del fin de la euforia, donde el hedonismo que movió la razón de ser de la vida occidental ya no existe, y que ha surgido un sentido nuevo, cargado de defectos cíclicos pero que da respuesta apresurada a las necesidades creadas por los seres humanos inmersos en el vicio del consumismo artificial y en ocasiones, consumismo efímero y carente de efectos de satisfacción en la vida humana; califica de tiempos de hipermodernidad, donde el desempleo, la preocupación por la salud, las crisis económicas y una reaparición de virus que sentencian a comunidades enteras y las lleva a la catástrofe por lo sanguinario de su fuerza brutal y destructiva, provocan ansiedad individual y colectiva, condicionando el cuerpo social a un limitado espacio de seguridad que solamente puede asegurar, como en tiempos medievales, el enclaustramiento en urbanizaciones privadas y el aislamiento de los grupos que potencialmente pueden causar daños y transmitir enfermedades. Un nuevo medioevo pero a diferencia de la edad oscura de la civilización occidental, es un oscurantismo trasmitido en tiempo real a través del internet.

El aporte de Lipovetsky, se teje en el marco del desenvolvimiento de la globalización y del fortalecimiento de la sociedad de mercado que ha producido nuevas formas de pobreza, marginación, precariedad del trabajo y la incertidumbre en todo cuanto constituye la vida social y laboral de los seres humanos del siglo XXI; el hedonismo ha decaído en desviaciones xenófobas y nacionalistas; y el florecimiento de un culto al bienestar que lleva a que los individuos sean más sensibles al sufrimiento ajeno, pero a su vez no actúen para salvaguardarlo, sino que por lo contrario se quedan inertes ante el temor de que lo incierto les alcance y pierdan lo único que aún no les ha podido arrancar la modernidad que es la vida. Lipovetsky (ob.cit.), advierte que esta realidad del mundo moderno, estimula el hiperconsumo, y en cuanto "… más se impone la comercialización de la vida, más celebramos los derechos humanos. Al mismo tiempo, el voluntariado, el amor y la amistad son valores que se perpetúan e incluso se fortalecen".

Una respuesta parecida a la de Lipovetsky, la hace Bauman, a través de la categoría "modernidad líquida", la cual define el estadio actual de la sociedad. Con la idea de la liquidez intenta demostrar la "…inconsistencia de las relaciones humanas en diferentes ámbitos, como en lo afectivo y en lo laboral. Las redes sociales juegan su parte en ello, ya que nos permiten conectarnos con todos, pero a la vez desconectarnos cuando queramos: un clic representa un muro o un puente en las relaciones humanas".

En concreto, Bauman, concibe que la sociedad líquida esté en cambio constante, creando angustia existencial, donde parece no haber un sentido instintivo de construir nuevas cosas, ya que el tiempo y la propia modernidad, han impulsado la determinación de una sociedad temerosa a los cambios. Sociedades complejas que "…se han vuelto tan rígidas que al menor intento de renovar o pensar normativamente su orden -es decir, la naturaleza de la coordinación de los procesos que se producen en ellas- está virtualmente obturado en función de futilidad práctica y, por tanto, de su inutilidad esencial. Por libres y volátiles que sean, individual o grupalmente, los subsistemas de ese orden se encuentran interrelacionados de manera rígida, fatal y sin ninguna posibilidad de libre elección. El orden general de las cosas no admite opciones; ni siquiera está claro cuáles podría ser esas opciones y aún menos claro cómo podrían ser hacerse real alguna opción viable, en el improbable caso de que la vida social fuera capaz de concebirla y gestarla. Entre el orden dominante y cada una de las agencias, vehículos y estratagemas de cualquier acción efectiva se abre una brecha -un abismo cada vez más infranqueable, y sin ningún puente a la vista-".

La modernidad líquida, a todas estas, hace alusión a los líquidos y los gases, los cuales tienen la cualidad de la fluidez; ésta fluidez identifica las instituciones de la nueva percepción de la modernidad, la cual contrasta con la postura sólida de la modernidad tradicional, porque es un descriptivo de la institucionalidad y la sociedad, encarada bajo elementos con formas definidas y fijas, mientras que la modernidad líquida muestra una sociedad que sufre continuos cambios y no conservan con facilidad su forma; en este sentido, las cosas líquidas no se atan de ninguna forma al espacio ni al tiempo, son libres de fluir por donde quieran, pero siempre de manera momentánea; los sólidos no cuentan con la libertad de fluir y no se desplazan con facilidad, son fijos y tienen una forma definida y son perdurables: sí ocupan un espacio y un tiempo. La liquidez representa la realidad actual, haciendo alusión a una sociedad que fluye, se desplaza, se desborda, se filtra, gotea, se derrama sin control, y tiende a ser instintiva, olvidándose de los valores y los principios fundamentales de la razón que impulsó a los hombres a vivir en sociedad. Bauman, internaliza el término líquido, para resaltar la naturaleza representada a través de hombres con temores y sin confianza en sí mismos, en una selva de asfalto y cemento donde consume entre horarios y estrés lo efímero de la vida humana, sin esperanzas que se transformen en un legado vigoroso para beneficiar a sus descendientes o semejantes, en un mundo volátil, violento, soberbio e injusto, abanderado por el caos y la incertidumbre, y equilibrado por los deseos de orden u desorden para propiciar los cambios.

En concreto, el mundo moderno aparece con el Renacimiento entre los Siglos XV y XVII, se consolida en el siglo XIX, con la Revolución Industrial, comienza su etapa de declive a finales del siglo XIX y primer lustro del siglo XX, surgiendo una crítica fuerte a la debilidad de las relaciones en sociedad y a la decadencia en valores éticos y morales, de toda una generación enfrentada entre sí por las llamaradas de las Guerras; la sociedad corrompida hasta los tuétanos se lanza con un salvavidas denominada post-modernidad, como si criticando los desaciertos y planteando nuevas formas de comunicación y dialógica social, aportaría formas de confrontar la crisis de la sociedad moderna. Pero en vez de disminuir sus desaciertos, los ha aumentado; la sociedad se ha vuelto más violenta y sectaria, se persigue todo cuanto rompa el esquema de rigidez de lo tradicional, se ha vuelto anárquica y sin valores, ha perdido sus referentes y ha profundizado sus vicios y hábitos, donde el humanismo se ha cerrado en el individualismo, recargando de soledad la vida humana. Esta realidad ha llevado a calificar de tiempos hipermodernos, así como tiempos en los que la búsqueda de la identidad se ha convertido en otro de los problemas del hombre como sujeto inmerso en el tiempo, girando en torno a determinadas tradiciones y creencias, que funcionan como un eje central en la vida; los valores actuales se han diluido y en vez de edificar un nuevo pensamiento de vanguardia, se ha construido cimientos débiles para enfrentar una vida de exigencias y de alto grado de tecnificación; esa debilidad, modernidad líquida o hipermodernidad, ha causado fragilidad y desarraigo, ha creado un ser humano a-social, a-moral y deprimido. Un ser humano que ya no se preocupa por la construcción de un "yo", vinculado a un "nosotros"; sino de un "yo" con una fuerte dependencia para con los otros, ante la incertidumbre y el caos; los roles en la vida social están disminuidos y fracturados; la sociedad extrapola sus miedos a las instituciones y se hace de la persecución y el acoso laboral una medida de seguridad ante el temor de que sean invadidos los espacios y termine por anclarse nuevas figuras que vengan con igual o mayor temor del que ya existe. Es un tiempo donde el egoísmo no permite consolidar verdaderos lazos de socialización; como refiere Bauman, la vida "…líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales"; el miedo coloca al ser humano en la franja amarilla que lo lleve a decidir entre el perder el Poder o el de mantener el Poder, sea cual sea el medio que justifique, al estilo de Nicolás Maquiavelo, el fin de subsistencia y seguridad en la sociedad organizada e hiper-dominada por el caos.



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Ramón Eduardo Azócar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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