Hablando claro

Cogí la seña

Amigos míos, panas míos. Al puñito de lectores que pierden su precioso tiempo leyendo el pajerío que por aquí escribo debo decirles que, les juro que estaba muy creído que ya lo había visto todo. Creí que el vaso se había rebozado. Las sorpresas me tienen hasta aquí. Lo peor es que me han hecho recordar lo que no quería recordar nunca. Me trajeron por las greñas a la memoria el día y la hora que Jaime Lusinchi dijo: “Me engañaron”.

Ëchele coco, no a lo bruto como yo, sino que se le encuentre la diferencia entre “me engañaron” y “se robaron un millón de cajas del CLAP”. Un millón de estómagos vacíos mientras un grupito se roba la comida. Se da el “tubazo” pero más nada. Sin una ñinguita de pena ni vergüenza se muestra la incapacidad. No hay culpables, no hay ladrones, no hay presos, no hay quien investigue esa barbaridad.

Pero qué carajo. Ya eso pasó a la historia como pasan todos los casos en las narices de las autoridades. Corruptos en altos cargos y zamuro cuidando carne. Un millón de cajas y nadie vio nada. Los cuidadores habían salido a comprar querosén.

En mi falta de ignorancia vi como una ridiculez esa noticia “bomba”. Se dijo así, relajaíto, Claro, eso es nada para la “pelota” que se han llevado los corruptos y que tampoco ha parado en nada. Los peces gordos siguen nadando en las tranquilas aguas de la felicidad. Si no lo creen pregúntenle a Rafa, el zar del petróleo.

Mi ignorancia y mi brutalidad, el poquito de seso y de cerebro que me queda, no me da para concluir qué es más ridículo: el “me engañaron”; el millón de bolsas del CLAP que se robaron, o el mensaje en lenguaje de señas que ha sido el hazme reír de millones tantos chavistas como opositores. Eso no fue una sorpresa. Eso fue una muy buena forma de pasar pena ajena.

Mientras el pueblo está casi loco por el gravísimo problema del dinero en efectivo, la bárbara especulación sin ningún tipo de control; un pueblo que de un momento a otro puede perder el control; un pueblo desesperado porque lo que gana le da sólo para comprar un cartón de huevo; aparecen a pedir paz y tranquilidad a lo sordo mudo. Por supuesto, risas a carcajadas.

Como estoy enchinchorrao exhausto de tanta corruptela, ladronismo, aprovechadores de oficio, super poderosos que no sirven pa’ un carajo enquistados en el gobierno; personeros que han sido un fracaso y siguen allí, ex alcalde, ex diputado, ex ministro, ex gobernador, ex vicepresidente, constituyentes, protectores, incapaces en cada uno de los cargos, están ahí sin que nadie les saque el dedo medio y les diga “ya está bueno ya”. Cansado de ver cómo se desangra un país con los ricos más ricos y los pobres más pobres seguiré en el chinchorro.

Claro que se necesita un lenguaje claro. A esos incapaces, corruptos, ladrones hay que decirles con bolas, “vayan al carajo” y vamos a darle chance a otro “nuevo”. Y si no lo entienden, entonces que les hable en señas y pedirles que nos dejen en paz, tranquilos. Que se vayan lejos, donde la fortuna no necesita señas para que vean que con un sueldo no se puede ser dueño de yates, vehículos lujosos, villas, mansiones, jembrero, fincas.

El día que eso suceda nadie dirá que se está haciendo el ridículo. O entienden a gritos o entienden por señas, pero tienen que entender que corruptos y ladrones no pueden seguir burlándose de un pueblo hambriento.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1291 veces.



Pedro Alfonzo Rojas

Antiaco, columnista, premio regional de periodismo de opinión 2016, telegrafista, tipista, montador, diagramador, coordinador, gerente de producción, editor de noticias TV; y sobreviviente de las violaciones de derechos humanos y laborales en gobierno de AD.

 pedrorojas56@hotmail.eso

Visite el perfil de Pedro Alfonzo Rojas para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Pedro Alfonzo Rojas

Pedro Alfonzo Rojas

Más artículos de este autor