La oposición en la carraplana

Desprestigiada y sin proyecto la oposición venezolana sufre su Hara Kiri político. Las ambiciones y sus conductas moralmente cuestionables le quitaron la fuerza ganada en la confusión el año 2015 que le permitió conseguir una mayoría importante en las elecciones para elegir Asamblea Nacional. Este espacio político fue desaprovechado en una temprana conspiración para derrocar a Maduro, con lapso establecido de seis meses máximo y acciones progresivas que casi logran desatar una guerra civil. En la medida que recrudecieron las acciones belicosas, en esa misma medida la gente que migró de los NI-Ni y del Chavismo fortuitamente a la derecha circunstancial, comenzaron a regresar de su confusión y a persignarse, con un ¡Ay Dios mío tremenda cagada pusimos!

Indudablemente la oposición tuvo en las elecciones de la Asamblea Nacional su mejor momento desde 1999. Estuvieron cohesionados, aunque los cuchillos estaban clavados debajo de la famosa mesa por si acaso había que usarlos entre ellos. Esa Unidad duró poco, cada organización política quiso perfilar su líder fundamental, echando basura sobre los otros. En las múltiples visitas a la las televisoras, entraron en profundas contradicciones, fue un todos contra todos. La propuesta del Presidente Maduro de fomentar un diálogo por la paz terminó por resquebrajarlos, fraccionándose cada micro-partido en dos corrientes, a favor y en contra del diálogo, a favor y en contra de la Paz. En todas esas abundantes horas de contacto mediático en radio, televisión y medios electrónicos, con raras excepciones, hubo algo de luz, algo que le diera fuerza a un proyecto opositor. Cuando un discurso cuerdo se escuchó, no provino de los líderes opositores, sino de gente que milita en la oposición en una especie de "reserva" como el otrora Tigre Fernández y Claudio Fermín. Un ex Chavista experto en agricultura (Gaviria) también fue analítico aunque su propuesta es regresar a la agricultura obsoleta de altos insumos (contra lo sustentable) y quebrada de la IV República. Y el Cura Ugalde trabajó detrás del telón buscando un espacio para un "outsider" del capitalismo salvaje y especulador bochornoso, dueño de Polar.

A la fecha de hoy, el diálogo terminó con el poco prestigio que quedaba a la oposición. Sus negociadores cangrejearon las discusiones, firmaron Actas que luego desde Caracas, Bogotá y Miami enmendaban y regresaban con la cara de yo no fui a cambiar el rumbo de las negociaciones. México se retira de la mesa de diálogo por la imbecilidad compartida con sus aliados. Entretanto, sin florilegios, concreto y esperanzador, Jorge Rodríguez alentaba a la firma de un acuerdo. Eso lo espera más del 80 % de los venezolanos y la oposición se lo niega.

Durante el período de las cuchilladas entre ellos, abandonaron y descuidaron lo electoral. Ramos Allup los llevó al suicido con la no participación en dos elecciones recientes, bien sabe que los relictos adecos le permitirían legitimarse con facilidad ante el CNE. Los otros que se jodan, rumoran que dijo.

A estas alturas, la oposición luce en la carraplana, el financiamiento exterior ha menguado. El petróleo, oro, diamantes, y demás minerales prometidos a las transnacionales con prontitud no vino y sus mecenas se cansaron de hacerlos ricos y sin efectividad en su propósito de derrocar a Maduro. De cuando en cuando sus líderes se movilizan a la frontera colombo-venezolana a palpar la situación migratoria, la que motivaron por la desesperanza. Se toman unas cuantas fotos en el Puente Internacional Simón Bolívar, las envían a las redes sociales… y cuentan que aprovechan para cosechar algunos billetes verdes enviados para su sobrevivencia política por el Uribismo y el Para –militarismo.

Hoy están trancados, son menos partidos con capacidad de convocatoria, andan con los bolsillos rotos para una campaña, aunque aspiran que del norte mayamero les pasen los billetes verdes. No tienen candidato unitario, y sus propias palabras de duda en el proceso electoral, lejos de motivar su electorado, los coloca en huida. Cometieron el error de trabajar la filosofía de la desesperanza, promovieron una diáspora migratoria, donde 90 % de los que partieron les acompañaban en su propósito político. La descapitalización electoral del gobierno por emigración fue apenas de unos 500 mil votantes, contra 2 millones de la derecha. Las cuentas no le cuadran a la oposición, de seguir el proceso electoral fraccionados no llegarían a conseguir más de 25 % de los votos totales posibles (unos 4 millones de votos, los ausentes no votan), Maduro estaría buscando el 50 % (diez millones de votos, si no prospera una fragmentación de las izquierdas) y los abstencionistas podrían representar unos 4.5 millones, eso incluye a los ausentes en situación de ilegalidad en otros países.

La otra diferencia que opaca la oposición es la ausencia programática de gobierno. En tanto, Maduro carga su libraco, especie de lista de mercado de petitorios de asuntos perentorios para los próximos 6 años, logrados por información participativa en la construcción del Plan de la Patria subsiguiente. La suerte está en que los objetivos históricos, fundamento político de una nueva sociedad, siguen inmutables y cuando más ajustados a la nueva realidad post rentista.

También la oposición ha tomado como buena la idea del gobierno de los EEUU para embargar la producción petrolera venezolana, sin medir consecuencias. Entre tanto, la gente les mira como traidores. A la vista está que en otros países ese embargo petrolero ha seguido hacia una estrategia perversa de canje de petróleo por alimentos y finaliza con cruentas invasiones, que dejan de regalo bizarro la desolación, la muerte y la profundización de los odios entre hermanos de la misma Patria.

Tengo amigos y familiares que no comulgan con mis ideales socialistas, pero los veo deprimidos, saben que la oposición la llevaron a la carraplana esos insensatos que solo sirven para ser primera página del Nacional y de los panfletos mayameros, amén de los periódicos de derecha de América Latina, históricamente contrarios a las causas populares.

Esta oposición no tiene capacidad de participar en unas elecciones con probabilidades de éxito, en ningún mes del 2018…o quizás nunca.

Amén

 



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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