La grandeza de espíritu de todo buen venezolano (VIII)

Nuestro excelente paisano venezolano, Dr. Jacinto Convit, continúa su trabajo hasta con más pasión a pesar de que para la época ya cuenta con más de 70 años de edad. Y es así que entre las actividades del Sanatorio de Cabo Blanco, las del Dispensario Central y la asistencia al Servicio de Dermatología de la Casa Nacional de Beneficencia y del Hospital Vargas, continúa su actividad profesional hasta mediados de 1944. También se desarrolla, ad honorem, como médico de la Cruz Roja, seccional La Guaira, en el entonces departamento Vargas, localidad en donde se encontraba el Leprocomio. A fines de 1945, luego de especializarse en los EEUU; que implicó que conociese los servicios anti leprosos de Brasil, es nombrado Médico Director de las Leproserías Nacionales y posteriormente Médico Jefe de los Servicios Anti leprosos Nacionales. En 1947, después de presentar el desarrollo que logra en esta instancia, lleva a considerar su plan de lucha anti leprosa nacional, ante la Comisión Médico-Asistencial del antiguo Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y es nombrado Médico Jefe de la División de Lepra, instancia cuyo status cambia a Departamento de Dermatología Sanitaria y se transformaría luego en el Instituto Nacional de Dermatología, Instituto de Biomedicina y finalmente, en el Servicio Autónomo Instituto de Biomedicina, compartiendo alianzas con la UCV.

Jacinto Convit organiza la lucha anti leprosa nacional con la formación del personal y estructuración de los Servicios de Dermatología Sanitaria estadales. Fue de esta forma como se logra conocer la magnitud del problema de lepra en el país después de examinar a millones de habitantes, de poner bajo control unos 30.000 contactos y de descubrir unos 17.000 enfermos, procediéndose a su tratamiento y control ambulatorio, cambiando la orientación de la lucha anti leprosa de manera total, sustituyendo el aislamiento compulsorio del enfermo por su tratamiento ambulatorio así como el control y protección de sus contactos. Esta modificación radical de orientación en la lucha anti leprosa, atrajo los ojos del mundo e hizo de Venezuela un centro de entrenamiento internacional para administradores de programas de control de lepra. En la antigua División de Dermatología Sanitaria, se estructuraron los primeros laboratorios de investigación en el campo de la Microbiología e Inmunología de la Lepra. Teniendo en cuenta la relativa protección contra la lepra que confiere la vacuna BCG, la organización creada toma bajo su responsabilidad la casi totalidad del programa de vacunación BCG en el país y es de esa manera como se vacuna en un período de varios años a cerca de 8.000.000 de personas como actividad preventiva anti leprosa y antituberculosa.

A manera de ejemplo del éxito de estas Jornadas, en la pequeña población de descendencia alemana conocida como la Colonia Tovar, se había desarrollado un foco importante: de cada 100 personas de la comunidad, 12 estaban enfermas de lepra. El trabajo basado en los modernos conceptos desarrollados, se aplicó desde 1945 con toda intensidad en esa área y de 20 a 25 años después se logra un control completo de la enfermedad con la casi total desaparición de los casos nuevos, permitiendo transformar a dicha comunidad en un núcleo floreciente con una intensa actividad de turismo interno. A partir de 1960, se despliega una acción profunda para controlar otra enfermedad, la Oncocercosis, problema de salud pública; ya que es causa habitual de ceguera en los afectados. Esta enfermedad había sido descubierta por investigadores venezolanos algo más de diez años antes. Por el trabajo realizado, empleando una metodología semejante a la del control de lepra, se logra determinar la extensión del problema en el país, que abarca 9 Estados y el Territorio Amazonas y se diagnostican 30.000 enfermos que fueron sometidos a tratamiento y control. Para 1968 se integra como objetivo del trabajo sanitario las Leishmaniasis, tanto Cutánea como Visceral, estableciéndose un registro nacional de casos y realizándose estudios inmunoepidemiológico que permiten determinar las zonas endémicas de dichas enfermedades, estableciéndose el tratamiento ambulatorio de enfermos.



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José M. Ameliach N.


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