Se intensifica el movimiento separatista. La Cosiata (XIII)

Poco tiempo después que la municipalidad de Caracas acusara al General Páez ante el Congreso de Bogotá por una brutal acción contra la ciudadanía caraqueña, en sesión celebrada el 5 de mayo de 1826 resolvió la adhesión a los principios y causas proclamadas por la municipalidad y pueblo de Valencia. Este cambio en su posición respondía a que los miembros de esa corporación visualizaron la posibilidad de utilizar la figura de Páez para promover, como ya lo había exteriorizado Valencia, un movimiento de franca oposición a las directivas provenientes de la capital de la República (Bogotá en la Gran Colombia) Por otra parte, se debe tomar en cuenta que el General Páez dominaba el ejército y que, por lo tanto, los disidentes podían contar con el apoyo de la fuerza militar en su enfrentamiento con Bogotá. Rápidamente el General José Antonio Páez demostró su capacidad para convertirse en el caudillo, conductor de la lucha contra el centralismo, Poder suyo que se iría afianzando gracias al control del ejército y al hábil manejo político de la situación. La rebeldía de la Municipalidad de Valencia adquirió mayor fuerza el 11 de mayo, cuando Páez recibió la designación de Jefe Civil y Militar de Venezuela, decisión que fue refrendada por Caracas cinco días más tarde.

Por su parte el Caudillo Llanero lanzó una proclama el 19 de mayo, que reveló el grado de Poder con que había sido investido, expresando la verdadera orientación del movimiento iniciado en Valencia. En dicho documento anunció que se había encargado del mando de las "armas y de la administración civil" para remediar los males que Venezuela estaba sufriendo. En virtud de tales poderes reclamaba que se acelerara la convocatoria a una Gran Convención, que estaba prevista en la Constitución de Cúcuta para el año 1831, y afirmaba que la posición adoptada por estas provincias sería defendida por las armas de ser necesario. En una de las actas suscritas en Valencia se cuestionaron también los empréstitos externos contratados en Bogotá en 1822 y 1824 bajo el régimen del General Santander se ha gravado la nación con un empréstito ruinoso, negociado misteriosamente, y distribuido sin sabiduría y con parcialidad. Las rentas de Venezuela se encuentran comprometidas para su pago, a pesar de que no ha entrado en su territorio un equivalente proporcional al gravamen. Este problema estaba contribuyendo a profundizar la pugna con las autoridades neogranadinas en la medida en que los empréstitos implicaban un aumento de las obligaciones externas de Venezuela.

El movimiento separatista se extendió con rapidez en el Departamento de Venezuela, mientras numerosas municipalidades expresaban su apoyo al General Páez. Lo contundente de los acontecimientos puede apreciarse en la reunión celebrada en Valencia por las Municipalidades de los Departamentos de Venezuela y Apure con la finalidad de exigir las reformas de la actual organización de la República, sin las cuales estos pueblos se encontraban privados de los derechos de libertad, seguridad e igualdad. En dicha reunión se cuestionó duramente la actuación del Encargado de la Primera Magistratura, Francisco de Paula Santander, de quien se temía pudiera convertirse en Presidente de la República en 1831. Asimismo, se afirmaba que el gobierno central había actuado arbitrariamente con relación al General Páez. En la Asamblea de las Municipalidades de los Departamentos de Venezuela y Apure se exteriorizaron nuevamente las críticas a la Constitución de Cúcuta por no haber sido sancionada por el voto libre de los pueblos, ya que en el momento de su promulgación Venezuela estaba aún ocupada por el ejército enemigo.



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José M. Ameliach N.


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