Carta para la madre coraje venezolana, Inés Esparragoza

Querida Compatriota Inés:

Te conocí por los medios de comunicación social (por los medios del Estado), cuando tu hijo Orlando Figuera, lo quemaron vivo y lo apuñalearon cruelmente en Altamira (en el mes de mayo de este año), siendo una víctima del más crudo fascismo y que nuestro país, nunca haya vivido ni visto, un hecho tan diabólico que conmocionó la opinión nacional e internacional.

Tu hijo, un joven de nuestro pueblo, con sus bellos sueños y un futuro por delante, nunca se imaginó encontrarse con el horror del infierno. El infierno de Dante quedó corto, para describir ese fatal e injusto momento. De pronto, un ateo (o atea), reclamaría con indignación: Si Dios existiera ¿Dónde estaría que no socorrió a ese pobre joven, que tenía derecho a la vida y a transitar libremente por cualquier lugar del país? Si Dios existiera ¿Por qué permitió que ese muchacho fuera asesinado vilmente de esa manera?

Ls diabólicos fascistas que tomaron Altamira, vieron a Orlando como un ser humano que no tenía valor: su origen social y el color de su piel, fue el punto de ataque, para asesdiarlo criminalmente. De inmediato, lo señalaron como chavista. No perdonaron que fuera pobre y afrovenezolano. No perdonaron que fue hijo de la Revolución Bolivariana. No perdonaron que fue hijo de una digna mujer de nuestro pueblo, y que tenía muchos sueños por delante.

¡Tu hijo Orlando Figuera, se convirtió en un mártir venezolano!

Te confieso querida Inés, que al ver esas feroces imagenes -al igual que toda madre venezolana que lo vió-, desgarraron mi alma y al conocer por las noticias de VTV, Telesur y aporrea.org (lamentablemente, los medios privados -huestes de la derecha-, no difundieron el caso), tu rostro destrozado en lágrimas y dolor, de corazón me uní a ese dolor también. Quería abrazarte como mujer y madre de este noble pueblo y darte fuerzas. Como yo, se fueron uniendo un ejército de mujeres anónimas, madres e hijas de la revolución, a acompañarte moral y espiritualmente.

Desde ese momento, te llamé MADRE CORAJE. Tu dolor es el de muchas madres de este mundo, que sufren por la desaparición y el horror de ver muertos a sus hijas e hijos en guerras, en actos terroristas, en muertes injustas... Tu rostro lo llevan las madres de Palestina, de Siria, de Iraq, de Libia, del Sahara Occidental, de Yemen, de Somalia, del Congo, de Colombia, de México, Honduras, Guatemala... ¡Hasta de la tierra del imperio, cuando atacan sin piedad a miles de personas de origen pobre, indígena y afrodescendiente!

La represión y la violación de los derechos humanos, a manos de gobiernos de derecha y sectores políticos poderosos, siguen atacando en cualquier país del mundo, a pobres, a cristianos comprometidos, a campesinos, a indígenas, a afrodescendientes, a mujeres, a la comunidad sexo-diversa... ¡Pero en nuestra amada Venezuela, no podemos permitir que el diabólico fascismo, siga dañando sin piedad!

No soportaste la canallada, de aquella exfiscal (que no vale la pena nombrarla), que apoyó a corruptos y a criminales, ignorando la muerte de Orlando (cuando decía que "era un montaje"). Tu grito valiente y justiciero, llegó al Gobierno Nacional. Tu grito valiente y justiciero, llegó por toda Venezuela y por el mundo. Tu grito valiente y justiciero, se hizo presente en la Ley conta el Odio y el Fascismo. Tu grito valiente y justiciero, levantó la paz, la sensibilidad y la solidaridad del pueblo venezolano.

Este año se nos va, Madre Coraje. ¡Qué tristeza y dolor tan grande sentir en una madre como tú, no disfrutar un día de la madre, el día de cumpleaños de tu hijo, las fechas de navidad y fin de año! Tu dolor no se puede definir, porque es inexplicable. ¡La muerte de tu hijo, jamás quedará impune! ¡La justicia es tu bandera de mil batallas!

Qué bonito sería Madre Coraje, ver en el rostro de miles y miles de jovenes venezolanos como tu hijo Orlando, que se levantan temprano a luchar por la patria. Es juventud que sueña en grande: que trabaja, que estudia, que practica deportes, que se destacan en las artes, los que son cultores, los que fomentan la cultura de los valores -como en cada paso que dan-, los que tienen fe por delante, los que alcanzan un logro... ¡Esa es la siembra que deja Orlando en cada rincón de nuestro amado país!

¡Madre Coraje, tu lucha es noble y jamás será vana! ¡No te rindas! ¡Un abrazo de luz para tí!



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Siboney del Rey

Poeta venezolana, activista por la paz y la solidaridad con los pueblos del mundo. Productora Nacional Independiente, Guionista y Reportera. Primera poeta venezolana, en recibir en manos del Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías, la orden "Heroínas de la Patria".

 sinfronteras_al@yahoo.com

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