No es crisis humanitaria es crisis de humanismo

Existen cuatro entidades de la ONU que desempeñan papeles fundamentales para prestar asistencia humanitaria: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el programa Mundial de Alimentos, bajo el criterio de que la ayuda humanitaria es una forma de solidaridad o cooperación, destinada por lo general a las poblaciones pobres, o a las que han sufrido crisis humanitaria, causado por fenómenos naturales o conflictos armados de alta intensidad que pueden poner en peligro la vida de millones de personas; es decir, esta forma de ayuda responde a las necesidades básicas o de urgencia que se pudieran generar, como hambre, hambruna, reconstrucción de infraestructuras, salud, protección de la infancia y poblaciones desfavorecidas, construcción de las redes de comunicación, entre otros factores, producto de este tipo de catástrofes. La oposición trata de confundir y de manipular este término para que en Venezuela se aplique la "ayuda humanitaria" al modo del imperio que más daño ha causado a la humanidad, los Estados Unidos. Su cinismo no tiene límites, exige al gobierno que abra los canales para la asistencia de una ayuda humanitaria, pero ellos generaron esta crisis económica alimentaria pidiendo intervencionismo, bloqueos económicos, sanciones y colocar a Venezuela en la bancarrota; han financiado saqueos, guarimbas y odio. Su inhumanidad no tiene parangón. Los venezolanos estamos viviendo la peor crisis jamás vivida, supera a la del paro petrolero del año 2002, solo que en aquel entonces la industria petrolera la tomó la revolución por la fuerza destronando la meritocracia y en este presente, la PDVSA roja rojita, desde Rafael Ramírez hasta acá, la saquearon y no contamos ahora con sus derivados básicos como el gas, gasolina y gasoil, colocándonos ante la peor vergüenza mundial en materia de corrupción para destronar la revolución. Es innegable que estamos ante una guerra no convencional y que esta puede desembocar en asistencia humanitaria; pero si ésta se da al estilo yanqui, Venezuela superará al terrorismo que se vive en Libia: nos obligarán a arrodillarnos ante las fuerzas extranjeras, que se suplanten las funciones del Estado venezolano y sacar por cualquier medio al presidente y demás líderes elegidos por el pueblo. En este sentido, es importante distinguir lo anterior, entendiendo la situación del país, para redireccionar sus necesidades, conceptualizar los términos a aplicar y para qué se van a tomar las mejores decisiones considerando el proyecto revolucionario que logró grandes avances en materia social.

La oposición dice que en Venezuela no se produce nada y la mayoría lo cree, lo repite, lo cual no es cierto. Aparte de petróleo, sus derivados, minerales y mujeres bellas; en materia de alimentos, aquí se producen las mejores reses, pescados, verduras, legumbres, tubérculos, frutas, café, cacao, azúcar, lácteos, variedad de leguminosas, entre otros rubros, porque tenemos la mejor tierra; sin embargo, la mayoría de estos bienes (procesados y no procesados), se lo están llevando para la frontera, así como medicamentos, papel moneda, ropa, calzados y otros productos, porque hay cinco grupos que se benefician directamente. Ejemplo caso Colombia: los que sacan los rubros (puede ser bachaquero o empresario disfrazado), los guardias nacionales que matraquean, el colombiano empresario que recibe la mercancía, los hermanos colombianos que compran nuestros bienes a menor costo que el que ellos puedan producir y el gobierno colombiano que se hace de la vista gorda para no atender a sus ciudadanos en la frontera. Solo hay un grupo perjudicado y es el pueblo venezolano. Los líderes de la Unión Europea, del Norte, el Grupo de Lima, de MERCOSUR dejarían de ser antihumanos si se preocupasen más porque los presidentes de nuestros países vecinos brinden la asistencia social y alimentaria a sus ciudadanos y no desangrando a Venezuela para llevarla a la hambruna total, e imponer sanciones por usar nuestro signo monetario como una herramienta para desestabilizar un gobierno legítimamente electo. El gobierno venezolano también debe aplicar las medidas urgentes necesarias: mayor supervisión y control en la frontera, renovando a quienes custodian hoy día los mismos, imponiendo sanciones severas contra estos funcionarios que se acostumbraron a matraquear. Sus conductas son las más antipátridas que la de cualquier dirigente de la oposición porque hacen uso de un uniforme para delinquir y contribuyen al daño económico, moral e inhumano del país. La mayoría de los funcionarios públicos se han contaminado de los vicios del capitalismo: la quiebra de la mayoría de las empresas estatizadas no es solo responsabilidad del gobierno, también ellos tienen su cuota de responsabilidad. Los trabajadores permitieron la paralización de los centrales azucareros, de las industrias lácteas, del cemento, en fin. El sector empresarial privado tiene su cuota de responsabilidad en esta crisis, valiéndose de un Dólar Today para especular con los pocos productos que nos quedan.

La crisis real es la ausencia de un alto valor de humanismo, porque estamos dejando de pertenecer a la especie humana para convertirnos en la peor barbarie donde pretendemos colocar a nuestros hermanos compatriotas venezolanos en la mendicidad. La oposición apuesta a la guerra, al dolor y al odio; se inspiran en el estilo de vida de Europa y Norteamérica; nos imponen sus religiones para dominarnos; tienen sus amos y optan por un ejército para que nos invadan; se unen a países enemigos del proyecto bolivariano, a aquellos que atentan contra nuestra soberanía, que desean una intervención y piden un canal humanitario. No nos dejemos engañar cuando nos hablen de canal o ayuda humanitaria, porque mientras ellos justifican acciones tan dispares como la colonización española, o la intervención gringa como quiere Julio Borges, los humanistas pensamos en el porvenir tratando de superar la crisis presente, creemos en la libertad y en el progreso social en colectivo; aspiramos a una nación más humanista, en un mundo multipolar; queremos un ejército de libertadores que lleve la esperanza y la solidaridad como un principio integrador de los pueblos, tal como siempre lo ha hecho Venezuela con los países hermanos. Está en crisis es la falta de humanismo que nos inocularon todos los elementos antes mencionados, por su ambición y su odio. Aún estamos a tiempo para reencontrarnos para mirar a nuestro hermano. No me refiero solo entre venezolanos, sino con todos los habitantes de este plano. Cuando tu casa sea mi casa y mi casa sea la tuya, mis hijos sean los tuyos y los tuyos sean los mismos, habremos logrado el propósito por el cual bajamos a este plano: un mundo más humano.

(*)esmeraldagarcia2309@yahoo.com

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Esmeralda García Ramírez

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