Cultivando Patria; Guayacancito de ayer y hoy, feria gastronómica del pescado

Desde las redes sociales; informaciones, comentarios, fotografías… entusiastas participantes, cordiales, alegres… lejos, muy lejos de la adversidad, los rostros de mujeres y hombres buenos, nobles… ¡hombres y mujeres de mar! desde el pueblo de Guayacancito, constituyen la novedad noticiosa del día.

¡Por segundo año consecutivo realizan la Feria Gastronómica del Pescado!

Su pasión y amor por el arte culinario a partir de los frutos marinos autóctonos cosechados del trabajo y esfuerzo diario desde tiempos remotos evocan historias, recuerdos de un espacio-tiempo no muy lejano para unos y desconocido para la gran mayoría de la joven población guayacancitense. Su esfuerzo y decisión merecen todo el reconocimiento y la correspondiente reseña histórica.

Fundado el 4 de Octubre de 1926, Guayacancito, a sus 91 años, se extiende de Este a Oeste, entre "Los Olivos", "El Atravesao" y la "Punta Manzanillo" hasta "Las Barrancas" pasando por "El Morro". Desde el Norte con la carretera local 5 hacia el Sur bendecido por las aguas del Mar Caribe venezolano que baña las costas de la Isla de Margarita. ¡Su corazón palpita en audaz galope en la Longitud 64º 12´57,1" Oeste, Latitud 10º 56´23,0" Norte!

Del tiempo más lejano, entre las "rancherías" de Chano, Teresa, Salomón, López; "El Crepe", "La Tiñosa" y "La Gracia" menos deteriorada que los anteriores, vivían el destino de los barcos viejos; varados, definían la playa dónde había que pedir permiso a Salomón, "Mano Monche", para jugar a los piratas, pescadores, contrabandistas, a los grandes, viejos, aventureros y soñadores marinos, o para pescar camarones y cangrejas en "la poza e Jacinta". Jacinta Valerio, la Tía Jacinta, a decir de muchos; la mujer, madre y padre, de más guaramos de una época más vieja. Cantaba, reía, versaba, también peleaba, mientras "coordinaba y jalaba la cuenda el plomo a boza" como cualquiera de los hombres o buscando el agua desde "el Hato e Natalio", ¡era incansable! Al otro lado, sur-oeste, "La Poza e Tello" también serbia para pescar, entre las piernas, camarones y cangrejas, ¡pobre de aquel cuyos genitales estuvieran a merced de tan poderosas mandíbulas!

Entre López y Valentín se extendía una enramada con piso de blanca y brillante arena, era el punto de reunión y juego, juegos que terminaban en reales "coñazas a puño limpio" entre muchachos; "Agustín Ceverita" y "Chicho Julieta" eran casi siempre los primeros y únicos contrincantes. Entonces, para ese tiempo, en la playa, entre las enramadas, existía una letrina de cuatro horcones y un paraban de hojalata de zinc. ¡Casi siempre limpia por efectos de la marea!

Noviembre, durante las fiestas patronales de la Virgen Milagrosa, "Juana Loña" era sin duda la persona más esperada; ¡traía pan de leche, aliñao, rosquitas, tunjas, cucas, piñonate..., sólo posibles de consumir en otro momento si visitabas El Valle del Espíritu Santo o San Juan! Los domingos, días de fiesta nacional o navidad y año nuevo, los atractivos de Guayacancito estaban en la gallera de la tía Jacinta, después de los gallos, sus hijos los hermanos Valerios; Beltrán y Diógenes, "el capi", peleaban entre ellos, cuando no contra sus "primos" los Valerios de Nicanor, Salomón, Ño Cuchillo. A pesar de lo crudo y duro de la cuestión, ¡sólo eran peleas de familia a coñazo limpio! Uno que otro momento difícil dónde surgía la amenaza de buscar la escopeta. ¡El máuser o la carabina! El otro atractivo, por años, estuvo en el campo deportivo con el béisbol y el maratón como banderas de gloria a lo largo y ancho de la geografía margariteña. Para un tiempo anterior, donde no existía el Bar de Jacinta, ¡el cine llegó a Guayacancito!, al aire libre proyectado sobre la pared de "la casa e Chica ramona", hija de Marcelina, "Chelina" la partera de los 60. Los bares de Valentín, Toribio, Juan Valerio, Segundo y el de Jacinta también eran parte del atractivo y distracción en los primeros tiempos. Para los tiempos medios, 80, 90, "Goyo Rey" y "José Catapun" marcaron la nota con "la miniteca"

El capi, ¿por qué lo llamaban el capi? Siempre se contó que; "todero y diligente para la acción como cualquier venezolano", estaba a la orden de quien lo buscara para trabajar, en una oportunidad – dicen – dijo ser el mejor capitán de barco, con la mala suerte de encallar su primer navío en la punta de Araya. Nicolás Valerio, "Manocolas"; jocoso, siempre con una sonrisa y disposición de un chiste, no pelaba un velorio, era el atractivo necesario para mantener el velatorio cuerpo presente y los subsiguientes días de rezo. José Inocente; "Chinovillo", ¡cuentero como nadie!, pero un alma buena, noble, de esas que encarnan y reencarnan viajando entre épocas en tiempo y espacio, el mecánico del pueblo, nunca supe dónde trabajó, dónde aprendió tantas cosas. En el más sorprendente de sus cuentos orales narra su trabajo en un "vapor" tan grande que su manga no pasaba entre Margarita y Cubagua y por su eslora los tripulantes de proa y popa no podían verse a menos que viajaran cinco días en motoneta de un extremo a otro. ¿Dónde escucho Chinovillo esa historia? ¡en la oralidad margariteña o realmente era una de esas almas buenas que en sucesivas reencarnaciones viajan entre épocas! – Esa historia es narrada por Julio Verne en "veintemil leguas de viaje submarino" (1870) atribuida a pobladores del Mediterráneo – ¿dónde la escuchó? ¿dónde la leyó? ¡Sabia leer, o simplemente era uno de esos antiguos pobladores mediterráneos! ¿Era Chinovillo parte de la tripulación del Nautilus?

"Vernabela", ya de vieja, su fisonomía aún mostraba belleza, rostro europeo de la Holanda colonial que poblaron nuestro continente, ¿era "Vernabela" descendiente de holandeses? ¿Fue su cabellera oculta por años como protesta contra su padre? De la narrativa guayacancitense; el padre, en la juventud de "Vernabela", cortó sin misericordia su cabellera para, aparentando ser un hombre, ocultar su belleza. "Vernabela" nunca más cortó su cabellera y la ocultó hasta su muerte en una funda de almohada. ¿Cuántos hijos y nietos tuvo "Vernabela"?¿Quienes son?...

Rafaela y Rosalia eran las "sobadoras" y "saca espinas" del pueblo. Secundino, el barbero, hermano de Aquilino; el que sin pensarlo dos veces – contó – caminar ida y vuelta de Guayacancito al Valle del Espíritu Santo para ver a la Virgen. ¿hermanos de "Yaya" o de Julián, tíos de "Cuacha" y "José desnudo"? ¿Por qué "José desnudo"? Apartados, excluidos o establecidos por convicción y "herencia" en el Morro, José creció desnudo, a sus 18, 19 años, a lo lejos, desde el mar, aún se le veía andar desnudo por la playa, de una casita a la otra, ¡no conocía ropa, no conocía escuela! Al percibir la presencia de visitantes corría a esconderse. La Escuela, Concentrada Nº 17, con horario escolar de 9:00 am hasta las 12:00 m, almuerzo, receso, y de 2:00 pm a 4:00 pm. La mayoría de sus maestros abnegados, ¡pocos eran los reposeros! Benito Valerio, "el mocho e pilar", dijo haber sido el primer y más reaccionario de los alumnos al inicio de esta escuela en la casa e Cornelio. De nacimiento "mocho de una mano", en sus heroicas narrativas, cuenta cómo luchó y venció a una "tintorera" para salvar su vida, en esa feroz lucha contra tan poderoso enemigo, ¡sólo perdió una manó! ¡A mocho e pilar, por una mala táctica en el combate cuerpo a cuerpo, y a pesar de sus dos metros de estatura, lo venció un enano en la gallera de San Francisco!

En ese Guayacancito recuerdo los amores de "Ercinia" y Felicio como el de "Anicacio Moro" y Amelia que al mejor estilo de "Romeo y Julieta" se desarrollaron tormentosos, profundos, poco entendidos o mal entendidos por enemistades familiares y peleas diarias. El quehacer lo marca la pesca; corocoro y carite en la "Punta Manzanillo", hacia "Las Barrancas"; lamparosa, cataco, picúa, robalo, sábalo, atún, margariteños, cují, cherechere, bagres, lisa. La nasa, el tendedor, "el mandinga", la red de cerco, predominan como artes y trastes de pesca. También eran parte de esta economía la "patecabra" o pepitona y el erizo, en menor grado la "tripeperla". Como en todos los pueblos de Margarita, también se vivía del contrabando de productos provenientes de Curazao, Trinidad y Martinica comercializado entre margariteños o entre margarita y tierra firme. Durante la recluta todo mundo salía a ocultarse entre rancherías, entre los botes o en el peor de los casos al monte, hacia la "loma e guaraguao", "la loma e buena vista", para los 80 a los policías se les pagaba alrededor Bs 20 por elegible pa´la recluta.

Al inicio de los 70, el agua era suministrada en dos puntos a lo largo de la llamada calle principal desde el Tanque en Punta Manzanillo que a su vez era surtido por gabarras desde Sucre, Una planta suministraba electricidad entre las 7.00 pm y las 10:00 pm para el alumbrado público y tres o cuatro televisores en el pueblo. También funcionaban dos o tres líneas telefónicas. El maíz y su molienda en las casas de Valentín, Chevita o Madalena también era parte del quehacer y las peleas diarias en Guayacancito.

La vida de Guayacancito a partir de la necesidad económica y poca rentabilidad de producción pesquera también la marcó, con mucha profundidad, la política; primero durante la dictadura de Pérez Jiménez, como contrabandistas y comunistas, luego; ilegalizado el PCV durante los gobiernos de Betancourt y Leoni, unos siguieron siendo contrabandistas, otros pocos comunistas, socialistas o guerrilleros y otros más, adecos y copeyanos. ¡En el fondo, por sobre las adversidades y profundas desavenencias políticas, todos seguían siendo compadres! Una que otra pelea por los gallos, las balizas, las nasas, los conucos, los chivos…, los amores.

Esa es parte de la historia de Guayacancito, un pueblo al sur-este de la Península de Macanao en la Isla de Margarita, donde hoy como desde tiempos pasados; ante la adversidad, con dificultades políticas, sociales, económicas, de salud, seguridad…, hombres y mujeres, jóvenes, nobles, pescadores, luchan con heroicidad y entusiasmo, como hermanos, como uno solo por el bienestar de la comunidad, contra la falta de atención gubernamental; por el agua, la electricidad, el aseo... A través de la 2da Feria Gastronómica del Pescado, desde el pueblo de Guayacancito, sus hombres y mujeres, por sobre las desavenencias políticas, familiares, amorosas… nos muestran cómo vencer las dificultades, nos muestran la Venezuela posible, soñadora, alegre, buena y noble. ¡Heroica, liberadora!

A los ¡ganadores!, Bertha, María, Carlos, sus ayudantes y fans ¡Felicidades!, a los no ganadores, también felicitaciones, imagino que desde ya están pensando cual será la receta y la pieza para, dentro de un año, ganar la 3ra Feria Gastronómica del Pescado Guayacancito 2018. ¡Eso no se queda así! A los organizadores, en la distancia; mi cariño, apoyo y colaboración.



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Felipe Marcano


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