El Chavismo Oficial: Nacional-Estalinismo, neolengua y sometimiento ciudadano

El Nacional-Estalinismo se las juega todas: sabe que el tiempo, y sus propias incapacidades e imposibilidades de gestionar adecuadamente la crisis obran en su contra porque de hacerlo, tendría que disolverse como opción política. Su sobrevivencia, paradójicamente, está atada a la preservación y mantenimiento de la crisis, aunque estratégicamente ésta amenace con borrarlos o barrerlos, que a los efectos prácticos, vienen a ser sinónimo. En este preciso momento, ello implica asumir crudamente un dilema: o se consolida ahorita o se derrumba en el mediano plazo. Intenta ganar tiempo, tomar ventaja de la más pequeña oportunidad que se presenta o fabricarla si es preciso. Para ello cuenta con el control y uno de los ejercicios de poder más absoluto que haya podido ser acumulado en la historia contemporánea de Venezuela. Sin embargo, eso no parece resultarle suficiente. Una cosa es ejercer el dominio absoluto y contar con los recursos para hacerlo sobre una sociedad inerme, azotada por el hambre y las enfermedades y la ausencia de alternativas y soluciones visibles a la más pavorosa crisis societal de la que tengamos memoria, y otra cosa muy distinta es ejercer ese dominio sobre la base de la legitimidad que mana del consenso democrático, ni siquiera al interior del bloque de organizaciones que se suponen, son aliadas al proceso.

Si algo ha demostrado el ejercicio del poder del Nacional-Estalinismo, es que es cualquier cosa menos democrático. Su obsesiva y enfermiza persecución del Poder, le conduce incesantemente a realizar demostraciones de fuerza represivas físicas o simbólicas, cuya finalidad no parece otra que la de la generación de un terror dosificado y bien administrado sobre la población en general y especialmente sobre todo aquel que pueda ser percibido como una amenaza real o potencial, presente o futura contra la perpetuación en el poder de la casta gobernante.

Intentando conservar y expandir a costa de lo que sea el poder que detenta, el Nacional-Estalinismo atropella y liquida todo vestigio de democracia existente en el país en nombre de la “salvación de la Revolución”, no obstante lo cual la nomenklatura dirigente sigue enarbolando vacíamente el discurso de la paz. Pero, a cual paz se refieren? No es la paz que surge, como hemos dicho del consenso, y menos aún de la justicia. Es la paz del miedo. La paz del sometimiento; de la sumisión. La paz de los humillados y de los burlados. De los hambreados y escarnecidos. Esa es la paz a la que aspira el Poder Constituido enseñoreado, traficado engañosamente y enmascarado como omnipotente Poder Constituyente.
Para los atrevidos, para los indóciles e insumisos, una nocturna Operación Tum Tum, con un deliberado exceso de armas y pasamontañas quizás pueda encarrilar a los descarrilados. Para los que eso no es suficiente, el recuerdo del destino de Alcedo Mora pende como promesa advertida con el silencio de quien debió hace rato, resolver el acertijo y simplemente no lo hizo porque prefirió bailar pretendiendo que todos éramos felices. Aunque acostumbrados a calificar a cualquier adversario con el adjetivo de “fascista”, la nomenklatura dirigente pareciera empeñada en parecer muy fascista. Muy represivos, -de nuevo-, no solo físicamente, sino también simbólica y lingüísticamente. Es una fórmula de amedrentamiento colectivo que aspira inhibir la crítica, la protesta y la exigencia de una verdadera gestión de gobierno de cara al pueblo y no de cara a alguna facción de la boliburguesía, de algunas trasnacionales específicas y gobiernos “amigos”. Es la metáfora del hampa más descompuesta o del terrorismo de factura USA-Israelí (ISIS, Al Qaeda, Al Nusra) que exhibe arrogante y agresivo su armamento como demostración de su capacidad bélica o sencillamente de su disposición a causar daño, o peor aún, que exhibe los restos mortales sangrantes de alguna de sus víctimas como demostración ejemplarizante y como escarmiento diabólico de lo que le sucede a quienes osen enfrentarlo. El video de la Operación Tum Tum aplicada al expresidente de PDVSA en el que se observa a un efectivo militar encapuchado esposando a Del Pino no tiene por objeto que el común de los mortales tenga como veraz la supuesta “Cruzada anticorrupción”, sino que sirva como espejo en el cual puedan verse quienes con su conducta se colocan en una situación que el partido puede considerar como inamistosa: “Si esto sucede con este personaje, que quedará para un nadie como yo que se enfrente a Maduro”. El Nacional-Estalinismo perdió la vergüenza y cuando el poder pierde la vergüenza, suele mostrarse en toda la crudeza de las peores ideas que lo animan. Se muestra entonces en su rostro más represivo, coercitivo, dominador y desvergonzado a la vez. No se puede bailar, mientras el prójimo muere de hambre sin que ello no implique una pérdida de toda vergüenza y humanidad.

Como todo régimen tiránico que tenga una valoración adecuada y precisa de sí mismo, el Nacional-Estalinismo también tiene una neolengua. La neolengua es más que una simple inversión de los significados. Se trata de una suerte de resignificación del lenguaje de uso común que dota de nuevos sentidos, imágenes y representaciones a ese lenguaje y lo que él mismo designa. En la neolengua del chavismo oficial no fue que el CNE postergó por más de un año las elecciones de Gobernadores, sino que la ANC “las adelantó”; las jugadoras de la selección sub-20 no están desnutridas sino que decidieron ponerse a dieta porque delgaditas se ven más bellas; a Kenneth Zseremeta no se le destituyó por haber denunciado la desnutrición de las atletas sino porque la selección "...no obtuvo los resultados esperados..."; a Ángel Prado no le fue bloqueada su intención de ser candidato a la Alcaldía de Simón Planas sino que no se le puede autorizar su candidatura ya que él mismo había decidido hace dos años renunciar a esa postulación pues cualquier constituyentista puede dejar de “defender” a los electores que lo escogieron, menos el de Simón Planas; el presidente de ViveTv no fue destituido de su cargo por haber entrevistado a Eduardo Samán, sino porque él “…siempre pone el cargo a la orden cuando llega un nuevo jefe”, y claro, su nuevo Jefe decidió tomar su renuncia, casualmente, justo el día de la entrevista. Lo curioso es que también "renunciaron" la Jefa de Prensa y el Coordinador de la Transmisión. A usted no le obligan a escuchar el “Noticiero de la Patria” en Cadena Nacional de Radio y Televisión cada mañana, sino que usted lo pide a gritos “por su derecho a estar informado”. Cuando el chavismo pierde una elección en alguna entidad, inmediatamente se designa a un “Protector” porque los idiotas ciudadanos de ese estado son tan idiotas que en vez de un Gobernador o Alcalde escogieron a un sicario, del cual hay que protegerlos, aunque en la cotidianidad de los espacios “protegidos” no hay quien proteja a los ciudadanos de sus Protectores.

Mención aparte merece el más novedoso y sofisticado mecanismo de sometimiento inventado por el chavismo oficial: el Carnet de la Patria. En el imaginario que diseña e impone el Nacional-Estalinismo, Usted ya no es un ciudadano. Usted es un Código QR. A partir de allí, (y solo a partir de allí) puede gozar de las prerrogativas clientelares que el Partido-Estado dispone para sus portadores. Usted no es un sujeto de derechos y deberes. Eso es muy burgués. Usted es un cliente cooperante, ni siquiera ya un militante. Y el vínculo clientelar entre usted y el Partido–Estado es su carnet. En la era del Nacional-Estalinismo importan más los dispositivos de vinculación clientelar diseñados por el Partido-Estado para someter y encarrilar a la ciudadanía que la existencia (aun constitucional) de algún derecho, o que la obligatoriedad de las instituciones públicas de garantizarlos sin discriminación alguna. Por eso, a la sobrina de una amiga que acude al Hospital de Quíbor a operarse, en lugar de exámenes preoperatorios le solicitan el Carnet de la Patria.

Atrás van quedando los Derechos Humanos consagrados en nuestra constitución y en el caso del ejercicio de la medicina, hasta el juramento hipocrático. Lo mismo empieza a suceder con la Bolsa del Clap, con la posibilidad de un empleo en la Administración Pública, y en general, con cualquier cosa que guarde relación alguna con la vida pública del país. Si usted no posee el Carnet de la Patria simplemente empieza a carecer de esos derechos. El requisito para el pleno ejercicio de los derechos humanos ya no es el de sencillamente ser humano, sino portar el Carnet de la Patria. Si le parece que eso es normal, si eso no le indigna, no le parece injusto, ilegal, inconstitucional pero sobre todo, si eso no le parece sobremanera inmoral, usted es la clase de sujeto dócil, amaestrado y correctamente entrenado en las artes de la obediencia que el Nacional-Estalinismo requiere, promueve y reclama. Con Usted el mandado está hecho.

Y si la situación aún le resulta anómala, extraña o incomoda o si teme que el sistema no funcione y usted pueda resultar perjudicado o los beneficios del Nacional-Estalinismo no alcanzan a llegarle no tiene que preocuparse. La promesa de garantizarle la “Suprema Felicidad” se mantiene en pie. De hecho, no tenga dudas: vivimos ya en Un Mundo Feliz, aunque no estemos en 1984. Si Ud. no lo cree debe ser porque no ha mirado lo suficiente Venezolana de Televisión, o no ha escuchado suficientemente alguno de los múltiples medios de información del Partido-Estado); así que ya sabe lo que tiene que hacer. No sea aguafiestas y aburrido. Su infelicidad es escuálida y pitiyankee y le hace el juego a la derecha apátrida y al imperialismo, Sea feliz. Vea el Canal 8, o mejor, vea Tves, que tiene más flow, y todo queda en familia.

Moisés A. Durán // 02-12-2017

mduran1405@gmail.com // @Moisesccs

 



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Moises Durán


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