Corrupción, impunidad y castigo

En el excelente libro de Ignacio Ramonet, "100 horas con Fidel", hay una historia contada por el comandante que me impresionó muchísimo. Le cuenta Fidel a Ramonet como tuvo que mandar a fusilar a unos importantes militares, antiguos compañeros de lucha en la Sierra Maestra, debido a que se involucraron en el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos, debe haber sido una decisión muy difícil, que seguramente causó dolor y resentimiento hacia Fidel en la familia de los acusados, pero bien sabia el comandante que la reputación de la revolución cubana estaba en juego, y que la impunidad destruiría la ética y la moral del pueblo revolucionario, los imputados, conscientes también de esto y de su garrafal error, aceptaron su destino con la frente en alto, y no salieron corriendo hacia Miami ni se refugiaron cobardemente en una embajada, como algunos de nuestros politiqueros delincuentes.

Los procesos revolucionarios, si son realmente revolucionarios, siempre estarán llenos de contradicciones, de pensamientos y sentimientos encontrados, incluso de conflictos, casi siempre creados desde afuera del proceso y magnificados por las quintas columnas sembradas por las fuerzas antirrevolucionarias, siempre opuestas a cualquier movimiento que amenace sus privilegios. El proceso bolivariano no escapa de todo esto, especialmente por ser una revolución en una de las naciones más ricas en recursos naturales y con una ubicación geoestratégica necesaria para los planes de control y saqueo total de los poderes hegemónicos

Un punto muy importante es que las fuerzas del chavismo son muy diversas, hay izquierdistas con la cartera bien agarradita en la derecha (como siempre nos recuerda Walter Martínez), existen bolivarianos de derecha pero muy nacionalistas y que apoyan la lucha por la soberanía de la patria, izquierdistas tan radicales que dan la vuelta completa y parecen todo lo opuesto, y por supuesto, hay muchos que se han dado cuenta de la importancia del momento histórico y del papel que como revolucionarios deben interpretar con total entrega y dedicación, capaces de sacrificarse completamente en defensa de la soberanía de la patria y el bienestar de su pueblo.

No es de extrañarse entonces que el proceso constituyente no sea algo sencillo, y que sea casi imposible tomar decisiones apuradas, sin consultas y discusiones previas, internas y públicas, entre los representantes de los diversos sectores de la población.

Escribo esto, porque al igual que a todos los venezolanos, nos inquieta y a veces impacienta la aparente falta de medidas rápidas y contundentes en contra de los graves problemas que nos afectan, sobre todo en materia económica.

Entendemos que el compañero presidente Nicolás no la ha tenido para nada fácil, y podemos observar que va tomando las medidas necesarias para proteger a su pueblo mientras se encuentran soluciones coyunturales a los problemas .Además estamos cada vez más convencidos de lo acertado de la decisión del comandante Chávez cuando nos pidió que lo eligiéramos como presidente de la patria venezolana, dudo que algún otro nos hubiera podido guiar, con tantos éxitos, en estos tiempos de conflictos y caos general que hoy azotan al mundo. Pero los graves problemas y las amenazas a las que se enfrenta el país, no pueden ser resueltas solo por el presidente Maduro o el actual gobierno, solo la organización y la participación solidaria de todos los ciudadanos podrán sacarnos de este atolladero histórico.

Aclarada nuestra posición, quisiéramos hacer algunos comentarios críticos sobre algunas cosas importantes para el futuro del proceso revolucionario bolivariano.

Es sumamente peligroso que la idea de que este es el gobierno más corrupto de la historia universal, divulgada muy a propósito por los continuos rumores sembrados por la contra, y por la propia dinámica de una revolución en uno de los países más ricos del mundo, donde para muchos es muy difícil aguantar los cañonazos de dólares, quizás los más peligrosos en esta guerra contra las elites dominantes, se esté arraigando en el imaginario colectivo.

Recordando la historia de Fidel, tenemos que entender que no podemos darnos el lujo de no demostrarle al pueblo la voluntad de los que gobiernan de castigar contundentemente a los traidores, no solo a los factores políticos sino a todo aquel que se esté dejando corromper por el veneno de la cultura capitalista.

Da mucho que pensar el hecho de que se decomisen miles de millones de bolívares en efectivo (incluyendo los de la señora Tintori) y aun no haya ningún gerente o dueño de banco alguno tras las rejas, ni prohibiciones de salida del país, ni de enajenación de bienes, no vemos ni escuchamos sobre funcionarios presos por colaborar con el contrabando de extracción, algo que el pueblo bien sabe está sucediendo, ni policías detenidos por pertenecer o colaborar con las infames redes de bachaqueros. Puede que las investigaciones estén en proceso, pero la reputación y el valor moral y ético de las fuerzas revolucionarias y el pueblo en general no pueden esperar por siempre las acciones contra todos estos males heredados de más de un siglo de ladronismo y corrupción.

Hay que buscar urgentemente la manera de acelerar los procesos de investigación, y comenzar a procesar y castigar a los traidores en todos los niveles, caiga quien caiga, y se debe mejorar la forma de mantener al pueblo informado de las actuaciones de nuestros cuerpos de seguridad y justicia.

En este sentido, felicitamos la valiente actuación del fiscal William Saab, a quien por cierto hay que cuidar y proteger cada día más, pues está tocando intereses muy poderosos, pero es necesario que en cada ministerio, dentro de todos los poderes públicos, en las empresas públicas ,sobre todo en los bancos y el banco central, en los clap, las alcaldías, gobernaciones, movimientos sociales, sindicatos y a todo nivel se comience una guerra total contra los traidores, y no nos vengan con que si las purgas de Stalin y tal, el enemigo tiene un plan muy avanzado ya para destruir el tejido social de la nación venezolana, y no tenemos tiempo que perder.

No se le puede seguir ocultando cosas importantes al pueblo, los venezolanos estamos preparados para entender el porqué de las cosas, no importa que tan duras sean, se necesita transparencia, sinceridad, información veraz y oportuna, sobre todo en materia económica .El enemigo seguirá manipulando la información, pero sobre todo, lo seguirá haciendo con el vacío informativo dejado por los que nos gobiernan, ya sea por temor, complicidad o por pensar que les quitaría votos a las fuerzas revolucionarias. La justicia y la transparencia solo pueden fortalecer al proceso.

Estamos en guerra, que nadie se equivoque, todo aquel que se deje engañar por los cantos de sirena del capitalismo y se venda por unos dólares más, ya sea un banquero corrupto, o un comerciante especulador que quiera enriquecerse a costillas del pueblo, al igual que un político o funcionario, del color que sea, que haga uso indebido del heraldo público , o un bachaquero de esos que muerden la mano que les da de comer, todos son traidores a la patria y deben ser castigados de forma ejemplar y con todo el peso de la ley.



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Gustavo Corma


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