Proyecto de construcción de un canal en la Barra del Lago de Maracaibo

Para el año 1608 ya los europeos habían acabado con estos pobladores originarios del lago de Maracaibo, cuando el Capitán Juan Pacheco Maldonado, vecino de la ciudad de Trujillo vino con un buen número de soldados cargados de armas, municiones y bastimentos con los cuales venció a los Zaparas acabando con la mayoría de ellos y aquellos que quedaron vivos fueron trasladados a las hacienda donde se les redujo a la esclavitud. De esto quedó constancia cuando el mismo Rey de España el 23 de mayo de 1608 escribe personalmente a Pacheco Maldonado para felicitarle y agradecerle el servicio que había prestado a la real corona con el sometimiento de los indígenas que impedían la navegación con la laguna de Maracaibo. Aproximadamente en el año 1824, el Coronel Joly propuso al Gobierno hacer la canalización de la Barra de Maracaibo; pero el gobierno no aceptó, basado muy probablemente en la ilusoria creencia de que ella encerraba una defensa natural del País. Continuando con su exposición Joly explicaba que la barra, en realidad sólo es una rémora para el progreso del Zulia; sus canales movibles son un peligro para muchas embarcaciones; y su poca profundidad, alrededor de 4 metros, impedía la entrada de los grandes buques. Muchos años después, en diversas ocasiones, se hicieron estudios sobre la posible solución de este problema que convertiría a Maracaibo en un puerto lacustre de primer orden y permitiría a los trasatlánticos navegar hasta el sur del lago. Alrededor de once proyectos se habían elaborado con el objeto de anular el entorpecimiento que la barra representa para la libre navegación. El primero de ellos fue elaborado en el año 1863, fue un contrato concedido a Guillermo Iribarren y Guillermo Bauder para construir un canal en El Tablazo a un costo de setenta mil pesos, pero nunca se concretó.

Según documento del año 1872, ya existían unas instrucciones para la travesía de la barra, autoría del Capitán de Navío Jaime Pocaterra, las cuales se transcribe a continuación: "Instrucciones para dirigirse a la Barra" "Estando al Oeste del Cabo de San Román y a distancia de doce millas, se hace rumbo al S.O. del compás, o sea 8,49º O., en donde se avistará la Isla de Toas, por ser lo más alto que hay en aquellas inmediaciones. Esta Isla principia a verse sobre el horizonte desde que se pican las siete brazas, y se estará entonces como a 28 millas de la Barra. En esta carta se dibuja la perspectiva que se presenta con la distancia y rumbo respectivos. Cuando se haya reconocido se gobernará sobre ella hasta sondear las 5 brazas, desde donde se verá ya la torre principiada que está en la punta occidental de Zapara, y el Castillo de San Carlos en la costa Occidental de la gran boca del Lago. Luego se enmendará el rumbo O., cuidando no bajar de las cuatro brazas, fondo arena, hasta situarse bajo el meridiano de la isleta de Bajo Seco, en donde se esperará el práctico o piloto, capeando con las muras a estribor, cuando el viento sople del primero o segundo cuadrante, o manteniéndose sobre bordos cortos hasta que llegue al costado el pailebor que conduce el práctico; para cuyo embarque hay que echar un bote al agua. En tiempo de calma suelen venir a bordo en sus botes o cayucos con canaletes.

Estando sobre Punta de España y a distancia de 6 millas al E. de ella, se gobernará al S. 22º 35’ O, corregido con cuyo rumbo se recalará al N. E. de la Isleta de Bajo Seco, observando después lo establecido en la derrota anterior. Tanto en una como en otra derrota, el fondo disminuye proporcionalmente a medida que se avanza al Sur; y será conveniente no atracar de noche la costa de la Barra, sino atravesarse o mantenerse en bordos cortos sobre las 7 brazas hasta que aclare el día: las brisas, en este Golfo son frescas y del N. E., lo cual es causa de que en la Barra y demás costas meridionales haya siempre mar ampollada, que haría mui expuesta una varada. La pleamar en dicha Barra se verifica en los días de conjunción y oposición hasta las 5 ¼ de la tarde, y en aguas vivas sube la marea de dos a dos y medio pies; la Barra tiene en su menor agua 13 pies en la plamear y tiempo de brisas, y 16 pies en tiempo de aguas, que son en los meses de Agosto hasta Noviembre. Es mui esencial el conocimiento de la situación de la boca de la Barra, que se haya al O. del meridiano del Castillo de San Carlos porque de no tenerlo, es seguro que podría creer cualquiera que estaba entre Bajo Seco y la costa del Este, donde se halla la torre de Zapara, y se empeñaría sobre los bajos o emprendería la entrada, y sería un prodigio que no pereciesen todos, como ya se ha visto algunas veces"



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José M. Ameliach N.


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