Las consecuencias de engañar a un país

Aquellos dos se mostraban como enemigos. Unos poblaron las calles de muertos y las señoras salieron iracundas contra la "dictadura", para trancar las ciudades sólo fue necesario un twitter de ciento cuarenta caracteres, nada. Los otros gritaron pidiendo justicia, se condenó que no condenaran, se dijeron de todo los bandos en pugna irreconciliables. Era la lucha feroz de una "dictadura contra la democracia", el mundo expectante nos vio con angustia, se preocupó; "puede venir una guerra civil", alertó un sensato. Los precavidos guardaron comida. Las trasnacionales mordieron a la Patria, los pedazos yacen en sus arcas.

Y un día amanecieron todos en la misma cama, arropados con la misma cobija. El país, estupefacto, sufrió la parálisis del estafado que observa la caja vacía. Después retornarán a montar el engaño, a las peleas de mentiras, se jalarán los pelos, se arañarán la cara, todo concertado, la miasma no llegará al río. Las elecciones burguesas lo curan todo.

El engaño se ha develado muchas veces y muchas veces el rebaño ha caído en la trampa, tropieza con la misma piedra. Sin embargo, así lo dice la historia, develar el engaño precede a las insurgencias de las masas defraudadas. Esperanza de esclavo.

Hoy las costras dirigentes han demostrado que visten el mismo traje, y el impacto negativo sobre las bases es inmenso. Las consecuencias pueden ser varias. Veamos.

La masa escéptica es territorio de alto peligro, puede irse atrás de cualquier ilusionista, hoy vivimos época propicia para los malabaristas. El pueblo está educado en el mercenarismo, en el carnet, la bolsa, la beca, quien ofrezca más agarrará una tajada. La pasión por las causas nobles fue sustituida por lo material, "cuánto hay" suplanta cualquier principio ético, todo vale, todo se vende, todo se compra.

La crisis económica y de dirigentes son territorios propicios para las deformaciones, y los monstruos. En Alemania surgió hitler en medio de una crisis económica y de hombres. Aquí comienzan a aparecer los fanáticos de la represión, gatillos alegres disparando condenas efectistas, tan fácil acusan de traición a la Patria como prometen represión a la masa humilde. La acusación irresponsable, ligera, sustituye el análisis, todos los males son culpa de un ente etéreo imposible de asir, de ubicar, se acusa a una derecha de someter a la sociedad a altos precios y simultáneamente se le llama a una elección y se convoca a un diálogo.

El nacionalismo ramplón alarma, crece en la estupidez, funde en una misma causa patriotera la política domestica y las relaciones internacionales. Los altos mandos militares actúan como funcionarios del partido de gobierno. La crítica política es considerada ataque enemigo al Estado en supuesta guerra. Lo de traición a la Patria ya no es el desvarío de un loquito desatado en un programa de televisión, se va convirtiendo en política de Estado. Los militares, cada vez más, actúan como un partido político, por supuesto más poderoso que cualquier otro.

La sociedad padece un vacío de dirección, el gobierno da vueltas en un mismo lugar, no atina una solución a nada, sólo promete, acusa, olvida. La oposición se comporta como contraparte en una novela mexicana, se pelea con el gobierno un día y el otro se encama. Con ese vacío la sociedad será víctima del fanatismo, la carencia de dirigentes será sustituida por el discurso fascista, la masa será alimentada con la lapidación de los señalados, ya tenemos un antecedente con el operativo olp, la masa asistirá al linchamiento como al circo romano.

El precio elevado de engañar a un país es convertirlo en verdugo de sí mismo, carnicero de sus redentores.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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