Eleazar Díaz Rangel, PDVSA e intelectuales complacientes

Pocas veces, como ahora, ante lo nauseabundo que sale de PDVSA, tras las investigaciones de Tarek William Saab, había percibido al director de "Últimas Noticias" tan resteado, como en su artículo de esta semana titulado ¿Qué pasa en PDVSA? Con lo anterior no quiero decir que hubiese abandonado alguna vez su inclinación a criticar sanamente, tal como le corresponde por sus ancestrales compromisos y condición de periodista serio, ecuánime y equilibrado. Pero si creo que, muchas veces, quizás por su tendencia a ser por demás comedido, se evade, no denuncia u opina con la contundencia necesaria, como la de ahora, ante la gravedad y lo evidente de las tantas cosas que suceden. En veces, parece creer que, si dice todo lo que piensa, pudiera hacer daño; no a él mismo, como lo de hacerse el harakiri, sino a quienes cree de buena fe intentan hacer una loable tarea. No este el caso de otros, que llevan años como mostrándose excesivamente leales a un "proceso" que, no es que "le suenen los ejes", sino que tiene como las rolineras gastadas y las ruedas no saben para dónde coger. Es fácil comprobarlo analizando grabaciones de programas hasta donde suelen sacar a entrevistados del tema cuando se vuelven cuestionadores del gobierno y se los lleva a hablar sólo contra la oposición. ¡Cómo, los domingos por Televén, se elude hablar, hasta a los entrevistados mismos, de la situación económica y en particular sobre la responsabilidad que en ello compete al gobierno!* Solo permite hablar de la guerra económica pero nada de quien debe enfrentarlo, aunque este nada haga o lo haga muy mal.

Eleazar Díaz esta semana ha tocado el tema de la corrupción en PDVSA y ha hecho cuestionamientos a quienes manejaron la empresa en el pasado, lo que fácilmente lleva a Rafael Ramírez – esto no lo dijo Díaz Rangel - y hasta quienes en eso están ahora, de los cuales, según el periodista, muchos vienen desde atrás. Quizás le faltó señalar que eso de la corrupción en nuestra principal industria ha sido un "secreto bien guardado" de lo que todo el mundo sabe. De ella se habla como aquel "peo de Atanasio". Por ejemplo, hasta las piedras del camino sabían que Pedro León andaba en malos pasos desde aquella época cuando el presidente Chávez y luego Maduro hasta le rendían veneración llamándole "el zar de oriente", no como una ironía sino halago. El tipo se sintió que le daban luz verde, endiosado y se le invitó a comprar y hasta a maniatar al partido en espacio de mayor influencia. Hasta puso fichas suyas en puestos de gobierno.

Se dice que si algo cuesta al hombre ocultar es el dinero. En la normalidad lucha por acumularlo para después de disimular, cuando se cree ignorado o fuera de toda duda, terminar exhibiéndolo. Por eso el refranero popular dice que es tan difícil ocultarlo como una gripe. Gerentes, altos y medianos empleados de PDVSA honestos, entre los cuales tengo amigos, viven casi en la misma pobreza de quienes solo percibimos el salario correspondiente a un profesional modesto. Pero unos cuantos no y eso se ve de lejos. Nada cuesta saberlo. ¿Cómo puede un empleado de esa empresa disponer para su uso personal, en propiedad, dos camionetas nuevas, de esas que cuestan hoy hasta más de 150 millones de bolívares**, una para él y otra para que la esposa haga mercado y comprarse mansiones habituales entre los príncipes sauditas? Eso es fácil comprobarlo. Como también lo es la frecuencia con qué viaja la pareja al exterior, cuando a los honestos le es difícil ir una semana a Margarita. ¿Cómo callar ante las denuncias hechas por algún periodista arriesgado que envuelven a personajes con cargos en la estructura del Estado? Estamos hablando de gente, de alguna manera, ligada a la faja petrolífera del Orinoco. Y es malo callarlo, por mil razones que el lector sabe en demasía y porque ya se avecinan las elecciones de Alcaldes, no vaya a ser que vuelvan a premiar a alguien bajo la lupa.

Como es moralmente censurable que unos cuantos intelectuales de la izquierda, de alguna manera ligados a instituciones del Estado, radio, televisión, diarios, con suficiente claridad para llamar la atención, señalar errores, tal como Eleazar Díaz Rangel reclama a gerentes de PDVSA, opten por disimular o callar ante los inconvenientes o escasa puntería de los gobernantes. Esta opinión es también valedera para aquellos intelectuales de izquierda, que por serlo, aun no estando en las funciones de los mencionados antes, no deberían evadirse por las oportunidades y hasta reconocimientos que el Estado les hace. La vanidad parece convertir al hombre en ciego.

¿Cómo entender a un intelectual con una trayectoria conocida, habiendo estado comprometido con los intereses populares, los de Venezuela, verle regodearse en programas haciendo chistes ya gastados contra la oposición e ignorando lo que su gente mal hace, que hasta esto pudiera ser motivo para mejores actuaciones y llamar la atención para corregir entuertos?

En televisión uno ve personajes, que andan como inconformes. Por el nivel intelectual de ellos, guiándonos por lo que uno les escucha, y lo que suelen decir de ellos, parecieran tener claro muchas cosas, como para estar inconformes. En veces parecieran que van a reventar y se vienen con una crítica pertinente pero como con demasiada vaselina y voltean de pronto para el frente enemigo, del cual no sólo ven las grietas y se dan el lujo de anunciarlas a pleno pulmón y señalar con los cinco dedo de la mano sin que nada acontezca. De repente, no pudiendo aguantarse, sueltan algo y a uno le parece que les halaron las orejas. El programa sale y entra. Le tratan como gallina en patio de bolas criollas. Pareciera que les ponen en penitencia y de ella regresan arrepentido. No vaya nadie a decirme ahorita que salieron del "aire" por estar convalecientes. Eso no excusa y menos oculta los vaivenes, hasta tropezones y caídas, de cuando uno sale "corriendo y en el camino se va cayendo."

Lo único que pudiera censurar, si es que es pertinente esta palabra, en Eleazar Díaz Rangel, es sólo preguntarse, "¿Cómo es que la directiva de Pdvsa no se daba cuenta de tamaña corrupción? ¿Cómo es que no percibían las millonarias pérdidas? ¿Y nunca olfatearon al menos los síntomas de ese antro de corrupción que tenía, o tiene, en su seno?"

Digo eso, sólo como quien señala una falla. Pues también vale señalar nombres, para evitar esos se sigan amparando en un discurso patriotero y tras la figura de Chávez y preguntarse ¿Cómo es posible que importantes intelectuales de la izquierda, no sólo hayan callado y callan ante el mismo asunto, como en otros tantos y de los cuales sabe todo el mundo? ¿Acaso por temor que algún inquisidor los califique de traidores a la patria? ¿Cómo entender qué ellos no sean capaces de percibir dentro del gobierno falla alguna, pero dispuestos a aplaudir todo y prestarse para las fotos de compromisos y las declaraciones generales sobre la soberanía, antiimperialismo, injerencia y hasta respeto por el gobierno sin exigir nada principista a cambio como el libre de derecho a opinar, participar y hasta protagonizar y hasta exigir los cambios que demandan las circunstancias? ¿Será cierta aquella triste ironía de Betancourt, según la cual no hay nada que guste más a un intelectual de izquierda que un pasaporte diplomático y una paca de dólares? ¡Cuánto les gusta les manden de aquí para allá a llevar recados o a explicar lo que aquí pocos entienden!

Lo de PDVSA, como dijo Díaz Rangel, es de vieja data. De antes que Ramírez allí llegase y estando él de presidente de PDVSA y "zar" de la economía nacional el asunto se agravó. Pedro León y sus panas llegaron a su más alto nivel gerencial, poder y enriquecimiento en ese tiempo. Y ya los rumores, y Radio Bemba, pese su muy mal prestigio, es como aquel refrán, si se escuchan ruidos que vienen de allá de arriba de la montaña, para decirlo un poco como Orlando Araujo, "es porque el rio piedras trae", de eso venían hablando a gritos estentóreos. Hay quienes esas cosas denuncian y terminan como "traidores a la patria", clavados en la pared y en el ostracismo hasta que revientan. A ellos, quienes denunciaron a tiempo, nadie les reconoce nada y allá donde les pusieron se quedan. Quienes callan, por ser muy serios y leales, siguen haciendo de las suyas. En la misma conducta y por ello luciendo en el pecho sus medallas y en el rostro permanentes señales propias de la felicidad.

Ninguna revolución o proceso de cambio tendrá éxito si la dirigencia se deja atrapar por alcahuetes y quienes no se atreven a señalar los peligros o reclamar se enmienden los errores. Y lo que contiene esa frase, tantas veces repetida, no por ello nunca ha dejado ni dejará de ser verdad.

*No cuesta mucho saber de quién o quiénes hablo, por eso no doy nombres.

**Los empleados de PDVSA cobraron ahora sus "utilidades" y a cualquiera de ellos, entre los altos, eso no alcanza ni para hacerle el servicio a una de esas camionetas.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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