Dudas, creencias y sospechas: ¿Quién ganó el 15Oct?

"Luego le dijo a Tomás: Mira mis manos y mi costado, y mete tus dedos en las heridas. Y en vez de dudar, debes creer"

Juan 20:27

"Dudar de todo y creerlo todo son dos soluciones igualmente cómodas; tanto una como otra nos eximen de reflexionar"

Jules Henri Poincaré

"Toda creencia es peligrosa. No debes creer, debes ver. Dudar es mejor que creer porque la duda no puede convertirse jamás en un obstáculo, la duda permanece abierta. Creer es cerrar la mente y así se cierra la apertura, así no puedes mirar"

Osho

"Lo que creo lo creo en todos los contextos, pero lo que acepto puede variar de un contexto a otro. Lo que creo o dudo me encuentro creyéndolo o dudándolo, pero lo que elijo aceptar o no aceptar en una situación dada es el producto de mi decisión."

Jesús Mosterín

"Mi sospecha no ha sofocado mi duda, pero le ha quitado seguridad y firmeza. No dudo de mi duda, pero sospecho de ella y eso basta para mi desasosiego"

Guillermo Hurtado

I. Introducción

Cada uno de los verbos ‘creer’, ‘saber’, "dudar", "sospechar" y ‘conocer’ se usa de diversas maneras y con significados distintos. Un tipo de confusión conceptual frecuente procede de la no distinción entre los diversos significados de estas palabras, del malentendido consistente en confundir uno de sus significados con otro. Pero incluso cuando uno de estos verbos se usa unívocamente, la falta de claridad respecto a ese único significado puede constituir una fuente de confusiones.

La epistemología o teoría del conocimiento es la disciplina filosófica que trata del saber: su caracterización, su posibilidad, su alcance, sus límites. Desde sus orígenes hasta nuestros días la epistemología se ha encargado, casi exclusivamente, del estudio de la creencia. Sin embargo, ha pasado también a ser de interés de los campos de la filosofía de la mente y la filosofía del lenguaje. El giro que ha tomado su estudio no sólo debe entenderse en el sentido de que se ha expandido a otros campos, sino en el sentido de que se han abierto nuevas maneras de aproximarse, en general, a los estados psicológicos. En los tratados de epistemología, la creencia ha solido ocupar un sitio secundario, supeditado al interés central de esclarecer la naturaleza del conocimiento. La creencia ocupa el lugar del componente psicológico subjetivo, a partir del cual se construye el estado de conocimiento, con el cual se pretende alcanzar verdades que tienen una validez objetiva.

II. Dudas y creencias

La epistemología tradicional —aquella que ha puesto al escepticismo en el centro de su atención— ha tenido como sus principales objetos de estudio a la creencia y a la duda. Estas dos nociones se han tomado como opuestas y se ha pretendido definir al conocimiento como un tipo de creencia. Sin creencias no habría dudas. Sin pretender dar una definición de "creencia", digamos que quien cree que P asevera P, defiende P, apuesta por P, actúa de acuerdo con P, confía en P.

La creencia se da en grados y el grado con el que uno cree algo puede variar a lo largo del tiempo. Cuando estamos convencidos de que una creencia es verdadera la llamamos certeza. Si considero una idea, puedo sentir diversos grados de confianza en ella. Si la confianza es muy grande, total, hablamos de certeza. La certeza —a diferencia de la necesidad o la verdad, que son propiedades que una idea puede tener o de las que puede carecer— no es algo que la idea tenga o no por sí misma, sino algo que yo tengo o siento respecto a ella. La certeza es algo que yo tengo, pero no depende de mi voluntad. No puedo decidir cuán cierto o incierto estoy respecto a una idea; me limito (en el mejor de los casos) a constatarlo. Si domino la lengua, no puedo por menos de aceptar las ideas analíticas correspondientes a esa lengua. No puedo dudar de que ningún muerto está vivo o de que ningún soltero está casado. Tengo una absoluta certeza al respecto. Si lo pongo en duda, es que no domino el castellano.

Si percibo determinados objetos, a veces estoy seguro de que son como los percibo. No me cabe duda de que el calvo con el que estoy hablando es calvo —lo estoy viendo—, ni de que su voz es chillona —la estoy oyendo—, ni de que él es más alto que yo —los dos estamos de pie y se nota a simple vista. De todo esto tengo certeza, estoy seguro, convencido. Igualmente tengo la certeza de que está lloviendo o de que llevo puestos los calcetines verdes. (De todos modos, no siempre estoy seguro de lo que percibo. Veo a Jorge y a Julio y me parece que Jorge tiene más pelos que Julio o pesa más que Julio, pero no estoy seguro.)

Un caso arquetípico de certeza es la que tengo respecto a ideas que describen mis sensaciones o sentimientos. Si tengo frío o dolor de muelas o si me pica la espalda, eso no es para mí una hipótesis de la que pueda dudar, sino algo de lo que tengo absoluta certeza.

«♦»Si bien no puede decirse

(1) Creo que P pero creo que P es falsa;

hay muchas creencias de las que podemos afirmar

(2) Creo que P pero creo que P puede resultar ser falsa.

No hay problema en afirmar (2), es decir, en creer sin certeza. Es más, según los falibilistas hemos de decir de cualquier P, tal que P es creída por uno, que P puede resultar ser falsa. Un falibilista genuino —si lo hubiera— viviría sin certezas. Incluso su creencia en el falibilismo puede resultar, según él, falsa. La distinción entre la creencia a secas y la certeza está emparentada con la distinción entre tener una creencia y estar en una creencia. Cuando se está en una creencia no sólo se está cierto, sino que se apoya la vida en ella. Puede perderse una certeza con tranquilidad. Pero perder una creencia en la que se está es como perder el suelo.

El DRAE define así "duda":

1. Suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia.

2. Vacilación del ánimo respecto a las creencias religiosas.

3. Cuestión que se propone para ventilarla o resolverla. La duda, se opone a la creencia.

De acuerdo con la primera acepción, no se puede dudar y creer, ya que dudar es suspender el juicio o no determinarlo frente a dos decisiones o respecto a cierto dato. De acuerdo con la segunda acepción sí cabe dudar y creer.

El diccionario Clave define "duda" así:

1. Inseguridad, vacilación o indeterminación ante opciones distintas o acerca de un hecho o de una información.

2. Desconfianza o sospecha.

3. Cuestión que se propone para solucionarla o resolverla.

En la primera acepción, el sentido tradicional se preserva en la cláusula "indeterminación ante opciones distintas", pero la definición también señala la "inseguridad y la vacilación ante un hecho o una información", y en este caso sería correcto decir que se cree que P sin seguridad y sin firmeza.

El DRAE ofrece la siguiente definición de sospecha:

1. tr. Aprehender o imaginar algo por conjeturas fundadas en apariencias o visos de verdad. 2. intr. Desconfiar, dudar, recelar de alguien.

La segunda acepción es más cercana a la etimología de la palabra, que procede del verbo latino suspectare, i. e. mirar por debajo. Quien mira por debajo desconfía, conjetura y lo hace, por lo general, porque ya va sobre aviso. Quien mira por debajo, quiere sacar a la superficie algo oculto, quiere develar, quiere desenmascarar.

Quien duda no defiende, no apuesta, no guía ni se deja guiar. La duda es parálisis, indefinición, suspensión del juicio. Dudar que P es un estado de incredulidad respecto a P y no P. Quien duda que P no cree que P ni cree que no P. Dudar es estar entre dos creencias antagónicas que, "entrechocan y nos lanzan la una a la otra dejándonos sin suelo bajo la planta". Por eso no sólo se tienen dudas, sino que a veces también se está en ellas como se está en un abismo, es decir, cayendo. Es entonces que "nos hallamos en un mar de dudas". La tierra firme a la que tratamos de llegar son las creencias en las que se está. El hombre de la calle puede tener muchas dudas, puede ahogarse en ellas, pero abajo de sus dudas hay, como decía Wittgenstein, un lecho de creencias. Como dice el o refrán: "nada duda quien nada sabe". El escéptico, en cambio, se lanza al mar de dudas, pretende poner en cuestión incluso el lecho de creencias, imagina un mar sin fondo. Según el mapa de la epistemología tradicional o bien se está en el océano de la duda o bien en el altiplano de la certeza. Parecería que todo lo que está en medio, es decir, la creencia común y corriente es un mero lugar de paso hacia la temible duda o hacia la deseada certeza. De acuerdo con la concepción tradicional de la creencia y de la duda, no puede haber duda en la creencia, ni creencia en la duda.

No es correcto, por tanto, decir: (1) Creo que P, aunque... dudo que P. Sin embargo, tal parece que no siempre es incorrecto sostener (1). Hay veces en las que cuando alguien cree que P y, sin embargo, confiesa que "empieza a tener dudas" respecto a P, esto quiere decir que empieza a inclinarse por creer no-P. Así como hay creencias sospechosas, en el sentido de que hay en ellas sospecha, puede haber dudas sospechosas por haber en ellas sospecha.

III. Para aprender más

Dinu Garber. "Reflexiones en torno a Sobre la certeza de Wittgenstein: fundacionalismo, conocimiento y certeza". Revista de Filosofía v.25 n.57 Maracaibo dic. 2007.

Luis Eduardo Hoyos (comp.).Relativismo y Racionalidad. Unibiblos Universidad Nacional de Colombia. 2005.

Jesús Mosterín (2008). Lo mejor posible. Racionalidad y acción humana. Alianza Editorial

Enrique Villanueva. "De la duda, el escepticismo, el conocimiento y la certeza" http://www.nexos.com.mx/?p=3089

Luis Villoro (2002). Creer, saber, conocer. Siglo XXI. México



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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