Era mi último proyecto digno y humano. Ya no lo es, todo es ruina

Satisfecho conque esta pequeña historia la lean algunas personas como yo

De mi origen

1.-Soy Rafael Enrique Chacón M., nací un 1º de febrero de 1938 en la parroquia San Juan, 79 años de edad; de Lazarinos a San Pedro, casa # 7; viví 14 años en mi parroquia.

De mi último proyecto

1.-La casa en que vivo, con una hija docente que me acompaña, la construí a partir de 1960, colaborando con mi padre que fue su dueño. La casa tiene un área de construcción de 276 m2 y un terreno de 2.302 m2. El inmueble está ubicado en un lugar privilegiado. Yo soy el titular del inmueble, debidamente registrado.

2.-Dada mi edad, con una pensión por vejez del Ivss como único ingreso, más la ayuda económica de mis hij@s, me sostengo a duras penas para alimentarme. Mi proyecto era vender la casa, que está en franco deterioro con 57 años, más sus patios, jardines y fondo sin mantenimiento porque no tengo dinero para contratar a alguien. Es un inmueble para un joven de 30 a 50 años, con proyectos y dinero para cumplirlos, pues el inmueble ofrece un potencial como uso comercial aparte del residencial.

3.-Hace dos años tomé la decisión de vender la casa, pues mis ingresos exiguos por la inflación que los venía reduciendo, no me permitían hacer ninguna reparación. Le participé a mis cinco hij@s mi decisión, la aprobaron, y comencé a preparar un plan para ofertarla; ya tenía experiencia en la venta de inmuebles.

4.-Al vender la propiedad compraría un apartamento para vivir modestamente, y con el valor de reposición restante comprar otro apartamento para alquilarlo en la modalidad de oficinas, y tener un ingreso adicional que me permitiera vivir mis últimos años sin angustias económicas.

5.-Todo lo que narro es una idea común, nada original, de much@s ancian@s que tienen alguna propiedad y piensan o actúan igual.

Del panorama actual

1.-Hace año y medio la oferta de un apartamento de dos o tres habitaciones en Parque Central o La Candelaria estaba entre 20 y 35 millones de Bs.F.; ahora pasan de los 500 millones los más modestos. En Caricuao se ofertaba un apartamento de tres habitaciones (Caldera I, 29 mil Bs.) entre 10 y 18 millones; ahora es 400 millones. Y para el Este ni hablar, precios de locos y en dólares.

2.-Hace dos años se ofertaban en los clasificados entre 18 mil y 20 mil apartamentos a nivel nacional; ahora disminuyó la oferta a menos de dos mil; igualmente en los sitios antes mencionados son muy pocos apartamentos en ofertas.

3.-Quiero decir que con esos ¡precios de locura! ¿Quién puede comprarlo(s)? O sea, el mercado inmobiliario sufre las consecuencias de la depresión económica, y todo el mundo está a la expectativa de lo que pueda pasar con este gobierno, y el panorama es y seguirá siendo incierto mientras no se cambien las políticas económicas, si es que las hay en esta administración. De manera que el futuro se siente con mucha incertidumbre. Como en los demás sectores de la economía criolla. ¡No hay confianza! Y nadie va a arriesgarse con una hiperinflación que ya toca nuestras puertas.

4.-En mi caso suspendí cualquier gestión de venta de la casa, hasta que este gobierno desaparezca, igual como piensan casi tod@s l@s demás, incluyendo los negocios inmobiliarios que redujeron considerablemente sus operaciones de oferta y demanda de propiedades.

5.-De manera que estoy condenado a ver como se deteriora todos los días mi casa, y sin poder hacer absolutamente nada por ella. Es tal la situación a la que nos ha llevado un gobierno inepto, incapaz de parir una idea que nos salve de este marasmo en que nos metió (1). Vienen situaciones muy críticas, y lamentablemente va a morir mucha gente: Ancian@s, niñ@s, adult@s por desnutrición y enfermedades, como consecuencia de la crisis económica a la que nos ha llevado un gobierno de inútiles.

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(1) Quienes nos han desgraciado nuestras vidas no pueden ser los que nos ayuden. Tiene que ser una Comisión Internacional (CI) que nos acompañe a iniciar un nuevo camino de esperanzas. Estoy muy seguro qué así debe ser.

Nota Especial: Ya son cuatro sobrinos los que migraron con sus familias a EUA y Panamá. Algo inconcebible hace una década, pues l@s venezolan@s no tenemos vocación migratoria.

 





 

 



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Rafael Enrique Chacón


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