Las personas no se preocupan por la ciudad aunque le entran con fuerza a los animalitos

Cuando escribimos el ensayo "La Manada no va a la Escuela", mención de honor en el concurso literario de Fundarte 2002, lo hicimos teniendo presente una sola idea: ¡Que la gente se preocupara por si misma y por su ciudad!

No ha sido fácil entender las razones por las que la gente no se preocupa por si y por el medio ambiente en el que vive, ese que le rodea, mientras tiene la capacidad para involucrarse de lleno en algo que es meramente etéreo como la lotería de los animalitos, como le dicen.

¡Me gané Bs. 15 mil con el ciempiés! Contó tímidamente una persona conocida, por cierto, a mi entender muy poco dada a ese jueguito. Parece que lo hizo por probar y resultó con un premio metálico. Después no la he visto jugar más. Pero lo cierto de todo es que hay una tremenda guachafita por donde quiera que uno asoma y hasta los niños quieren jugar la lotería de los animalitos y unos cuantos padres, para complacerlos compran para sus hijos.

Creo, si no me han informado mal, que son 38 nombres de animales que emplea el citado juego y lo pone en acción en siete (7) sorteos al día. La cuestión de todo esto, radica en que, algo debe ocurrir, digamos espiritualmente en las personas para que estén todos los días jugando dinero a los animalitos..

Realmente las personas toman el asunto como de una fiebre y hasta dejan de comer por jugar, lo cual no es bueno, aunque sería hasta estupendo que dejaran de fumar en ese interín de la jugadera.

El juego de los animalitos, ese mismo del burro, el caballo y el loro, y el parley ese que se ve por muchos sitios revela muchas cosas y entre ellas, el que las personas dejen de atender sus prioridades por un juego que supuestamente le va a conceder una oportunidad de hacerse con una bola de dinero, como dicen los muchachos.

Aparentemente el jugar la lotería de los animalitos se ve como una cosa sana, pero no lo es. Nada mas pasar por una agencia de loterías y el gentío que hay haciendo la bendita cola para comprar un ticket del gallo o de la culebra es para agarrar palco.

Alguna gente dice que anda pelando, pero uno no logra en tender como es que quienes presuntamente andan con los bolsillos vacíos, los vemos haciendo colas para meterle un billete a la lotería de los animalitos. No es por nada, pero conocí a una señora que se había ganado más de cuatrocientos mil bolívares en una semana, dinero que ganaría un médico en tres días en un cómodo centro clínico y eso si no le sale una operación, porque de lo contrario gana mucho más.

¡Y mi mamá quería que yo fuera cura, aunque con la peladera no hay mucha diferencia siendo periodista, no nos acercamos a lo que gana un médico ni de chiripas!

Pero volviendo al asunto, la verdad es que uno siente asombro por las cosas que ocurren en la ciudad, que no es la ciudad de los perros aunque esté llena de muchos de ellos rompiendo bolsas de basura que están de adorno en las calles porque no hay quien las recoja. En la ciudad hay de todo y lo que siempre pienso es que debo seguir escribiendo sobre la ciudad, con perros o sin ellos.



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Pedro Estacio


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