Durante estos últimos días los voceros oficiales de algunos países amigos (los de siempre, los de la conspiración internacional contra el gobierno legítimo de Nicolás Maduro) han venido declarado sentirse "preocupados "por los posibles resultados de las elecciones regionales en nuestro país.
La lista de "preocupados" la encabezan los Estados Unidos, quien emitió una declaración que cuestiona la legitimidad de los comicios e interfiere en los asuntos internos del país; luego le siguió Canadá a través de su embajada y vía twitter, expresando su inconformidad por los ajustes y las reubicaciones de centros de votación (los centros reubicados, por cierto, no llegan ni al 1,5 de los centros de votación que existen en el país). Pero la cosa es tan grave que el canciller venezolano denunció que la Unión Europea (UE) y gobiernos aliados del presidente Donald Trump, preparan maniobras para desconocer la transparencia de las elecciones regionales. Todo esto a pesar que la misma oposición ha avalado las 14 auditorías que ha realizado el Consejo Nacional Electoral. Es tal la "preocupación" que otros gobiernos de Latinoamérica y Europa están, de antemano, vertiendo dudas sobre el proceso electoral y sobre el árbitro que los regula, los organiza y los realiza, es decir, sobre el CNE.
¿Y por qué este cuestionamiento tan severo contra el mismo CNE que dirigió las elecciones legislativas nacionales de Diciembre de 2015? ¿Por qué en esa época y en días previos a la contundente victoria de la MUD en las elecciones para la Asamblea Nacional nadie mostró "preocupación" por los resultados? Elemental: ellos sabían de su inminente victoria, pues así lo asomaban los sondeos de opinión y el análisis de coyuntura del Departamento de Estados de USA, órgano rector de la oposición venezolana.
Por tanto, la preocupación de EEUU, Canadá, Colombia, Almagro y un largo etcétera, es lógica y se entiende: los números no les cuadran. ¡Esta vez no! A pesar de la "situación país", nombre artístico para referirse a la terrible situación económica que atravesamos, que nadie niega pero que todos sabemos su origen: los intereses bastardos de la oligarquía venezolana en contubernio con el sector más atrasado y entreguista de la MUD, todos con la bendición y el apoyo de los Estados Unidos y los gobiernos títeres que lo apoyan. A ellos no les importa poner a pasar hambre a un pueblo solo con el objetivo de influir en los resultados electorales. Y una vez tuvieron éxito pero muy efímero, pues el pueblo se dio cuenta de la manipulación y la mentira sobre la que montaron su oferta electoral.
Hoy, a pocas horas del proceso electoral que ha de elegir a los gobernadores de los estados, el panorama es otro; los niveles de conciencia del pueblo y el manejo de la crisis por parte del gobierno han puesto al descubierto la maniobra opositora. La gente no les cree, y rechaza la vuelta al pasado a través de muchos candidatos reciclados que representan lo peor de la política cuarto republicana y de algunos nuevos a quienes se les "ve el bojote", como diría el Comandante Chávez. Y sigue el pueblo venezolano apostando a la dignidad, a la independencia y a la recuperación económica a través de un plan nacionalista esbozado por el Presidente Maduro y que será papel de los nuevos gobernadores, llevar a la práctica. Por eso las fuerzas bolivarianas vienen remozadas con caras nuevas y voluntariosas, como es el caso de Rafael Lacava en Carabobo y Víctor Clark en Falcón, por solo mencionar dos.
Las cartas están echadas, el domingo el pueblo venezolano irá, una vez más, al ejercicio democrático del voto, con un CNE transparente y confiable, como siempre. ¿Qué los gringos están preocupados por los resultados electorales? Yo, si fuera ellos, también lo estaría, ante la paliza que están por recibir. Y el domingo en la nochecita lo veremos
