El inmenso daño que nos hicieron

¿Cuál es el principal daño que este lamentable gobierno ha infringido a la sociedad? La respuesta no es inocua, indica una posición ideológica, determinará una visión de la vida, un rumbo futuro.

Los socialdemócratas, capitalistas disfrazados, tienen una visión mercantil de la vida, van por el mundo con un cuaderno de contabilidad en una mano y en la otra la distracción que embrutece. Estas elecciones a gobernadores son una buena oportunidad para asomarse a su alma, en el circo electoral emerge su calidad interior. Todas son ofertas materiales, el chantaje a la miseria, la dádiva condicionada, la promesa vacía, el miedo. Esas categorías definen al capitalismo.

Vivimos un chantaje: si no te pliegas pasas hambre; si no marchas al ritmo del sistema, si desentonas, tu existencia será precaria; si te portas bien, tendrás cosas, al final tú serás también una cosa, un objeto que se vende todos los días, un voto.

Nos quieren acostumbrar a ser piezas que mueven la rueda del capitalismo: piezas que sólo consumen, el que no consume no es gente, y para consumir tiene que ser consumido también, en este caso en las elecciones. Tiene que vender su voto, como vende su fuerza de trabajo, lo obligan a venderse como empleado tanto como le obligan a vender el voto. Oscila el hombre entre dos empleadores, o entre dos candidatos. Es una pieza en el tablero del capitalismo, una cosa, un nohumano que participa en la brutal guerra de todos contra todos por conseguir mejores oportunidades. Por cada uno que obtiene éxito, es decir, que adquiere cosas, hay miles lanzados a la miseria. Al final su gran logro es ser una pieza solitaria, un extrañado en la multitud.

La Revolución apunta a modificar esa cultura, comienza por considerar al hombre no como una pieza que consume, sino como un ser que piensa, que siente, un individuo que se realiza en la sociedad, en común, en la relación armónica con sus semejantes y con la naturaleza. En resumen: un individuo que ama. Ese es el fin de la Revolución, crear las condiciones materiales y espirituales para fundar la sociedad del amor, de la fraternidad; sustituir la guerra de todos contra todos por la colaboración de todos, como dijo el Apóstol Martí: "con todos y para el bien de todos".

Este gobierno, usurpador del legado de Chávez, nos ha hecho muchos daños materiales, es larga la lista. Pero sin duda, el mayor daño ha sido la destrucción de la ética revolucionaria, la idealidad que se venía construyendo con el Comandante, la fraternidad que crecía en los intentos de organización social, la construcción de las bases materiales para la vida en fraternidad, la siembra de nuevos valores, el trabajo voluntario colectivo que nacía entre los obreros petroleros, las brigadas internacionales de solidaridad de las Misiones. Todo ese camino fue pulverizado por los llamados del gobierno al saqueo de negocios, a dejar limpios los anaqueles, por el prestigio a las metas individuales, al egoísmo, y sobre todo por la fragmentación de la sociedad de mil maneras: los carnet del chantaje, los clap para comprar voluntades electorales, el estímulo a los capitalistas, a las soluciones individuales de los problemas de la existencia.

Podemos concluir que el mayor daño, la crisis humanitaria que hoy padecemos, no es material, es espiritual: los valores del egoísmo sustituyeron a los de la fraternidad, ahora somos, como nunca fuimos, una sociedad de islas. El gran error del gobierno ha sido no entender que la crisis es espiritual, de la idealidad, y ésta determina la crisis económica, su movimiento.

El gobierno se desespera buscando recursos materiales cuando debía buscar primero recursos espirituales.

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Toby Valderrama Antonio Aponte

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