¿Estando afuera es como estar aquí?

Los y las que están afuera, que salieron de Venezuela a voluntad, lo que es normal y corriente; claro hay motivos de motivos. Aquí y ahora las circunstancias son diversas, adversas o contrarias, motivadas por los antagonismos, que por cierto sobran. No siempre las decisiones que se toman son las más correctas o son propias, a veces dependen de otros, de las posibilidades y los recursos, que satisfagan dichas decisiones. Cuánto cuesta vivir en otro país, estado o nación, además, si se viaja con familia la cosa tiene otros ribetes. Pero acaso significa que estando afuera es como estar aquí, allá respetarán y se comportarán como ciudadanos o como extranjeros, sí, hay doble nacionalidad o triple, está bien, pero en el correlato, se cumplirá o no, como aquí, con la Constitución, las leyes y las normas, los ordenamientos, a pie juntilla.

Es que es tan fácil tirar la piedra y esconder la mano, se sigue manifestando ese ardid del "Se acata, pero no se cumple", de aquellos peninsulares, y luego de los criollos, y hoy de los vivos y la vivas. Hablan de libertad, pero solo para algunos, algunas, la igualdad, ni se diga, ¿Igualdad? Acaso los indios y los negros pueden ser iguales a los blancos. La supremacía está tan profundamente arraigada en los tuétanos, que casi no orinan ni defecan, no escupen o vomitan; no sudan y tienen hedores. No, asco, cochino, no tienes clase, tierrúo, es decir que viene de la tierra; los que así piensan son los alienígenas, los seres inmaculados, sin pecados concebidos; los buenos, limpios, aseaditos, perfumados y bien vestidos. Los hay en todas partes, en todo el mundo, uno los ve, los conoce, cuando digo uno digo una, todos y todas.

Me pregunto si hacen lo que quieren, como quieren y cuando quieren, y no tienen que bailar en un tusero. Tienen paz, amor, libertad, igualdad, seguridad, justicia, fraternidad, propiedad, están en el Edén; mientras que aquí ¿nada de eso existe? Donde hay gobierno hay oposición, con la diferencia que antes los ricos, que siempre han sido pocos, la élite, que después de pasar por la aventura de la colonización del indio, del negro y de muchos blancos, por los blancos, rojo, amarillo; entonces se dieron las emancipaciones entre todos, y las revoluciones nos revolucionaron, pero sigue la tragedia, la fragmentación, las impotencias, desde la 1ª hasta la 5ª República, tal vez vayamos a una VI.

Lo que no podrá cambiar, por cierto, mientras continúe esta fragmentación, el divide y vencerás, serán los Estados débiles e impotentes, ante el sometimiento del poder imperialista. Si eso no es ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, de qué se estará elucubrando. Hay, es innegable, una deformación económica. Solo si somos capaces de hacer constricción, esforzándonos sobre nuestro propio pensamiento, a conciencia, críticos de lo real, de lo que subyace a esta realidad, a esta ilusión de que las cosas cambiarán sólo porque yo lo quiero, transitaremos por el valle de lágrimas, de sufrimientos, y de padecimientos, el recuerdo, la memoria, el pasado y lo que somos, se confunde en el presente, y solo habrá futuro, progreso y bienaventuranza, si cada uno, cada una, pone su contribución desprendida y serena. Estamos en el siglo XXI, en el tercer milenio, creerán muchos, pero no, eso es relativo, y todo lo es; si tú lo crees, tú lo creas, pero siendo solo una partícula, necesitas de los demás para ser algo, alguien, un conjunto, una experiencia, una vida, una persona.

Los quiero y las quiero a todos y a todas, bendiciones.

Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino sino estelas en la mar.



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Franco Orlando


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