MUD-GOBIERNO

Julio: Una derrota compartida

 

Siete millones de votos no son pocos, ni deben ser desestimados. Incluso, aceptando su dudosa exactitud, lo propenso al chanchullo, a contar a su favor errores y mentiras. Pero el que la MUD no haya alcanzado los once millones anunciados tan a destiempo, que no haya podido justificarlos, y que lo reconozca en sus resultados, no obvia una convocatoria significativa.

Más allá de excusas, la MUD sabía la cantidad de mesas con las que contaba, si bien, es mucho lo que ha logrado, considerando lo tendencioso de las preguntas, el haberse salido "del tema", el no haberse enfocado en la motivación de urgencia: detener una ANC ilegal y tramposa. Una vez más, la MUD quiso acortar el camino, llena de la prepotencia que la caracteriza. El eco ensordece a quienes no quieren oírse, y los hace confundir privilegios con derechos, bienestar propio con nación, desesperación con representación.

Desde un punto de vista estadístico, el sesgo de esos "resultados" evidencia que se atendió a una muestra que no fue representativa del país. No es válido insinuar la respuesta, mucho menos otorgar certificados de adhesión ya preparados como regalos de salida. Una MUD siempre a la defensiva perdió la oportunidad de serlo, porque ello significaba aceptar que no representan a la totalidad de la oposición, mucho menos la liderizan, porque dejan fuera a una buena parte de la población que no se sintió incluida, y que no asumió la interpelación de la angustia, no se dejó meter en un saco.

La torpeza de la MUD se acerca a la torpeza del gobierno. Una polarización que refleja un gobierno desesperado por no perder el poder, y una MUD desesperada por alcanzarlo. Vocación de engaño. No importan los muertos. Un barranco despeñándose en otro barranco. Una mesa que niega la democracia que exige, y un gobierno que se agarra a vericuetos y malinterpretaciones de una constitución contra la cual atenta. Una constitución obviamente perfectible, mejorable, incluso en sus propuestas sociales, revolucionarias, pero esto no es argumento ahora pertinente. El gesto, más bien, ha hecho indiscutible la negación anticonstitucional con el que el CNE postergó las elecciones de gobernadores, luego de desatender el referéndum revocatorio. El miedo a confrontar su desprestigio. Hay elecciones para la ANC, pero para nada más.

La MUD perdió la oportunidad de medir el inmenso rechazo a una constituyente a destiempo, y se contó ella solita, para decirnos luego lo que quiera. Se negó a entablar un pacto tácito con una oposición variopinta que crece. No quiso ensuciarse las manos saludando a los desprendidos del propio chavismo, que no se sienten hoy atraídos por la MUD, sino traicionados por el gobierno. Se negaron a una negociación de urnas y no de muertos. Así, la MUD borró precipitadamente a una cantidad de venezolanos que no estaban dispuestos a anotarse en su directorio telefónico. Una vez más, sus líderes atendieron las voces oscuras de sus asesores, que nunca han sacado correctamente las cuentas, y proyectaron un "éxito seguro" que los haría la alternativa obligatoria del futuro, sin serlo. Una vez más, la MUD quiso lucir lo que la naturaleza no da.

El plebiscito del 16 de julio fue una ratificación de lo que se intuía desde afuera, un escaso 30% de votantes, contados con tanta generosidad que los lleva a salidas-otras del espejo de Narciso. Qué bueno que la jornada transcurrió con tranquilidad. Mucha más de la que ellos mismos esperaban, si bien también la muerte campeó en manos de un grupo desmandado y asesino, que no puede ser ya controlado por sus propios contratantes, licitadores de la violencia que se volverá finalmente contra ellos. El fracaso autoprovocado por la soberbia de clase de la MUD no puede argüir esta vez el sabotaje, el miedo, la amenaza. Será interesante constatar, con hora-cero incluida, si la MUD actuará con igual tono, si auspiciará que el oficialismo también se cuente el próximo 30 de julio. Ojalá que no se impongan guarimbas, ni se destruyan centros de votación, ni se queme a nadie, con la excusa real de una guardia desalmada y represiva. Así, quizás, podremos saber, aun con bases comiciales manipuladas y no democráticas, con todo el chantaje del hambre y la enfermedad, si este gobierno desprestigiado y corrupto llega a justificar un 30% equivalente de electores. Esa es ahora la apuesta.

Siete millones, y aunque fueran cinco o tres, son muchos venezolanos, compatriotas, muchos como lo serán también esos otros tres millones, y aunque fueran cinco o siete. Pero no son todos, ni incluyen a todos. Al menos, a los que no queremos ser meros peones de este juego macabro, carne de cañón, desperdicio humano de eslóganes y consignas falsificadas. Cada día crecen en número los que piensan por sí mismos, los que disienten de la MUD y del oficialismo, sin aceptar calificativos de traidores, desclasados, infiltrados, irreverentes. Ya basta con esta historia construida con lo menos malo de la historia. Ya basta de chantajes ideológicos. Hemos llegado hasta aquí, y es hora de hacer el otro balance, el definitivo, antes de que sea tarde para todos.



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Alejandro Bruzual

Alejandro Bruzual es PhD en Literaturas Latinoamericanas. Cuenta con más de veinte publicaciones, algunas traducidas a otros idiomas, entre ellas varios libros de poemas, biografías y crítica literaria y cultural. Se interesa, en particular, en las relaciones entre literatura y sociedad, vanguardias históricas, y aborda paralelamente problemas musicales, como el nacionalismo y la guitarra continental.


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