Balance y perspectivas del 16J

El domingo 16 de julio el pueblo venezolano demostró una vez más su vocación democrática y su compromiso con la paz de la nación. A pesar del clima de confrontación que pretenden imponer algunos sectores extremistas, las jornadas de movilización desarrolladas fueron una expresión de la cultura republicana que se ha instaurado en el país durante los últimos lustros.

Tanto el simulacro electoral organizado por el Consejo Nacional Electoral, como el denominado plebiscito (que posteriormente se catalogó como una consulta por sus promotores), son expresión de la cultura democrática del pueblo venezolano, que aún en condiciones de tensión política demostró un comportamiento cívico y demócrata –salvo trágicas y lamentables excepciones como la sucedida en Catia-.

Más allá del debate estéril que se ha generalizado por los medios de comunicación y las redes sociales en torno a las cifras de participación en los eventos convocados, lo verdaderamente significativo de las jornadas del domingo radica en la masiva participación popular y primordialmente en el civismo que caracterizó a las mismas.

Lo único cierto e irrefutable es que las dos fuerzas políticas del país demostraron gran capacidad de movilización, y que el pueblo venezolano expresó su inclinación democrática mediante su participación en ambos eventos.

Otra variable que se debe considerar, es que una proporción muy importante del país, probablemente más de la mitad de la población con plenos derechos electorales, no participó en ninguno de los dos eventos y actúa con indiferencia ante los conflictos políticos actuales, aspecto que significa una tendencia a la des-politización, pero que también deja en entredicho la hipótesis de la polarización nacional (planteada de manera insistente por voceros del gobierno de los Estados Unidos).

1. Breve balance del 16 de julio

El balance de los eventos del domingo debe trascender entonces el debate improductivo en torno a las cifras. En primer término, porque la naturaleza de los eventos no consiente una medición rigurosa de las fuerzas políticas del gobierno y la oposición. En segundo término, porque el denominado plebiscito no presenta un registro verificable que permita corroborar los mismos. Por tanto, la fiabilidad de los números anunciados por los voceros de la MUD está condicionada por la credibilidad hacia esas vocerías.

La tentativa de balance que se expone a continuación realizará especial énfasis en elementos cualitativos que en opinión del autor, representan el saldo político de los eventos del pasado domingo:

1.1 El pueblo que se movilizó a los dos eventos demostró su confianza en la democracia (en una presunta dictadura serían imposibles estas jornadas), en el voto y en la expresión popular como medios para definir el destino del país. Además, manifestó su voluntad de vivir en paz y preservar las garantías de derechos que otorga la CRBV. El pueblo venezolano no quiere una guerra civil, mucho menos una intervención extranjera.

1.2 Los dos eventos contaron con una movilización masiva. Tal circunstancia implica la necesidad de reconocimiento mutuo de las dos fuerzas políticas (es indispensable reducir las hostilidades y la negación del otro como narrativas), así como de implementar el diálogo político y el respeto a la constitución como herramientas para garantizar la paz social y las garantías de derechos clamadas por el pueblo venezolano.

1.3 Los parciales de la oposición se movilizan de manera masiva para convocatorias pacíficas y democráticas, por el contrario, se apartan ante agendas violentas. Es una lección reiterada hacia la dirigencia.

1.4 Aunque el simulacro electoral contó con la participación exclusiva del bloque PSUV-GPP, y el plebiscito de la MUD, evento que estuvo organizado al margen del ordenamiento jurídico y cuyas preguntas de consulta estimularon el desconocimiento del Estado social de derecho y de justicia refrendado por el pueblo mediante la constitución nacional, la expresión popular en ambos eventos se puede catalogar como una fiesta democrática sui generis del pueblo venezolano.

1.5 A pesar de la notable concurrencia al denominado plebiscito, no se produjo la movilización esperada por la dirigencia de la MUD (especialmente el sector que esperaba usar el evento como climax e instrumento para generar acciones de violencia y desestabilización), tampoco hubo ánimos incendiarios en la mayoría de las personas que decidieron sumarse a ese evento. La violencia política fue la gran derrotada de la jornada.

2. Perspectivas

2.1 La guerra no convencional ejecutada por poderosas fuerzas transnacionales, no ha no ha podido torcer el brazo del pueblo venezolano. Amenazas y hostilidades permanentes, dificultades para la satisfacción de necesidades fundamentales y operaciones de guerra sicológica no han sido suficientes para socavar la férrea decisión del pueblo venezolano –sin distinción de parcialidad política- de vivir en democracia y en paz, para construir una nación independiente y soberana.

2.2 La significativa participación del pueblo en el simulacro electoral ha producido un efecto positivo en la subjetividad de las fuerzas chavistas. En las filas del bloque PSUV-GPP se respira una atmósfera de fraternidad y disposición para la lucha en defensa de la revolución bolivariana.

2.3 La vocería oficial de la MUD del 17 de julio, hizo pública una agenda conflictiva de escalada definitiva para derrocar a Maduro y conformar un "gobierno de unión nacional"[1] (sic.), así como las más recientes e injerencistas amenazas de "fuertes sanciones económicas sobre Venezuela" emitidas por el Presidente de los Estados Unidos de América[2], significan que sigue vigente la agenda de violencia, desestabilización e ingobernabilidad para destruir la República Bolivariana de Venezuela.

2.4 Las declaraciones de prensa de Henry Ramos Allup y los mensajes de redes sociales emitidos por Luis Vicente León (personajes de alta influencia en la base social de la MUD), posteriores al denominado plebiscito, no se desmarcan de la agenda de violencia, pero exhortan a la sensatez e incluso plantean el escenario del diálogo con el gobierno como medio para encontrar una salida pacífica a la crisis (lo que implica que reconocen la existencia de otro tipo de salidas al conflicto político actual).

2.5 Los sectores extremistas subordinados al capital monopólico transnacional –esos que procuran inducir una guerra civil en el país- son una minoría, hay que actuar con inteligencia y cordura para aislar esos sectores y para crear los canales democráticos que permitan un diálogo nacional fructífero para los intereses de la Nación.

2.6 Un escenario de negociación se daría en condiciones distintas a las esperadas por la derecha, gracias a la extraordinaria movilización popular que materializaron las fuerzas bolivarianas en la jornada del 16 de julio.


[1] https://www.efe.com/efe/america/portada/la-oposicion-venezolana-anuncia-que-conformara-un-gobierno-de-union-nacional/20000064-3328411

[2] https://www.aporrea.org/tiburon/n311625.html



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Jorge Forero

Integrante del Colectivo Pedro Correa / Profesor e Investigador

 boltxevike89@hotmail.com      @jorgeforero89

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