Recuperar la legitimidad en la política

La crisis de dirección del chavismo y la crisis de legitimidad en la política

Primero quiero aclarar que escribo este artículo para los chavistas, para los revolucionarios, desde nuestras categorías, narrativa y concepciones del mundo.

"O son ellos o somos nosotros" es una expresión que se escucha en pasillos de ministerios tan igual como en alcaldías. Supone está afirmación común que existen dos bloques históricos en pugnas bien definidos y puros, los proletarios y explotados (nosotros) y los explotadores (los "escuálidos"). Así, muy a la visión eurocentrista se avanza asumiendo que las Fuerzas productivas están bien desarrolladas y desbordadas y por tanto, de lo que se trata es de aquello que planteó Marx para Inglaterra, Francia, Alemania y EEUU (por reunir esta condición), tomar los medios de producción y ponerlos bajo control de los obreros.

Con estas premisas hacer política es fácil, ya que no hay Formación Económica Social con diversos modos de producción mezclados, ni hay bloques históricos de clases agrupados. Es al antagonismo pleno de clases, tal cual cómo lo ve el marxismo congelado (el dogma). Bajo esa lógica, nosotros los Chavistas, somos los buenos y los "escuálidos" todos son los explotadores, malos y locos (por eso juegan con pupú).

Bueno, esa es una racionalidad muy básica y reduccionista del problema. Sin embargo, siendo consecuentes con esta postura, deberíamos asumir íntegramente el escrito de Atilio Borón (donde llama dejar de lado la tolerancia) y salir a reprimir con todo a los opositores. Al final, según este análisis, solo son pequeños grupos de burgueses, y como dice Pablo Milanés "no me dan pena los burgueses vencidos".

Siendo coherentes con este planteamiento, exijámosle al Gobierno que acabe ya, por la fuerza, con estas puntuales e insignificantes insurrecciones burguesas y que los aprese a todos. Que disuelva ya la Asamblea Nacional Burguesa, que cierre los medios de comunicación que critican al Gobierno pues, como los Bloques de clases están bien definidos, aquí no hay confundidos sino agentes del imperialismo.

Sin embargo, haciéndonos algunas preguntas en un nivel un poco más profundo del análisis, ¿Porque no hay nadie en su sano juicio del alto Gobierno que esté pidiendo esto?, Porque si al Gobierno se le ocurriera utilizar fuerza letal contra todos los manifestantes que estén en la calle se generaría un rechazo de los militares, policías, dirigentes del Chavismo y hasta el mismo Pueblo Chavista, ¿Qué hay en el fondo de esta situación, o más bien, que no hay en el fondo?

Lo que no hay, y es un secreto a voces, es LEGITIMIDAD para hacerlo. Esta medida no gozaría del apoyo de la inmensa mayoría del Pueblo civil y militar chavista. ¿Y por qué no hay legitimidad en esa medida? Porque todo el mundo sabe que no es cierto que existan dos bloques de clases bien definidos como el discurso del Gobierno sostiene. Existen dos polos que, con un discurso extremista, se disputan el poder y el control de la menguada renta. Uno confrontado con el Gobierno Norteamericano y otro invocando la intervención extranjera. Pero en su seno, ambos bloques tienen diversas expresiones e intereses de clase. Esto es fundamental entenderlo para caracterizar a las fuerzas en pugna. No solo se trata de los discursos, sino de las composiciones de clases internas. Es más, la dirección del Estado hoy en los municipios, estados y nacional, en todos los estamentos, está controlada en su mayoría, por burgueses y una pequeña burguesía que no creen ni están construyendo un proyecto clasista. Eso es hora de admitirlo. ¿O hay alguien que se atreva a decir que es el Proletariado quien dirige el poder en los municipios, los estados, los ministerios, las empresas del estado, etc? Esto es un tema central en la caracterización de los bloques en pugna.

Igualmente hay una comprensión absolutamente mayoritaria en el Pueblo que la corrupción, el burocratismo y la prepotencia han hecho metástasis en el Gobierno. Ninguna persona seria podría negar esto hoy.

Ambas condiciones, de clase y moral, han distanciado enormemente a la dirección del PSUV del Chavismo. Si bien los chavistas somos antimperialistas, reivindicamos la justicia social y la democracia participativa, tenemos profundos cuestionamientos a la dirección actual del Gobierno, que vive y gobierna en condiciones muy diferentes a las de nuestro pueblo. Muchos de sus hijos están en el exterior, no padecen la crisis para la cual nos exigen que aguantemos con "lealtad". Luego, esta dirección cuestionada desde el chavismo, también es cuestionada desde la Oposición. De allí que aparezca sobre el escenario el problema de la legitimidad en la política.

Por estas razones nadie se atreve a pedir lo que, coherente con el discurso de los bloques de clase bien definidos, deberían pedir: acabar YA, por la fuerza, con esta insurrección. En el fondo saben que, del otro lado, si bien es cierto hay una dirigencia comprometida con los EEUU y con el Neoliberalismo, también hay millones de trabajadores que legítimamente, y aun no apoyando la violencia, si están reclamando reivindicaciones en las que tienen razón, prácticas de este Gobierno que son absolutamente antagónicas al socialismo y que han generado profundas rupturas con el movimiento campesino, obrero, comunal, estudiantil, etc. Reconocerlo es el primer paso para poder reunificar al Chavismo. La negación de esta realidad es el camino de la mentira, camino que no es revolucionario ni permite reconstruir unidad.

Entonces, si somos honestos en el debate, en cinco minutos nos pondremos de acuerdo en que no hay legitimidad para acabar con el adversario por las armas de la FAN y Policías, y mucho menos existe la unidad y fuerza para tal acción. Por el contrario, el adversario del Gobierno se muestra escalando en el conflicto, convirtiéndolo en guerra de desgaste, bajo el esquema maoísta de "guerra de todo el Pueblo" y con una moral combativa altísima, llena de ira y de odio (véase lo que está ocurriendo en las zonas andinas).

Aquí estamos ante una encrucijada: o asumimos que somos los buenos, ellos los malos e IMPONEMOS La Paz con la GNB, coherentes con ese discurso, o asumimos que la confrontación PSUV-MUD no es equivalente a Proletarios-Explotadores y entendemos que es Pueblo contra Pueblo confrontado, AUNQUE EN CADA POLO HAYA empresarios, explotadores, choros, oportunistas y traidores a la patria, ASI COMO en cada Polo hay proyectos capitalistas, de Estado y Neoliberal respectivamente, pero capitalistas ambos. La única diferencia es que uno de los polos enfrenta (en discurso al menos) las pretensiones norteamericanas de colonizarnos (y decimos en discurso porque en la Faja Petrolífera del Orinoco, así como en el arco minero, se les han abierto las puertas a estos capitales, y hasta se financió la campaña del actual presidente de EEUU), mientras el otro polo es apoyado por estos intereses abiertamente.

El asunto de fondo es que no hay camino fácil para unir a los trabajadores, campesinos, comunidades, estudiantes, cultores y amas de casa en un nuevo Bloque Histórico para esta crisis estructural del modelo rentista. Y no es fácil, pues millones de ellos están convencidos en que el Gobierno no defiende sus intereses ni los incorpora en la Gobernabilidad, además ya no tienen tiempo para seguir esperando que eso ocurra, pues la crisis económica los tiene contra las cuerdas. Ellos ven, en medio de una crisis de dirección profunda y ante la falta de referentes patriotas y populares MORALMENTE INCUESTIONABLES, a un grupo de empresarios y pequeñoburgueses dirigiendo una lucha contra el Gobierno. Dicen, "no creo en estos de la MUD pero debemos sumar todo contra la dictadura que no me reconoce ni dialoga conmigo. Una vez caído el Gobierno, buscaremos opciones". Eso se les escucha a las masas opositoras en la calle. En Maracay, por ejemplo, los dirigentes de la MUD pasan en medio de los marchistas y la gente los ignora. Esto es vox populi.

Que más evidencia queremos de que estamos en presencia de una profunda crisis de dirección y de legitimidad, con el agravante de que hay una fuerte unidad en contra del Gobierno y un alto apoyo de masas (por el odio existente) a corrientes fascistas. Es una bomba de tiempo que hay que desmantelar con inteligencia y rapidez.

Entonces, en esta encrucijada de caminos difíciles, solo se puede ganar la paz, frenar una guerra y pasar a la ofensiva, refundando una nueva dirección con intereses nacionales, soberanos, que reivindique la justicia social y de sólida moral reconocida por todos los trabajadores del país, es decir, los millones de Chavistas y Opositores de base (trabajadores opositores al Gobierno) que no se reconocen en las altas direcciones de la MUD ni del PSUV. Pero, como esto no se hace en un mes, el primer paso que debe dar el Gobierno (y forzar a la MUD a hacerlo con inteligencia) es RECONOCER la existencia del otro, abrir espacios de diálogo, NO IMPONERLOS (como la Constituyente o las elecciones Generales), cambiar ya el lenguaje retador, humillante y soberbio, reconocer errores, cesar las persecuciones y censura de los sectores críticos, publicar el cronograma electoral CONSTITUCIONAL para abrir cauces democráticos como válvulas de presiones y ampliar la mesa de diálogo con todos los sectores sociales. Mientras se dialoga y se acuerda con los sectores democráticos de la sociedad opositora, se van aislando y reduciendo a los sectores vandálicos y reaccionarios.

¿Estas medidas acabarán las acciones terroristas de las fuerzas reaccionarias? NO, absolutamente NO, seriamos unos ingenuos si creemos eso. La reacción tiene una agenda propia MUY diferente al de las inmensas mayorías de Venezuela, pero estas medidas si le quitarán base social a esta corriente. En este sentido, la idea de una Constituyente para el diálogo nacional es correcta en espíritu, pero no procedimentalmente. Un diálogo no se impone. En este momento imponer, desde una dirección con severas críticas morales, es tensar los conflictos y avanzar hacia una guerra civil.

Tampoco la solución es un diálogo de cúpulas que no se reconocen entre sí, ni representan a los grandes sectores nacionales que conforman el país. La solución es un gran diálogo nacional, amplio, en donde todos nos sintamos representados. Un espacio legítimo. Si la MUD se niega a dialogar con los grandes sectores nacionales se aislarán. Pero los gremios, los campesinos, los trabajadores, los empresarios, los pescadores, los cultores, los estudiantes, los adultos mayores, los comerciantes, los ganaderos, los comuneros, etc. si quieren dialogar. Tienen problemas que quieren resolver y necesitamos encontrarlos juntos para eso. Por el contrario, si se impone una Constituyente y la mayoría del Pueblo de Venezuela no participa ni cree en ella, esto sería un acto de soberbia y desespero que empeorará todo.

Aquí la política debe entender que las propuestas legítimas, incluyentes y democráticas son las que destrancarán el escenario, no así las maniobras ejecutadas con la fuerza que da el control del estado o las maniobras ejecutadas con la fuerza del apoyo internacional.

Construyamos una propuesta legítima, para ello tenemos una maravillosa consigna guía: Con el Pueblo Todo, sin el Pueblo Nada. Estamos a tiempo



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Sergio Sánchez

Soñador, ingeniero, agricultor, músico y resiliente. Zurdo de corazón. Militante de las causas justas de la humanidad, crítico y autocrítico. Movimiento Por la Democracia.

 sergiocmb@gmail.com      @SSanchezVz

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