Alerta presidente Maduro: No hay verdadero Poder Constituyente, si no hay Listas Obreras y otros sectores Populares

Alerta presidente Maduro y miembros de la Comisión Presidencial para la Convocatoria de la ANC:

No hay verdadero Poder Constituyente, si no hay Listas Obreras y de demás sectores Populares

Por Ismael Hernández

Soy de poco escribir artículos de opinión. Acostumbrado a la militancia revolucionaria desde las asambleas para el debate/acción y a las elaboraciones colectivas de documentos y una que otra vez, declaraciones de prensa. Pero, emergencia es emergencia. La violencia que impone la derecha venezolana y mundial me obliga a ello. Para luego, o para cuando escriba mejor, ya puede ser tarde. Lo que aquí expongo, no es más que un concentrado de lo que venimos discutiendo con un documento que ya publicamos como corriente LUCHAS. Y, que aquí quiero insistir a que tomemos en cuenta, por estos tiempos de violencia, destrucción y muerte que las bandas armadas de los ricos están imponiendo en las calles y ahora, ante este intento de detener todo eso, como es la intención de la convocatoria a Constituyente.

Venezuela lo que está viviendo es un capítulo estelar de la lucha de clase. La disputa es entre capital y trabajo. La burguesía por intermedios de las direcciones y una parte de las militancias de sus principales partidos (PJ, VP, AD, UNETE, VV) pelean con esta violencia criminal por el control y uso de las divisas provenientes de la renta petrolera (RP). Ellos son más culpables que el gobierno, de que el 96% de lo que se consume es importado. Le ha importado muy poco, la capacidad productiva del agro. De por vida, las plantas industriales que instalaron han sido de ensamblajes para obtener productos semi terminados. Les gusta más dedicarse a la importación de insumos que ser productores. En este renglón está el lomito de la vaca que sus tetas no dan leche sino petróleo. Allí están las ganancias multimillonarias y, desde ubicación, controlaban la distribución, disfrutando preferencias a la hora del reparto de las divisas provenientes de la RP.

Esa burguesía de viejo abolengo colonial, cuyas riquezas eran heredadas por familias y que tuvo un reforzamiento en linaje con el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez en la década de los 70, mantuvo sin mayores turbulencias el poder hasta 1998. Construyendo sus mediaciones políticas con los partidos policlasistas que mantenían el status quo en un modelo de democracia representativa. Pero, como dice la letra de aquella vieja canción de la revolución cubana: "Llegó el Comandante y mandó a parar". Chávez se plantea la destrucción de la vieja burguesía parasitaria, y se propone el desarrollo del aparato productivo nacional y la cohabitación con el emerger de una burguesía "supuestamente" nacionalista.

Pero la recuperación del control de la industria petrolera y con ello de las divisas provenientes de la RP (2001) activa el golpe de Estado del 2002 como primer reflejo burgués contra un nuevo orden. En la primera oportunidad, lo que hace la burguesía es el golpe de abril del 2002 y la primera acción ejecutiva de los golpistas es derogar la Constitución de 1999. Su sueño es el mejor marco jurídico que les garantice a plenitud apropiarse de las riquezas nacionales. El protagonismo popular derrota del golpe y al poco tiempo nada más, Chávez da un giro a la izquierda y propone darle carácter popular a la revolución Bolivariana y llegó hasta atreverse de definirla socialista.

Al reactivarse el aparato productivo (2004-2005) se inicia el surgimiento de un nuevo sector burgués dentro del proceso bolivariano a partir de la actividad de importación de bienes, servicios, productos y alimentos que entra a competir por el reparto de la RP, que con los altos precios del barril de petróleo hasta el 2010, ese sector emergente engordó groseramente y, ha desarrollado vinculaciones con el comercio mundial.

Eso desató la furia oligarca de la vieja burguesía, cuando baja el precio del barril de petróleo, el gobierno "le bajó 2 y hasta 0" al otorgamiento de dólares que venían entregándoles hasta entonces a los patronos. Desde allí la tienen jurada, generando picos de crisis de gobernabilidad: una corrida generalizada de dólares, lo cual llevó al establecimiento del control cambiario (2006); un proceso de no inversión para no producir bienes; calcular todo los productos que importan a dólares paralelo para los precios de venta, así hayan recibido dólares Dipro (Bs, 10) o Dicom (precio variable, hoy Bs. 727,54); guerra económica; financiamiento a todos los actos desestabilizadores y violentos de la oposición. Con la muerte de Chávez (2013) y después de la victoria de las parlamentarias (2015), esto esa maldad, se quintuplicó en sus quehaceres destructivos y juntos al imperialismo y con la colaboración de algunos gobiernos lacayos de la región, levantaron este "decreto de guerra a muerte" contra Maduro y contra todo el proceso chavista y bolivariano. esta situación que es el que nos tiene en vilo y rodilla en tierra. Y, es la que ha propiciado esta propuesta de Constituyente.

En el lapso 2004-2011 se abrió desde el pueblo un contexto de surgimiento de novedosas formas de organización obreras y populares (consejos comunales, empresas de producción social, fábricas recuperadas y controladas por sus trabajadores, movimiento cooperativistas, etc). Tensionando desde el lado de clase trabajadores y de todo el movimiento popular las contradicciones de clase. Pero, es también el período en donde Chávez (2006) intenta mediante referéndum consultivo modificar la constitución de 1999 para darle un carácter socialista a la Carta Magna y abrir paso desde el plano jurídico a la revolución socialista. La derecha llamó a no reformar la constitución porque ello implicaba un riesgo de pérdida de algunas protecciones jurídicas que la CRBV les confiere, como el reconocimiento expreso de la propiedad privada de los medios de producción y de los bancos privados. La propuesta fue derrotada gracias a una campaña que enfatizó en los peligros "comunistas" de los cambios propuestos y a la traición de algunos dirigentes y gobernadores del sector chavista.

Esta nueva situación de tensiones en la lucha de clases, tiene numerosas expresiones de las cuales mencionaremos de manera ilustrativa solo dos: La primera (2008) alrededor de la nacionalización de la industria del hierro (SIDOR) sector que expresaba nexos entre trasnacionales (Ternium-Sidor) y la nueva burguesía. Esta tensión, con conflictos de calle, represión y huelgas, como ocurre en todos los momentos álgidos de la lucha de clases, resultó favorable a la clase trabajadora gracias a la resuelta disposición de combate de los sidoristas con el movimiento Alianza Sindical en el papel de vanguardia, destacándose la orientación directa que junto a ese movimiento tuvo mi corriente política de entonces, y mi Compañero de muchos años de rutas y de LUCHAS, Stalin Pérez Borges. Y, merece mención especial la solidaridad nacional que generó este conflicto por parte del resto de la clase obrera. La segunda, con el debate abierto sobre el hiperliderazgo de Chávez (2009) que expresaba la presión de los sectores intelectuales, pero también de los trabajadores por mayor democracia en el debate y la crítica contra la burocratización y el surgimiento hegemónico de esta nueva burguesía. La presión popular y de los profesionales asalariados no sólo impidió reprimir este debate sino que llevó a Chávez (2011), corto tiempo después, a reconocer que quienes le cuestionaron y hablaron de dirección colectiva del proceso tenían razón.

Los trabajadores tenemos que entender que tanto la vieja como la nueva burguesía son contrarias a nuestros intereses.

Los militantes trabajadores, asalariados y funcionarios de base que militan en el PSUV y los partidos del Gran Polo Patriótico (GPP) -con más de 7 millones de votos en un país de 30 millones de habitantes- comenzaron a presionar para un giro a la izquierda del proceso. Parte de la dirección del PSUV y el gobierno apostaron inicialmente por una negociación que permitiera una posible cohabitación entre los viejos y los nuevos ricos. Pero la burguesía desplazada en el año 1998, sedienta por la RP, que se considera única legítima heredera, no se da, ni se dará por vencida, ni quiere ser segundo plato, insiste en recuperar tal control histórico que tuvo de la RP.

Y, lo preocupante de todo esto, es que en medio de esa pelea a cuchillo interburgués, aun cuando los asalariados seguimos presionando por una radicalización del proceso, vemos que muchos de nuestros dirigentes siguen sin romper con la lógica y con los aparatos burocráticos. También, porque lo acabo de sufrir en carne propia, algunos sectores de izquierda apostaron a contracorriente y sin tener límites en el cómo, por la construcción de un tercer polo, sin valorar que el grueso del pueblo trabajador no habían roto –como no lo han hecho aún- con estos aparatos. Este error lo estamos pagando caro, pues no han logrado aglutinar en ningún evento ni a doscientas personas, en medio de una situación de abierta activación política.

Aterrizando, así lo veo: los partidos políticos que representan a la burguesía, las organizaciones empresariales y la alta jerarquía de la iglesia católica no dialogan con el gobierno, pero todos ellos se activan violentamente para producir una solución extraterritorial que coloque a la vieja burguesía y sus partidos en el poder. Desde el movimiento revolucionario, está una izquierda, que se reconoce como crítica, pero que cuando se expresa se le oye y se le lee confundida, hasta timorata diría yo, colocándose como eco y a la cola de lo que dice la vieja derecha, mientras se produce un reagrupamiento nacional de las fuerzas radicales de los trabajadores y de sus organizaciones propias y del resto del movimiento popular, tomando las bandera, consignas y mensaje de la izquierda Bolivariana y Chavista que quieren impulsar con todo su compromiso por el socialismo. En ese contexto es que tenemos que responder, ante la convocatoria que hace el Presidente Maduro, a un proceso constituyente con elección de sus representantes no por los partidos, sino además de territorial, debe ser a partir de los sectores obreros, campesinos, estudiantiles y populares.

Para terminar, le digo al Presidente Maduro y a los miembros de Comisión Presidencial Organizadora para la Convocatoria a esta Asamblea Nacional Constituyente, que no le paren a aquellos sectores, por más respeto y consideración que a estos les podamos tener, que han salido a cuestionar la convocatoria a la Constituyente porque no ha sido consultado previamente el poder originario o soberano y porque no es solamente territorial sino también sectorial. Constitucionalmente nada lo impide. Si los Constituyentistas de 1999, hubieran querido que así fuere, lo hubieran dejado claro. Los trabajadores y los sectores populares si estamos a favor de que sea territorial y sectorial. Dejo constancia, que en mi entidad de trabajo, Ipasme Unidad Valencia, y en mi entidad territorial, Estado Carabobo, la clase trabajadora se ha activado para explorar "esta ruta" a la solución de esta violencia que amenaza nuestras vidas, a nuestra soberanía y hasta nuestra integridad territorial como nación.

Estamos abocados a la conformación de los Comandos por la Constituyente por entidad de trabajo, por sectores y por estado. Ya pronto estamos proponiendo un Encuentro Nacional Obrero y Popular para: asumir las proposiciones programáticas y los compromisos de discusiones de temas para llevarla a la Constituyente. Posteriormente, cada sector y en los estados, se armaran, esperamos sea precedidas de maneras democráticas y lo más justas, las listas y candidatos obreros, campesinos, estudiantiles, profesionales asalariados, amas de casa, sexo diversos, en fin de los marginados. Esto constituye una oportunidad clave para que esta nueva constituyente tenga una clara orientación anticapitalista.



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Ismael Hernández

Dirigente obrero. Miembro del PSUV y activista de LUCHAS


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