Hace 18 años que en la la Conferencia Episcopal de Venezuela se multiplicaron de manera increíble los judas Iscariote, como si se tratara de una cría de mapurite. Con ya es costumbre, estos pisa pasito no llaman a la paz, sino que se empeñan en manchar de sangre la sotana, cuando con saña lanzan un incendiario comunicado para echarle más leña al fuego. Como creerle a quienes con furia cuestionaron la creación del Poder Constituyente Originario de 1999, y ahora hipócritamente se oponen a que los órganos del Poder Público ejerzan el derecho a sus legítimas competencias. ¿O es que el 347,348 y 349 no aparecen en la vigente Carta Magna?
Y decimos que actúan como fariseo y no como ministros de Dios, pues por una parte reconocen los sesudos “Obispos” que es grave la situación que hoy afecta la vida y la convivencia en nuestro país”; y acto seguido, lanzan gases inflamables para que Arda Troya. A todas estas nos preguntamos: ¿Podría la CEV incitar a la violencia en EEUU, o cualquier nación europea? ¿O su odio y temores infunda mentados los lleva a mal interpretar el texto constitucional?
Igualmente, recurren al expediente de la hipocresía, cuando vemos que con fines inconfesable se refieren a la escases inducida de ciertos rubros alimenticios y medicamentos, pero en ninguna de sus temerarias afirmaciones reconocen que detrás de esta maniobra se esconden la agenda fascista y desestabilizadora que apuesta a crear caos y derrocar el gobierno. Y como la lengua es castigo del cuerpo, preguntamos si a la CEV estaría de acuerdo con que una turba saqueara su alacena.
Advertencia. Ojalas que en medio de sus endemoniadas premoniciones, a la CEV no le haga falta invocar al “Jesús resucitado y María de Coromoto” para que le saque la pata del barro, pues la paciencia del pueblo podría convertirse en arrechera viendo que la CEV utiliza la Iglesia como campamento guerrillero para arremeter contra el poder del pueblo.
¡Ave María Purísima, que Dios nos libre de caer en las garras de estos Diablos de la CEV!
