¡Yo no fui!

El texto de la última parte de una carta, fechada hace casi 188 años, dice que él no fue el responsable de un hecho bochornoso y cobarde, si, allí se trata de negar fue el mentor de una traición de marca mayor, en perjuicio del hombre que hizo todo por encumbrarlo. Dese cuenta como esta parte de la misiva contiene muchos de los argumentos que en la actualidad algunas personas esgrimen para no asumir su responsabilidad, negando por lo tanto cualquier hecho miserable por ellos cometido, hechos evidentes, públicos y notorios que los incriminan sin duda alguna. Pero leamos lo que está escrito en la carta.

"Esta confianza me ha animado a buscar protección en mis desgracias en la magnanimidad de vuestra excelencia, sin que en modo alguno se invierta el orden y la dignidad que le competen. ¿Desechará vuestra excelencia mi súplica? No, no es posible que vuestra excelencia renuncie al placer de ejecutar una acción honrosa y benéfica, ni al derecho que ella le diera a que la historia diga: El general Jackson aumentó sus títulos a la admiración del mundo filósofo abogando por la libertad de un colombiano constante amigo de la libertad política, civil y religiosa" Sigue la zalamera carta. "Ruego a vuestra excelencia disimule el exceso de confianza que indica la dirección de esta carta, y le suplico también que se sirva conservarla en reserva porque la he escrito quebrantando la orden de que no pueda escribir a nadie. Cuando yo pueda publicar la verdadera historia de mis persecuciones y padecimientos, entonces puede vuestra excelencia hacer de este papel el uso que estime conveniente. Más antes, sería irritar las autoridades y perjudicarme, motivo por el cual no he querido que se haga imprimir una larga representación que dirigí desde aquí al Libertador Presidente con fecha 13 de diciembre del año anterior, en que he refutado victoriosamente la injusta sentencia pronunciada contra mí" Y sigue la carta "Sírvase vuestra excelencia aceptar la respetuosa y distinguida consideración de un colombiano desgraciado pero que siempre ha admirado las virtudes cívicas y militares de vuestra excelencia, y que tiene el honor de decirse su muy humilde y obediente servidor"

"A su Excelencia el General Jackson, Presidente de los Estados Unidos de América.

Francisco de Paula Santander

Antiguo Vicepresidente y General de Colombia.

Castillo de Boca Chica, 19 de mayo de 1829"

Se consideró no hacer ningún análisis y/o comentario de lo escrito en esa parte de la misiva, porque se pretende que cada lector se forme su propia opinión y califique la forma de proceder del personaje, el mismo que después de ser juzgado fue condenado a muerte por el atentado contra la vida del General Simón Bolívar, el Libertador; quien magnánimamente influye para que no le sea aplicada tan drástica medida. Todavía en Venezuela ocurren casos parecidos, muchos personajes que viven y hacen de la política una labor mal sana, que hacen cosas deleznables y después se comportan como si nunca ha roto un plato, es decir, negando cualquier actuación que en un determinado hecho que puede calificarse de delictivo lo pueda comprometer.



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José M. Ameliach N.


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