PNL y Coaching para líderes revolucionarios

Desde hace muchos años se habla en Venezuela de la Programación Neurolinguística (PNL). Hay libros con temas para usted escoger. Yo, tardío como siempre, dejé pasar la ola del PNL, y fue ahora cuando mis ojeras y mi piel resecas me delatan que vengo a empeñarme esa cosa. Como observeé cualquier tipo de tema tratado en este invento de dos psicólogos estadounidenses: R. Bander y J. Grinder, en la década de los 80, me dije para mis adentros deben haberse escrito, a estas alturas, uno para los revolucionarios. Así que me fui a mi librero más visitado en mi vida en Puerto Ordaz, y le dije:

—Estoy interesado en un librito de estos del PNL para todo…, que sea exclusivamente escrito para líderes revolucionarios. Usted sabe que eso de ser revolucionario está de moda desde que Hugo Chávez llegó al poder… Raimundo y todo el mundo quisieron o se hicieron pasar por revolucionario para echárselas con una camisa roja y una gorra del 4F, y trepar hasta las más altas esferas de la pirámide gubernamental.

—Caramba, fíjese, que no he visto un libro como el que usted anda buscado. Pero, pienso, que no tardarán en sacar uno así… Usted sabe, aquí hay para todo y para todos. Es cuestión de esperar un poco. Yo le aviso cuando me llegue. Pero tengo libros sobre Coaching, y eso está de moda, tal vez le sirva alguno para sus propósitos.

Me desilusioné. Abrigaba la esperanza de encontrarlo. He pensado que un libro así: PNL para líderes revolucionarios podría ser la solución para el partido de gobierno (PSUV) y para los indecisos. O para aquellos que fueron y ahora no son. Sin embargo voy a usar mi imaginación para ayudar, mientras sale el libro al mercado. Fue así como eché manos al primero que encontré en la librería, y me dispuse a sacarle provecho, para compartirlo con los demás. He allí lo importante, compartir, compartir y compartir. Para que mi intención tuviera la mayor de posibilidad de éxito, comencé a poner en práctica lo leído con un grupo familiar, ya que sintiéndome entre familiar podría impartir mis "enseñanzas" más relajado y con una actitud más proactiva, como suelen acuñar a cada momento los vendedores de ilusiones, la tele, conferencias, talleres, foros, etcétera. Pero había una dificultad que debía vencer si no quería fracasar en el intento: no todos los de mi grupo familiar eran o querían ser revolucionarios. Entonces, fue que se me ocurrió que era una práctica para conformar un taller, y así poderme ganar un dinerito extra, para ayudar a los compromisos del hogar, del cual yo era miembro. Al fin aceptaron. Pero ya cuando yo estaba parado frente a ellos, un poco nervioso, como es lógico, soltó uno, con voz carrasposa, pero segura: "Por qué no pruebas con eso que llaman "Coaching", está de moda y me parece más fácil que eso del PNL. Yo tengo un libro sobre el "Coaching" y te lo puedo prestar. La aplicación de eso no requiere que nos reunamos. Y Así ganamos todos. Dicho y hecho. Todos estuvieron de acuerdo con la idea, menos yo. Pero era minoría, y contra la mayoría nadie puede.

En efecto, el PNL había sido descubierto en la década de los 80, por los psicólogos R. Bandler y J. Grinder, profesores de la universidad de Santa Cruz, en California, Estados Unidos. Se vendió, como pan caliente, como la nueva ciencia para acomodar a todo aquel que estuviera desacomodado. Es decir, fuera del carril, quejándose siempre de su mala suerte. Pero yo no me ocupé, en su momento, de ahondar es esa nueva teoría salvadora. Así que comparé con el "Coaching", y me decidí por "COACHING PARA LIDERES REVOLUCIONARIOS", una opción sencilla, práctica y efectiva como hacerse mejores revolucionarios, en un país en crisis, y que tanto requiere de personas "Patria o muerte", sobre todo cuando vemos los vientos que soplan desde el imperio, y de las voces como Rafael Poleo que pide a los militares que tomen carta en el asunto, y al señor imperio que invada y acabe con todo. Es hora de no quedarse sentado frente a la casa, para ver pasar las botas ensangrentadas de los marines, con sus presas amarradas y arrastradas hacia algún estadio.

Bueno, el Coaching mío, destinado a hacer mejores revolucionarios funciona así:

Hay un monitoreo que ejerzo directamente sobre los sujetos. Eso me permite actuar como los coach de picheo de los equipos de béisbol. Quien observa al pitcher, desde su primer lanzamiento, y cuando observa algo raro, se acerca al montículo y le hacer las correcciones. Sino las sigue, y le caen a palos, no es el coach quien sale, es el manager para sacarlo del juego. Así funciona este método. Acción, observación, recomendación, y…

—Dicen algunos que la revolución nace de la esperanza, pero también es sabido que los poetas y los soñadores, también tienen esperanza, pero ellos no hacen revoluciones. Las revoluciones, incluyendo la nuestra, la bolivariana, la hacen los hombres y mujeres que están cargados de conciencia. Entonces, por la conciencia es que hay que empezar. Hugo Chávez, decía: conciencia, conciencia y más conciencia, para que haya revolución. Entonces, es facilito: fortalezcamos nuestra conciencia revolucionaria. Un buen ejemplo de lo que es tener conciencia la tenemos en el Che Guevara y en Hugo Chávez. Pero aunado a la conciencia está el coraje. "Mírame a los ojos, mientras disparas", le dijo el Che Guevara, el guerrillero heroico, al Sargento que había sido designado para jalar el gatillo de la ametrallador o el fúsil, en la escuelita de La Higuera, en las montañas de Bolivia, cuando estaba herido y amarrado sobre el piso de tierra de la escuelita. Lo primero es lo primero. Y lo primero es la conciencia. Y lo segundo es lo segundo: el coraje, y después viene lo demás.

a)La conciencia revolucionaria. Es importante el grado de conciencia revolucionaria que tenga una persona, que haga llamar revolucionario, y que, además, sea dirigente con miras en convertirse en líder, hasta llegar hasta lo más alto de la cima. Gracias cuento con un apoyo que me nos aclara contundentemente lo que es una conciencia revolucionaria. Se trata de dos párrafos que le robo a un artículo de Adán Chávez, publicado en Aporrea. He los a continuación:

"La revolución bolivariana que estamos construyendo en nuestro país implica, definitivamente, cambios radicales dentro de una escala de prioridades: La soberanía, la salud, la educación y la justicia igualitaria pero, para mantenerlas en el tiempo, es necesario fortalecer nuestra conciencia revolucionaria. Ésta además trae consigo la sensibilidad por los semejantes, el rechazo a la explotación del hombre por el hombre, a explotar la fuerza de trabajo para beneficio de una persona o grupo, el respeto a la igualdad y equidad social. En el capitalismo no existe ese respeto. Debemos estar conscientes, camaradas, de que estamos en una guerra entre el sistema capitalista involutivo y el sistema socialista bolivariano. Y que en esta transición hacia el Socialismo, todavía se conserva en diversos sectores, la mentalidad pequeño-burguesa proveniente de ese sistema diabólico que es el capitalismo.

Debemos crear entonces, nuestra conciencia revolucionaria, formándonos en la necesidad de superar las viejas enseñanzas de dicho sistema; como dijo un gran revolucionario: vencer esa "mentalidad antigua". Para ello, debemos conocer, comprender, analizar y concluir concientemente, entre otras cosas, que "el capitalismo es el sistema económico responsable de generar el mayor nivel de desigualdad social en el mundo". Y que: "Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales…" (¿Porque Socialismo?, Albert Einstein).

Agregado: También existe la Conciencia reformista. Hay una gran diferencia entre las dos conciencias. Esta última trata de que, a través de ciertas reformas, se va a lograr hacer la revolución. Falso error. La revolución se hace de raíz, o no se hace. Existen múltiples ejemplos de reformismos que, a la postre, se han quedado en lo mismo o, en casos especiales, en situaciones peores. De mayor entrega al imperialismo, de mayor servilismo al imperio. Esta conciencia reformistas invade a hombres que tienen miedo. Son timoratos. Les faltan bolas para dar el brinco de una conciencia reformista a una CONCIENCIA REVOLUCIONARIA.

b) El coraje: Siempre he pensado que ser un verdadero revolucionario es vivir en alegría permanentemente, pero vivir también peligrosamente. Yo conocí a hombre, estando preso den la isla del Burro, que vivía alegremente, cada día que pasaba, era una oportunidad para reír. Pero por dentro ese hombre vivía peligrosamente. Ese ser humano, pleno de coraje, se llamó Nicolás Hurtado Barrios. Independientemente de si era oportuno o no irse a las montañas, él eligió, como eligió el Che Guevara abandonar el poder para internarse en las montañas desconocidas de Bolivia, en concordancia con sus ideas de hacer revolución. Nicolás, estuvo preso en la isla del Burro, luego salió al exilio, para entrar al país, e incorporarse a la lucha en las montañas.

Si un hombre está varios años en la cárcel. "Cómodo", con comida todos los días, con demasiado tiempo para leer y aprender; con su rutina hecha por él, y de pronto lo largan para la calle. Lo menos que podría hacer ese hombre es buscar el seno familiar y refugiarse en él. Vivir y sentir el calor familiar: la esposa, los hijos, y tal vez, los nietos. ¿Para qué más? Eso funciona para algunas personas, no para otras. Ese fue el caso del Tte. Nicolás Hurtado: dejó la cárcel, pero también dejó atrás a sus seres más queridos para perseguir su sueño, que no era más que el sueño de todo un pueblo. Ese hombre era un hombre de coraje. Pleno de coraje. Arropado con el coraje de quienes no temen vivir peligrosamente. Hay, en estas cosas de las luchas revolucionarias, muchos hombres corajudos. El Che Guevara, Hugo Chávez, entre otros, fueron ejemplos de coraje. Ambos murieron por sus pueblos. Añorando tener más tiempo para hacer las cosas que aún tenían por hacer.

Agregado: Dice Osho: "Valentía es adentrarse en lo desconocido a pesar de todos los miedos. La valentía no es falta de miedo. La falta de miedo surge cuando cada vez te vuelves más valiente. La falta de miedo es la experiencia absoluta de la valentía; es la fragancia de la valentía cuando ésta es absoluta. Pero en principio, no hay tanta diferencia entre una persona cobarde y una valiente. La única diferencia es que el cobarde presta atención a sus miedos y se deja llevar por ellos, mientras que la persona valiente los aparta y sigue su camino. La persona valiente se adentra en lo desconocido a pesar de todos sus miedos. Conoce el miedo, sabe que está ahí".

Los líderes también sienten miedo, en casos especiales. Pero los esconden, y los hacen encerrarse en la cárcel del deber. Todos, alguna vez, hemos sentido miedo. "De ahí que el verdadero poder se consigue cuando el líder reúne las condiciones necesarias para serenar el miedo de los demás. (Se supone que él ya serenó los suyos). Un líder, un verdadero líder, para vencer al enemigo, primero tiene que vencer a sus miedos. Y, además, una sociedad, un país, con un hombre pleno de miedos al frente del poder, se siente desasistida, y con una esperanza incierta, proclive a caer en el barranco.

c) Paciencia: He leído en varios libros que los sabios y filósofos de la Antigüedad, hacían acopio de la paciencia. Muchos de ellos pasaron a la posteridad gracias a la paciencia, como es el caso de Jesús, Buda, Lao-Tsé, Sócrates y Séneca, para referirme a estos pocos. Ha habido en la historias muchos hombres que deben a la paciencia su victoria sobre la impaciencia. La paciencia es sinónimo de madurez, y, de paso fortalece a quien la práctica. También se dice que la paciencia es el camino hacia la sabiduría, pero hasta allí. No queremos líderes revolucionarios que lleguen a la sabiduría, tal vez uno lo ha logrado en el siglo XX y el XXI. El señor Fidel Castro. En su juventud fue un hombre fogoso e impaciente, pero controlado. La paciencia le llegó después. Y la ejerció a plenitud.

El impaciente es sinónimo de crispación, frustración, desesperación, que llegan a la locura algunas veces. La impaciencia es mal consejera. Pues, impulsa al impaciente a querer brincar los pozos antes de tiempo. Desea conseguir lo que anhela de un día para otro, e inclusive en horas. Un ejemplo de paciencia lo tenemos en Nelson Madela. Tuvo 27 años presos, pero nunca perdió su compostura. Su mente lo dominaba todo: estaba ubicada en el futuro. Mandela estaba seguro de que el futuro le pertenecía, por lo que creyó que con impacientarse no haría sino echarlo todo a perder. Los resultados de su paciencia ya es historia. Un atleta que tiene su vista puesta en la medalla de otro, no puede darse el lujo de impacientarse. Su disciplina, en los entrenamientos, son sagrados para él. Allí está su medalla, sólo tiene que esperar su oportunidad.

Me consta de personas que logran con facilidad, lo que otras no pueden, debido a la impaciencia. El impaciente se atora, se paraliza, se inmoviliza y no avanza, y quien no avanza retrocede. Mientras que el paciente obra con calma, seguro de sí mismo, enfocados en sus objetivos. Lo logran sin prisas inútiles, quejas ni vociferación. Animados por la seguridad y la firmeza en su visión, y sus enfoque en su objetivo. Un corredor de 10 mil kilómetros o 20 mil, no se afana. Regula su respiración, controla su paso, y la vista siempre puesta en el horizonte. Es decir, en la meta. Los impacientes se van quedando uno a uno a través de la vía. Esta táctica funciona para todo. Inclusive para la política. Hay políticos que se queman a las primeras de cambio. Se va de bruces. Oyen cantos de sirenas y sucumben ante su propia impaciencia.

d) La honestidad: Conozco de muchos hombres y mujeres que han sido honestos por largos años. Pero, por esas cosas, de la vida llegan a un cargo importante, como un ministerio, una Gobernación, una Alcaldía o una empresa pública, y se echan a perder. Se olvidan de que fueron honestos y comienzan a hacer lo que nunca habían hecho. No es necesario escribirlo en que consiste el cambio, pero es tal que hasta de sus amigos se olvidan o los apartan a un lado. ¿Será posible que dentro de los cuadros revolucionarios haya gente verdaderamente honesta? ¿Será posible que un hombre o una mujer de bien, de golpes y porrazos, por un azar, pues, llegan a un alto cargo y se vuelven corruptos? Pregunto: eran corruptos antes y no lo habían podido demostrar, o el ambiente los corrompen, gracias a los corruptores? En fin, no hay que pregonar que somos honestos, simplemente hay que demostrarlo.

En el libro "Las 48 Leyes del Poder" de Robert Greene y Joost Elfferes, en la Ley 26, leemos: "Es necesario que, en todo momento, usted aparezca como paradigma de la corrección y la eficacia. Sus manos nunca se ensuciarán por lícitos o descuidos. Mantenga esa apariencia impecable, utilizando a otros como testaferros o pantallas para ocultar, cuando sea necesario, su participación personal en hechos de esta índole". Allí está el detalle, como dijo Cantinflas… Cuidadito con estos consejos. Así, tal y cual, lo describe este párrafo del libro, se actúa, normalmente, cuando alguien sube en la escala de "valores" y cometen actos reñidos con la honestidad. Ese es el comportamiento que asumen algunos personajes cuando escalan posiciones altas, e inclusive, los de abajo se copian al pie de la letra, por lo que nos encontramos en un ¡sálvese quien pueda!. ¡Cuidado amigo, se puede quemar!

"Papa Francisco", es tal vez el primer libro sobre el Sumo Pontífice, y en la página 145, se titula: EL PODER: O SERVIVIO, O RIDÍCULO

¡MIREN A LOS COSTADOS!

"La mirada de Salomón era hacia arriba, la mirada de que nos enseña Jesús, a quien tenemos alguna responsabilidad de gobierno, es también hacia los costados. ¡Miren a los costados! Y gobernar, es servir a cada uno de estos hermanos que conforman nuestro pueblo.

"La palabra de Dios es muy sencilla, cuando uno se olvida de mirar a lo alto y de pedir sabiduría, cae en ese defecto tan nefasto: la suficiencia. Y de la suficiencia a la vanidad, al orgullo… no tiene sabiduría. Cuando uno se olvida de mirar a los costados, se mira a sí mismo, o mira a su entorno, se olvida de su pueblo o cae en la tentación de ver a su pueblo a través de las múltiples mediaciones, que quizás sirvan como funcionales, pero que no tocan al corazón. Y a quienes se nos da la misión de servir gobernando, se nos pide que nunca dejemos de mirar a lo alto, para caer en la suficiencia y nunca dejemos de mirar a los costados, para no olvidarnos de nuestro pueblo".

En otras palabras, el líder o el guía tienen que mirar hacia arriba para pedir sabiduría a Dios, para pedirle que cuide sus pasos para no caer en la tentación. Ya sabemos cuál es esa tentación. Pero, tienen que mirar hacia los costados. Esa panorámica les permitirá no dejar fuera a nadie. El pueblo es el pueblo, y a él nos debemos, o dicho con más propiedad, a él se deben los líderes, y si son revolucionarios, más ligero. Con más razón… Y no se les olvide que soy vuestro coach. En cualquier momento puedo halarles las orejas, para meterlos por el riel… ¡SUFICIENTE!



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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