Bombardeo al gobierno implosionando la revolución

Cuando vemos la situación actual de nuestro país se nos arruga el corazón de tristeza. Las enormes colas de gente del pueblo, sobre todo mujeres y personas de la tercera edad, intentando adquirir aunque sea un paquete de arroz o aceite o algún producto de primera necesidad, indignación, impotencia. También llena mucho dolor y rabia el observar como gente del pueblo vende estos mismos productos a precios desorbitantes sin importarles que muchas personas no tienen como adquirirlos. Como es posible que personas que están pasando por las mismas penurias que muchos otros venezolanos se dediquen a estafar a sus mismos semejantes. Por otra parte, vemos como una gran cantidad de comerciantes, clínicas, empresas, transportistas colocan precios exorbitantes a sus productos cada semana. Y al contrario los salarios se devalúan diariamente.

Cuando el Comandante Hugo Chávez planteó los pilares de la revolución, enunció dos, que a mi parecer, son los más importantes de lo que llamamos el Socialismo del siglo XXI: "la máxima suma de felicidad al pueblo" y "la igualdad de oportunidades en igualdad de condiciones". Todo el trabajo que se inicia a la llegada del Chávez al poder va direccionado a la consecución y consolidación de estos dos principios. Sin embargo, los líderes oligárquicos, la oposición rapaz, se han dedicado a bombardear estos pilares de la revolución. Desde el iniciar una campaña ideologizadora comenzando con tildar de tierruos, brutos, incapaces, ignorantes, monos, etc., a todo aquel que simpatizara o militara en las filas chavistas, hasta los distintos paros (empresarial, general, indefinido, petrolero) y llegar hasta el golpe de estado. Incluyendo la muerte del máximo líder de la revolución, el Comandante Supremo Hugo Chávez. Esto dio pie al sector oposicionista a pensar que podían arrasar con el proyecto chavista bolivariano. Y para eso agudizaron las mismas estrategias aplicadas al periodo en que gobernó Chávez y se centraron en taladrar los cimientos de los pilares de la revolución: acabar con lo de la máxima suma de felicidad al pueblo mediante una guerra económica atroz, sanguinaria, recrudecimiento de la inseguridad (aumento de la delincuencia armada y los de cuello blanco), y, bloquear las condiciones de acceso igualitario a productos alimenticios, acceso a la medicina, a fuentes de trabajo, a recreación, vestimenta, entre otros.

La oposición ha logrado impedir que el gobierno revolucionario pueda controlar los precios, ha logrado doblegar al gobierno e imponer sus precios de manera que podemos ver, por ejemplo, como en cualquier supermercado cualquier producto está por encima de los 2 mil bolívares. Incluso al entrar en los supermercados Bicentenarios vemos como los precios están casi a la par de los supermercados privados. En cualquier clínica privada una hospitalización por dos días pasan los cien mil bolívares. La estrategia de la guerra económica está dando sus frutos: la victoria obtenida por la oposición al apoderarse de la Asamblea Nacional, el crecimiento del descontento entre el pueblo, por donde uno se meta oye muchas personas hablando mal del gobierno de Maduro, la disminución de la participación del pueblo en las distintas instancias políticas ya que mucho del tiempo disponible se consume en las gigantescas colas diarias a lo largo del país. El poco trabajo ideológico revolucionario que se llevó a cabo en tiempos del Comandante en la actualidad es casi nulo. El fervor socialista se ha desplazado por el fervor presente en los locales comerciales cuando llega algún producto de primera necesidad.

Por otra parte, dentro de las filas gubernamentales de la revolución ha crecido la corrupción a niveles sumamente alarmantes. Baste con un simple trabajo de inteligencia para darse cuenta como en cualquier dependencia del estado, sea ministerio, hospitales, mercales, u otra oficina del gobierno se consigue realizar cualquier trámite solo con pagar la suma establecida por los antirrevolucionarios corruptos. Productos dirigidos al CLAP o a los mercales son comercializados por buhoneros o a través de algún contacto conectado a los distribuidores de estos alimentos. El acceso a los celulares o tablets o computadoras de Movilnet o CANTV pasa por las manos de estas mafias. Lo mismo pasa en la compra de los vehículos chinos o iraníes; igual en los apartamentos de la Misión Vivienda, en lo obtención de créditos en los bancos del estado. Si uno realiza una denuncia ante alguna dependencia laboral o el INPSASEL obtiene la misma respuesta que otras dependencias gubernamentales: "cuanto hay pa’eso".

Lo más grave del asunto es que los órganos contralores y los órganos de investigación o fiscalización también están contaminados con supuestos revolucionarios, seres corruptos que taladran desde adentro los pilares de la revolución.

En estos momentos el proceso revolucionario está a punto de perderse; por una parte, el trabajo opositor está calando, y, por otro lado, desde el interior de la revolución se están implosionando las columnas del socialismo del siglo XXI. Es hasta natural que la oposición bombardee el proceso revolucionario, eso es de esperar del sector capitalista. Lo que no se debe aceptar ni permitir es que desde las mismas filas de la revolución se atente contra el proceso bolivariano con conductas corruptas, con comportamientos que mellen los pilares sembrados por el Comandante Hugo Chávez. No bata con el lema "Aquí no se habla mal de Chávez", es necesario trascenderlo hasta "Aquí no se aceptan corruptos ni antirrevolucionarios"



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Ysrael Salinas


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