Disturbios registrados en Ciudad Bolívar, ciertamente conmocionaron al país en general. Pero, como quien esconde la basura debajo de la alfombra, otra vez los sesudos voceros del oficialismo se limitaron a dar explicaciones simplistas que ofenden la inteligencia. Nadie niega que exista una descarada conspiración en marcha, y que esa oposición haya sabido más astuta en aprovechar el descontento originado por las erráticas políticas de un gobierno que se dejó secuestrar por su propia torpeza. De ahí, que sea consecuencia mecánica, que vayamos de mal en peor; y que sea más preocupante la situación, porque nada indica que quienes se indigestaron con el poder estén dispuestos a rectificar, para ahorrarnos otro desastre como el que nos dejaron los equipos del anterior gobierno maula.
Igual que salamandra alimentándose del fuego, el alto gobierno no disimula para nada que juega al caos, y por esto que prefiere moverse descaradamente en medio de la tempestad, pues saben que su hipócrita evocación a la paz, también trae consigo las mismas consecuencias nefastas que hicieron que Daniel Ortega sufriera una inevitable derrota, tal cual como la que propino Violeta Chamorro en Nicaragua durante aquellos polémicos comicios de 1990. Por ello, vemos que en el PSUV se aterran cada vez que le tocan el tema electoral; y prefieren encochinar el clima político, porque piensan que solo así podrán correr la arruga y prolongar su agonía. Por lo pronto, Calma y cordura, como solía decir en estos caso el Gral. Eleazar López Contreras, pues los ciudadanos solo están esperando que se fije fecha para oficializar los funerales de un ensayo republicano que término siendo una gran estafa. ¿Acaso el mismo engaño del llamado espíritu del 23 de enero de 1958?
Y como el hambre no espera y siempre conllevan a la desesperación de los pueblos cuando despiertan, entonces hay que estar atento con lo que nos espera a la vuelta de la esquina.
Los falconianos necesitan alguien que sepa gobernar
Kamel une a Falcón
