La oligarquía criolla ha tenido fobia al ingenio del pueblo venezolano (4/5)

Nuestro sabio venezolano, médico y científico, Dr. Humberto Fernández Morán, fue muy maltratado por la deplorable democracia que impuso en Venezuela el Pacto de Punto Fijo, ese maltrato solo se debió por haber aceptado el Dr. Fernández Morán el Ministerio de Educación de Venezuela en los últimos días del gobierno del General Marcos Pérez Jiménez, el Dr. Fernández Morán se le condenó a sufrir el ostracismo más ensañado que sufriera cualquiera de los criminales que el gobierno de Pérez Jiménez tuviera a sus servicios. Ya a finales de 1978 al Dr. Fernández Morán, se le otorga un permiso de entrar al país, pero por tiempo limitado, tiempo que aprovecha el Dr. Fernández Morán para dictar algunas conferencias; es de hacer notar que no fue el IVIC quien lo invita a venir a Venezuela. En Pequiven y en el Centro Médico Docente La Trinidad hablará sobre Virus Oncogénicos, Biología Molecular, Microscopía Electrónica y la Medicina Clínica, y sobre los Bancos de Datos guardadas en las computadoras y satélites. Era incomprensible que a pesar de la importante y privilegiada posición de nuestro médico-científico en el mundo, su destino irredento no cedería. Sin embargo, el genial investigador de la NASA, el inventor del cuchillo de diamante, el descubridor de las partículas elementales de las mitocondrias, persistía en sus esperanzados esfuerzos por conseguir le otorgara un permiso de estadía en el país permanente.

En 1986 Fernández Morán regresaría a Venezuela con nuevos proyectos científicos y visita a su ciudad natal, Maracaibo, habla ante los investigadores médicos de la Universidad del Zulia, escuchando a este hombre y viendo su entusiasmo por la ciencia, cualquiera puede ser mezquino y no reconocer su sapiencia, era el hombre que había desarrollado adelantos en la tecnología científica, utilizados por científicos en todo el orbe, pero seguía odiado; por la envidia de muchos de sus colegas. Pero con mucha fe el Dr. Fernández esperaba lograr apoyo de la Universidad del Zulia y de la Universidad de Los Andes para crear un Laboratorio de Astronomía el cual debería estar situado al sur del lago de Maracaibo. La aprobación de algunos de sus proyectos por algunas autoridades solo fue retórica, pues la situación política contra él no se había modificado. En 1989, en la oportunidad de estar dictando un Curso sobre Ultra estructura de Tumores en un Congreso Iberoameroamericano de Biología Celular en La Habana, Cuba, se conoció que El Dr. Humberto Fernández Morán padecía de una enfermedad. Un accidente cerebrovascular en diciembre del año 1988 había revelado una malformación vascular en el cerebro medio. Como sus compromisos en la Universidad de Chicago ya habían concluido, el Dr. Humberto Fernández Morán había decidido regresar a Suecia con su mujer y sus hijas.

En 1992, a pesar de sus dolencias que progresivamente iban incapacitándolo para cumplir algunas funciones, volvería al país y en Mérida durante el Primer Congreso Atlántico de Microscopía Electrónica habla sobre sus inquietudes de toda la vida, allí diría: "La Microscopía Electrónica ha sido y será siempre una disciplina fundamental de todos los ramos del saber humano en este planeta y en el espacio extraterrestre" "He tenido la suerte de trabajar en varios continentes y de conocer a casi todos los protagonistas a lo largo de los cinco decenios transcurridos desde los comienzos de estas pesquisas" "La obra inmortal de Cajal ha sido continuada por los descubrimientos del argentino Eduardo De Robertis, y por nuestra propia descripción de las fibras nerviosas submicroscópicas, de las vesículas sinápticas, las partículas elementales de las mitocondrias y de otros complejos macromoleculares" El 19 de julio de 1995, desde su casa en Suecia, le escribe una carta al Dr. Enrique Auvert, su condiscípulo del Colegio Alemán de Maracaibo, en ella le comenta que: "Dichosos ustedes que durante todo el año tienen ese calor exquisito que se refleja en la poesía "Adiós a la Patria" de José María Baralt con aquello de LA TIERRA POR EL SOL AMADA; los inviernos de aquí son muy largos, oscuros y fríos" En dicha carta revelaría que tenía dificultad para escribir a mano y que cada era vez mayor. En esta misiva, de dos páginas escritas a máquina, el sabio nuevamente se muestra prolijo en exaltar el gran futuro de la ciencia, de la humanidad y sobre todo de mi querido país; Venezuela.



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José M. Ameliach N.


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