Punto y raya

Entre tu pueblo y mi pueblo hay un punto y una raya, la raya dice no hay paso y el punto vía cerrada… así entre puntos y rayas el mapa es un telegrama…esas cosas no existen sino que fueron trazadas para que mi hambre y la tuya estén siempre separadas.

Esta situación parece seguir presente en la cotidianidad del venezolano, pues a pesar de los planes para minimizar las dificultades para accesar a los alimentos de la dieta diaria, por donde se intente conseguir los alimentos surgen rayas y puntos, controles y colas que terminan obstaculizando y generando molestias en la población del común de la gente.

La complicidad, se observa, la gente la palpa en la fila, en la esquina del barrio, el Estado (representado por sus funcionarios) a la vez es cómplice y débil; cómplice, porque permiten que los problemas se acentúen, porque no hacen cumplir las leyes, porque violan los derechos humanos, y débil, porque no son lo suficientemente proactivos para aplicar las leyes y corregir las distorsiones en la distribución de los alimentos.

Por otro lado, aparecen los puntos y rayas, cuando funcionarios honestos quieren hacer sus procedimientos y cumplir con sus funciones al detectar que en tal supermercado, panadería, farmacia irregularidades, pero el procedimiento se cae por una llamada de algún jefe político, que impide aplicar la sanción correspondiente.

El gobierno Bolivariano, requiere el apoyo de los ciudadanos organizados, así como de los sectores revolucionarios, sin sectarismos para poder avanzar en una eficiente distribución de alimentos a través de los llamados CLAP, se espera que no aparezcan los puntos y rayas que entorpecen y desvirtúan todas las acciones del ente gobernante. No bastan los planes de distribución, si no deponemos actitudes nefastas e individualistas estos fracasaran.

El pueblo que es sabio y paciente, el que nunca se equivoca, el que mantiene esperanzas, el que ha tenido padecimientos, resiste, pero también entiende que su resistencia debe estar acompañada de sus dirigentes, a quienes por cierto no se ven haciendo colas; el pueblo y la gente requiere verse identificado con quienes dicen ser sus dirigentes, padecer y conocer sus sabores amargos de las frustraciones al no encontrar su alimento y ver mermada su calidad de vida. El pueblo chavista está molesto, sabe de la existencia de pillos y pícaros que se hacen pasar por revolucionarios. No habrá otra oportunidad. Que la tortilla se vuelva! Un día yo pregunté, abuelo dónde está Dios, abuelo me miro triste a los ojos y nada me respondió. Al tiempo pregunté yo, hermano que sabes de Dios, hermano bajo los hombros y nada me contestó. Lo seguro es que el almuerza en la mesa del patrón. Si hay una cosa en la vida más importante que dios, es que el aire escupe sangre para que otros vivan mejor.



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Heriberto Rivera


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