Aclaratoria, El trabajador doméstico y El trabajador domesticado

Hasta los sindicatos desunen, como lo hacen los partidos políticos, mientras hasta los buhoneros se unen en materia de explotación al cliente tanto como proveedor de mano de obra como consumidor. Estos trabajadores metidos a comerciantes al bajo detal son una suerte de trabajadores a destajo como lo son aquellos trabajdores explotados en su popio domicilio; este el caso de las costureras, sotureros, zapateras y zapateros al servio de empresas: estas ponen las materias primas y algunas herramientas, y el artesano, su mano de obra fuera de los talleres (lo hace en su porio rancho, por así decirlo).

Ya Carlos Marx caía en la cuenta de que los trabajadores, deben ser identificados como proletarios a fin de que se les reconozcan como clase social frente a la clase burguesa, ambas clases identificadas como soportes característicos del sistema capitalista o piso estructural de dicho modo de vida; que en consecuencia los proletarios deben unirse como tales, como miembros socialmente unidos en las fábricas, en las calles, en sus hogares, en lo técnico, en lo económico, en lo familiar.

Cuando en el Manifiesto Comunista, trabajo de Marx mancomunado con el conspicuo Federico Engels, a la sazón representantes y defensores de los trabajadores, ambos revolucionarios invitan a estos a que se unan para poder combatir hasta la última célula burguesa, la última libra de aplicación capitalista, y así lo hicieron reconociendo y pensando en que, efectivamente, si algunas personas se hallan permanentemente disociadas, desunidas, son los trabajadores quienes sólo se unen como equipos de trabajo contradictoria y rígidamente supervisados por proletarios incondicionales al servicio de los patronos, de quienes reciben sin chistar y se hallan contentísimos por esa función como cipayo y no como trabajador asalariado, o sea, un proletario que no agrega plusvalía, sino que participa en la coexplotación de sus compañeros de clase. Sin embargo, la sólo ocupación del suprvisor demeustra que se trata de una union laboral contraria a la voluntad del trabajador como persona, como proletario, quiene sólo se une como aslariado o proletario transitoriamente, eventualmente, empleado y extraído del Ejército Inbdustrial de Reserva de mano de obra.

Muchísimos proletarios y proletarias operan como artesanos y artesanas en los oficios que requieren las demás familias y sus propias casas y hogares; algunos hasta hacen mucho dinero como artistas plásticos- músicos, pintores, payasos, costureras, despectivo de modistas…

Estos proletarios trabajan o sirven en las casas de familias burguesas o de los mismos proletarios que se hallen en estratos salariales de mayor poder adquisitivo, una diferenciación económica cuantitativa que no sólo les mejora el bolsillo, sino que les domestica sus cerebros, su conciencia, esta vez al servicio y la defensa incondicional del mismo patrono que los desestima en las fábricas, en los comercios, en las casas de familia donde trabajan como personal doméstico en tareas propias del hogar ajeno que, a pesar de sesr muy semejante al hogar suyo, en aquellos estos proletarios terminan domesticados.

Esos trabajos proletarios de tipo domésticos no endógenos son los mismos que ellos necesitan que les sean prestados por otros tantos proletarios porque, como se observa, ellos pueden trabajar en casas de familia, en fábricas y comercios que pueden ser los suyos propios porque tienen en común ser trabajadores que sólo pasan a distinguirse porque tanto en las fábricas, comercios y casas de familia, los utensilios varios, las herramientas y equipos de trabajo pertenecen a otros, a los capitalistas, así como a los mejor pagados por el patrono capitalista.

Modernamente, muchos proletarios y proletarias domésticos han sido liberados y convertidos en desempleados integrantes del citado Ejército de Reserva porque, por ejemplo, lo servicios mal llamados faenas sucias, asimiladas a mercancías, ahora corren cargo de empresas en general[1]. El resto de estos proletarios hasta son liberados de su capacidad de distinguir entre un explotador y un explotado ya que en su domesticación llegan a soñar con pertenecer o saltar de una clase a otra, sin poder caer en la cuenta de que como sobresalientes domesticados sólo están siendo usados para refuerzo en la explotación de todo el proletariado en su conjunto.


[1] La tecnificación industrial de los utensilios domésticos: lencería, licuadoras, cocinas a gas, cepillos, etc., son remplazos de mucha mano de obra viva.



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Manuel C. Martínez


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