Inconsistencias: De comerciantes a aguantadores

En el argot venezolano[1], aguantador es aquella persona que comercia con mercancías de dudosa procedencia, robadas, falsificadas y con aquellas que actualmente están resultando encarecidas indebidamente cuando sabe que podría revenderlas a precio superior, etc., etc., etc., dado el carácter de imprescindibles o de la cesta básica. Los aguantadores suelen combinar semejante e irregular comercio con el de compraventa de bienes en general usados o nuevos de honesta procedencia, tal vez para envolver una cosa con la otra.

Hoy en nuestro país, por causa de la injerencia política o extraeconómica de la empresa privada y como reacción de esta a la intervención estatal con miras a cubrir mediante subsidios hasta las familias de pobreza marcada, se ha generalizado la venta de mercancías a unos encarecidos precios que no tienen nada que ver con su estructura real de producción, ni mucho menos con los precios de mercado ya que estos, por definición científica, no responden a adulteraciones de costos y precios, sino al valor real neto del trabajo subsumido en su fabricación según los diferentes tipos de capital adelantado por fabricantes e intermediarios.

Ese proceso de encarecimiento de los precios de las mercancías de la cesta básica viene siendo justificado con argumentos deleznables como esos de revender según las compras a precios elevados con el recargo de la tasa de ganancia[2] máxima que estatalmente está preestablecida.

Es poco exigente pensar que a esos elevados precios por esta suerte de aguantadores se añade dicha ganancia con lo cual cada semana o c. quincena-de acuerdo al tipo de rotación comercial-ellos obtienen ganancias absolutas crecientes por la misma cantidad de esfuerzo laboral , aunque por supuesto con un mayor capital invertido que, sin embargo, como sábese es resultado de ganancias (eufemismo de robo o de apropiación indebida) y acumulaciones anteriores de capital, es decir, con el dinero "robado" a los clientes o consumidores.*

Estamos, pues, en presencia de nuevas mutaciones mercantiles. Ahora tenemos, además de los comerciantes informales o buhoneros convencionales, todo el viejo aparataje de las múltiples cadenas de intermediarios ahora convertidos en vulgares aguantadores.

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* Si aver vamos, estos aguantadores, tal vez, inconscientemente, desean para sí que no caiga el gobierno ya que es muy improbable que semejantes latrocinios puedan seguir practicándolos como lo vienen haciendo tan olímpicamente. Sus alardes de antichavismo muy posiblemente los expresan sólo para congrac​iarse con su escuálida clientela.

01/05/2016 06:48:46 p.m.


 



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Manuel C. Martínez


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