El diálogo es la rosa de judas sobre la tumba de Chávez

A medida que la crisis se agudiza avanzan los llamados desesperados al diálogo; hasta el papa, ayer agente de las dictaduras del Cono Sur, hoy aparece como un santurrón llamando a diálogo; los dialogueros son variados, los hay asustados que claman por el diálogo "para detener una catástrofe" o los oportunistas que ven en el diálogo una posibilidad de flotar en un pacto. Para entender esta pasión dialogante de última hora que hasta se aprobó por unanimidad en la asamblea, es necesario estudiar la situación política que vivimos. Estudiemos.

Lo primero que encontramos es que el pacto, el diálogo en lo fundamental ya se está dando, la presencia de un burgués en la dirección de la economía es señal inequívoca del pacto, las políticas favoreciendo el capitalismo afirman lo anterior. Y si recordamos que la economía y la política son hermanos siameses llegaremos a la conclusión de que el diálogo, el pacto, es cuestión de horas.

Siendo así, las escaramuzas que presenciamos son sólo eso, escaramuzas, piruetas del circo de la democracia burguesa, meaos que no llegan al río; o si quieren, pataleos de renegados que escogieron el camino de la traición al Socialismo y deben levantar polvareda para ocultar su infamia. El diálogo político se hará hoy por las buenas o se hará después cuando llegue el alto mando y ponga orden en el desbarajuste de los payasos.

Pero, ¿cómo llegamos a esta situación, cómo el país regresó a la socialdemocracia sin que prácticamente nos diéramos cuenta? La respuesta es clara: la Revolución se detuvo en su etapa socialdemócrata, Chávez fue asesinado antes de su "Golpe de timón", que no era otra cosa que ir más allá, superar a la democracia burguesa, a la socialdemocracia, seguir avanzado en lo espiritual y lo material hacia el Socialismo. Sin Chávez la Revolución se detuvo, buscó la ayuda de los empresarios, se entregó, inútiles los llamados a rectificar, la conducción socialdemócrata cuarteada seguía el camino que marcaba su naturaleza, servir de válvula de seguridad a la burguesía. Y lo hizo bien, sólo que al hacerlo cavaba su propia sepultura, la burguesía desprecia a los renegados y más si estos se entregan con sordina, con freno, con medida.

Hemos llegado a las fases terminales de la decadencia, la oposición ataca con fuerza, tiene la iniciativa, el gobierno depende de un puñado de magistrados que actúan como un dique que amenaza con perforarse. No hay respuesta política, se insiste en la tesis absurda de que si algo se ignora no existe, o en despachar los problemas con soberbia: "eso es mentira", "por aquí no pasa"… De esta manera la población se despolitiza, se recoge a sus querencias personales, deja cada vez más solo al gobierno.

El vacío llama al desespero, el error económico de ignorar cómo funciona el capitalismo nos trajo a esta situación, la falta de coraje para avanzar creó condiciones para que el capitalismo florezca salvaje, para que impusiera su ley: se robaron los dólares, no producen lo que no les da inmensas ganancias, colocan las mercancías donde mejor se venden, y el gobierno peleando con fantasmas y simultáneamente estimulando al capitalismo camina manso al patíbulo. La situación es difícil, las medidas son urgentes y dolorosas; el gobierno luce impotente para tomarlas, sus capitanes pertenecen al campo enemigo, no pueden ofrecer nada diferente al campo opositor, sólo se diferencian en las formas, los dos bandos están en el mismo saco, en mismo charco. Todo parece decidido... a menos que…



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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