Presidente: improvisación no es buena consejera

I

Cualquiera diría que la tengo cogida con usted. Cosa que no es verdad. Usted merece todo el respeto y la solidaridad que se pueda, tanto por su elevado cargo, como ser humano que es. Pero una cosa es cierta, uno, como revolucionario y como periodista, si somos honestos, tenemos que señalar los errores o metidas de "patas" de los altos funcionarios, así como a los líderes que conducen el proceso. De no hacerlo estaríamos convalidando los desaciertos y ciertas locuras que se comenten a diario. En una revolución (conste que no vivimos en una real revolución), se tiene que actuar diferente a como lo hacían los gobernantes del pasado. Si no es así, para qué una revolución. No tiene sentido. Por tal motivo, mi persona seguirá haciendo sus críticas constructivas a través de este medio. Es mi aporte al proceso desde tierra guayanesa, donde casi puedo mover mis dedos para enviar mis artículos a Aporrea.

II

Fíjese, señor Presidente, si me avala la razón, en eso de la improvisación. Usted pasó bastante tiempo con las renuncias de sus ministros, en el sentido que pusieran sus cargos a la orden, para usted poder estructurar con calma y análisis, un equipo de gobierno capaz de poner a este país en marcha. Cuando mucha gente se había olvidado de esas renuncias, usted en cadena nacional lanzó el anuncio de los nuevos ministros. Unos pocos por cierto. Entre ellos una dama, como ministra de Agricultura Urbana. Su nombre: Emma Ortega. Está ministro apenas duró 15 días en su cargo. ¿Por qué? Por esta perla que lanzó: "si un gringo se presenta y tenemos un palo, palo hay que darle… y si lo que tenemos es un lapicero, hay que puyarle los ojos". Por Dios, de dónde sacaría usted a esta señora tan loca como una cabra. No hay razón para colocar a una persona de esta personalidad al frente de un ministerio. Su lugar debería estar en un manicomio.

III

Igualmente, nombró al señor Luis Salas como ministro de Economía Productiva y vicepresidente del Área de la Economía. En otras palabras, un gran cargo para un profesor de la Universidad Bolivariana, donde tiene la cátedra de Economía Política. Es egresado de la UCV. Pero no se aclaró si es sociólogo, economista, o qué. Lo cierto es que el presidente Maduro lo presentó como un cuarto bate, o un gran gurú del Área Económica. Sonrió el presidente cuando nombró, en su presentación, a Luis Salas… Se dijo para sus adentros ese era el gallo tapao que les tenía preparado. ¿Qué pasó apenas días después? Lo sacó del equipo. Y rass, montó a Pérez Abad en el cargo. El flamante ministro Salas tan sólo dio unas tres declaraciones destempladas a los periodistas, y se marcho con su cara bien lavada. ¿Quién entiende este desbarajuste? Todo esto pasa, a pesar de un tiempo largo que tuvo el presidente Nicolás Maduro, para pensar lo que iba a hacer. Había tiempo suficiente para estudiar las hojas de vida de sus elegidos, y analizarlos bien. Pero no fue así. Porque de haberlo hecho bien, no hubiera puesto esta torta. En verdad, ¡Se cansa uno! ¡Volveré!



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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