Nuestros apreciados juristas han pecado de supina ignorancia laboral

A nuestros abogados y juristas en general les otorgamos todo el merecido beneficio de la duda razonable que les asiste. Ocurre que ha sido una inconveniente e antiproductiva costumbre, de su parte y de la de muchísimos Ingenieros (a), Sociólogos (a) y demás profesionales universitarios y semiuniv., esa, la de echarle palo a to’ mogote. El toderismo nos ha caracterizado desde antes y después del cúmulo de universidades ya existentes desde la parte final del siglo pasado.

Los propios Economistas no dejan de meterse en asuntos especializados a estas alturas, con el aval de que sólo la Economía Política (Las Macro y Paneconomía*) subsumen 3 ciencias íntimamente fusionadas en el quehacer económico, en la vida productora y consumidora de todos los días y tiempos cumplidos: Sociología, Filosofía y Economía tanto técnica como economicoempresarial (Microeconomía).

Hasta los bodegueros de ventanita usan y hasta analizan términos y asuntos económicos. Por cierto, eso revela que la Economía es una ciencia a todo dar ya que sus objetivos, abstracciones y concreciones se han convertido en prejuicios populares, un requisito sine qua non para que cualquier disciplina ascienda a tamaño grado de cientificidad. Con Médicos y Médicas ocurre otro tanto: los hay hasta yerbateros de la calle.

Bien, en materia laboral, Abogados, leguleyos, sindicalistas y afines hasta ahora no pudieron calcular correctamente el monto auténtico del salario diario que rige en nuestra legislación. Todos ellos se han limitado a reproducir lo que sus profesores y predecesores laboristas, quienes hasta de buena fe, les enseñaron en esta disciplina jurídica.

Visite usted Internet y hallará una sorprendente comunión de criterios, todos adolecidos de fallas aritméticas perjudiciales-eso sí-al trabajador, lo que nos hace pensar que no todos han pecado de ignorancia crasa, sino que sencillamente muchísimos han sido usados mercantilmente para, de esa manera, estar contestes en el cálculo de un diario submonto salarial ajeno a la verdad.

Ya hemos denunciado que muchos corruptos no son tales, sino simples ignaros en materias administrativas y financieras por lo que han sido presa fácil de terceras personas que sí son los verdaderos corruptos hallados detrás de bastidores, pero a aquellos falsos corruptos les parece menos ofensivo que los declaren corruptos que los señalen como incapaces o ignorantes.

Usamos Macroeconomía para cada país, y Megaeconomía para la del conjunto mundial.



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Manuel C. Martínez


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