Aristóbulo, Nelson Moreno, Filiberto y cómo entender la crisis del PSUV

Puedo imaginarme que existen muchas maneras de percibir, entender y exponer la crisis política que vive el PSUV, que ha contribuido efectivamente a estar en este momento de inflexión nacional.

Puedo acudir a la estafa con los dólares que sucedió en las narices del PSUV y con sus manos metidas en esa estafa. Puedo valerme de la pulverización del bolívar fuerte, que es real y afecta a los que menos tenemos.

Hay muchas maneras de ver esta crisis. Opto en este momento por ofrecerle una visión no muy económica -que es mi campo de desempeño- ni académica.

Entro ahora a juzgar en el marco del estado Anzoátegui, el desempeño de estas figuras cuyos nombres sirven de título a este artículo. Intento ver algunos detalles para comprender sin muchos dibujitos, la crisis institucional -cultural y ética- del PSUV.

Aristóbulo no los impusieron como gobernador importado. Nos guste o no, fue así y ahí metió las manos el comandante. No apuesto ahora por justificar si Aristóbulo fue un buen o regular gobernador. Pienso que se concentró en asegurarse su perfil de dirigente nacional y eso lo distrajo mucho y finalmente en Anzoátegui, hemos perdido casi tres años de gestión. Hay proyectos emblemáticos para Anzoátegui que van muy lentos o son hoy una especie de elefante rojo rojito.

Esta imposición produjo en el estado una dispersión en la direccionalidad de una gestión. Se fue Aristóbulo porque estuvo concentrado en caracas. Su cabeza estaba allá. El periodista Clodovaldo Hernández[i] lo tiene como un gallito para el momento. Puede ser así, pero en Anzoátegui perdimos casi tres años con Aristóbulo. Según los datos que logré reunir; Aristóbulo ocupaba por lo menos dos días de la semana en Caracas para conservar ese perfil de líder (jefe) nacional.

Se fue Aristóbulo y estamos tan empavados en Anzoátegui que nos cae de regalo el hombre del mandarriazo -Nelso Moreno- como gobernador. Hay un detalle que me contó una periodista que cubre la fuente de la gobernación y que tiene un subliminal mensaje. En la primera reunión de Nelson como gobernador con su gabinete, ordenó colocar en el espacio donde debía sentarse un sobre piso.

Se preguntarán ¿y qué tiene de malo esto y cómo este pequeño detalle es una demostración de la crisis institucional -cultural y ética- del PSUV?. Posiblemente no tenga nada, pero esa especie de sobre piso (tarimita) lleva implícito un mensaje: Soy ahora el Jefe y ustedes directores son un poco menos que yo. Esa lectura que no es muy distante de lo real, lleva ese mensaje: ¡JEFE! Así se ha dejado ver el PSUV desde su nacimiento: Jefes y no líderes políticos.

¿Qué relación tiene Filiberto Martínez con esto? Mucha. Filiberto Martínez y esto lo saben los “cuadros” regionales del PSUV, puja por ser Secretario General. Por supuesto tiene su derecho, pero esa puja viene por una decisión de los “JEFES” y no por la vía de un debate que nos permita encontrar una mujer o un hombre útil y que no sea parte de la estructura que ha llevado al PSUV Anzoátegui al fracaso. Pareciera que en Anzoátegui no ha pasado nada.

Filiberto tiene una chamba en el Consejo Legislativo estadal que nos cuesta un poco más de 50 mil bolívares mensuales. Muy pocos tienen ese sueldo. Estaba viendo que el Secretario General de Anzoátegui, según la ley de presupuesto que encontré por los caminos verdes, gana menos que esto. Ustedes dirán (sin son ingenuas o ingenuos) que Filiberto aspira a la Secretaría General como parte de un sacrificio. Viene a un cargo para ganar menos, por un sacrificio.

No pienso que el “sacrificio” sea la idea de esta aspiración. Es la idea de sentirse jefe, aunque no sea la persona que pudiera servir para un cargo como este. Lo mueve la idea de ser jefe (vanidad) y las oportunidades que se tienen para otras cosas.

Que yo sepa, Filiberto perdió el 6-D. Si perdió ¿qué méritos tiene para aspirar al cargo (JEFE) de Secretario General?.

Finalmente para entender estas crisis y el autismo que tienen los cuadros del PSUV, tomen nota y registren que “Frasito”, que no pudo ser alcalde por su pésima gestión en la alcaldía de Anaco, es hoy secretario ejecutivo del despacho. ¿Cuál es el mérito? ¿No hay en Anzoátegui más personas que también tienen derecho a prestar su concurso? ¿Cómo es posible que estos cargos sean premios de consolación para “dirigentes” quebrados?

La lógica es: si pierdes tendrás la opción de una mejor chamba. Así te gratificamos por el sacrificio que hiciste para perder.


[i] El Factor Istúriz http://www.notiminuto.com/noticia/el-factor-isturiz/



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Amaranta Rojas


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