Un mundo de mentiras (II)

Continuando con la saga de tres de "Un mundo de mentiras", la cual inicié en el artículo anterior, es preciso incluir entre los paradigmas sobre los cuales están sustentados la sociedad otros no menos importantes como lo son:

La justicia: indudablemente, cada época y civilización tiene una concepción de justicia, incluso, tal como el mundo marcha yo afirmaría que la noción de justicia es de índole personal. Mi tía Wiki me refiere que la justicia es el conjunto de pautas y criterios que establecen un marco adecuado para las relaciones entre las instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos e instituciones. Para esto el hombre inventó el derecho objetivo, que no es más que el conjunto de leyes que regulan y dirigen la conducta de la sociedad. En otras palabras, para que prevalezca la justicia debe existir el derecho objetivo, es decir, la aplicación adecuada del derecho determina si la práctica fue justa o injusta. En verdad, todo esto no son más que sandeces, la justicia la concibieron los malos para salirse siempre con la suyas. Veamos algunos ejemplos:

¿Quién puede dudar del Derecho Romano? Si tal instrumento jurídico se tomó como modelo para ser estudiado por la mayoría de las facultades de leyes en las universidades del mundo, yo intuyo que nadie en su sano juicio desconfiaría de este. Lamentablemente este ícono de la jurisprudencia era el que se aplicaba a todo aquel que actuaba en contra la gloria de Roma. Por ejemplo, a los esclavos y los oprimidos que se levantaban contra el emperador eran crucificados, tal como le sucedió a Jesús, dado que el infortunado violaba las leyes imperiales.

¿Alguien se le ocurriría poner en tela de juicio de la justicia divina? Los juicios de dios u ordalías fue la institución jurídica vigente en Europa en la Edad Media y luego trasladada hacia América durante la colonización. Estas (las ordalías) consistían en invocar y en interpretar el juicio de la divinidad a través de mecanismos ritualizados y sensibles (llámense torturas), de cuyo resultado se infería la culpabilidad o inocencia del acusado. Mediante estos brutales procedimientos fueron atormentados y sacrificados miles y miles de pecadores, infieles, brujas, judíos, homosexuales, científicos…lo cuales quebrantaron la norma jurídica. Era la justicia de Dios.

Los conquistadores trasladaron a América la justicia de Catilla y Aragón en los llamados "Requerimientos" (1514), un documento traído por los españoles al Nuevo Mundo. La finalidad de este pergamino era ser leído por los conquistadores a los aborígenes para que estos se enteraran de la doctrina cristiana y los derechos que tenían los cristianos de someter a los habitantes de los pueblos originarios. Luego de la lectura debía requerirse de los indios el asentimiento de la iglesia, del Papa y del rey de España como señores de la tierra donada por la bula papal (Alejandro VI). La oposición a esta propuesta autorizaba la conquista a la fuerza y esclavitud de los vencidos. Un detalle muy particular: el "requerimiento" era leído en una lengua desconocida para el indígena; tal lectura legitimaba la guerra contra los nativos. El "requerimiento" era el consentimiento jurídico de la "guerra justa" contra los pobladores del Nuevo Mundo. Esta era justicia monárquica.

El lector me reprochará que eso sucediera hace siglos pero modernamente eso no acontece. En la actualidad se blasona de la justicia internacional regulada por organismos internacionales como la ONU, la OEA, la OTAN…conformadas por sujetos del Derecho Internacional Público, reglamentada por un conjunto de normas propias, con miembros, alcance, o presencia internacional y unos fines comunes. Es decir, pura majaderías internacionales.

En el siglo pasado (XX) y en los principios de este (XXI) los habitantes del planeta nos sorprendimos de la indiferencia de la justicia intencional ante la flagrantes violaciones de los derechos humanos y de los crímenes de lesa humanidad cometidos por EEUU, en complicidad con algunas de sus colonias Europeas coaligadas en un esperpento guerrero llamado OTAN. Entre tales violaciones destaco la invasión de Irak, trayendo como consecuencia más de un millón de muertos, la destrucción las poblaciones y el robo del patrimonio cultural, todo esto basado en una mentira como la posesión del país árabe de armas químicas. Ante tal aberración los organismos internacionales no emitieron ningún dictamen. Lo mismo sucedió en Libia, Afganistán y actualmente en Siria, naciones arrasadas por la OTAN cuya justificación está cimentada en mentiras. A esto se le debe agregar los muertos, los mutilados y millones refugiados que huyen de la guerra. A estas monstruosidades debo adicionar a los piratas del estado islámico que se roban el petróleo sirio y lo venden a empresas europeas a través de Turquía. Y la justicia internacional…silente.

Del mismo modo parece que la MUD y otros entes internacionales vinculados a intereses económicos tienen su propia acepción de justicia con relación a los destrozos y las muertes conexas con las actuaciones de Leopoldo López durante la llamada "salida". Una ley de amnistía sería una injusticia. En ciertos casos la justicia parece injusta.

La democracia burguesa: cuando escucho cacarear sobre la democracia a ciertos líderes de diversas toldas políticas y a diversos vagabundos que presumen de líderes internacionales, siempre me viene a la pensadora una tira cómica de Mafalda del genial Quino. En el primer cuadro aparece la niña prodigio leyendo la definición de democracia: "del griego demos (pueblo) y krato (autoridad). Gobierno donde la soberanía reside en el pueblo", En los tres cuadros siguientes aparece la infante muerta de risa ante la mirada de extrañeza de su padres. Ciertamente, los modelos de democracia occidental lo que dan es ganas de reír. Podría dejar mi reflexión sobre la democracia en este párrafo dado que la idea de Quino resume mi intención, pero estoy obligado a continuar.

La democracia es un invento griego debido a Clístenes (508 a.C) para acabar con la tiranía de la las familias aristocráticas como eran los Alcmeonidas y los Filaidas, a pesar de que el referido pertenecía la primera estirpe nombrada. El interés del reformador y sus secuaces era romper el molde, sacar provecho, no solo de las ambiciones de la élite, sino de las aspiraciones de todo el pueblo ateniense. Algo inaudito en esta democracia en cierne era que en dicha nación, prototipo del gobierno del pueblo, existían miles y miles de seres humanos sumido a la más vil esclavitud. Así son los demócratas.

Para final de la segunda guerra mundial, cuando las decadentes monarquías europeas comienzan a desaparecer era necesario que los dueños del dinero, los burgueses y en el futuro los capitalistas, inventaron otra forma de democracia muy lejos de la del reformador griego: la democracia representativa que solo representa a los dueños de los emporios industriales. Los hombres de grandes caudales descubrieron que el voto podía ser manipulado de diversas maneras: desde comprar votos u obligar a los votantes para sentar en las curules a títeres que velen por sus intereses.

Las campañas electorales de los países desarrollados es un verdadero dispendio de dinero. En verdad, a la presidencia, a primer ministro, a la gobernación, a la alcaldía, a la silla del congreso o a una legislatura estadal, no llega el más apto, el luchador social, el político con transcendencia en la batalla, entre las cualidades de un líder social, sino el audaz vinculado con el gran capital y con los medios comunicación, capacitados para convertir a un verdadero idiota en un estadista.

Una campaña para presidente en EEUU cuesta ¡mil millones de dólares! Para sufragarla se necesitan inversionistas o donantes que "colaboren" con los gastos de publicidad y todo aquello que implique desembolso durante el desarrollo de la cruzada electoral. Evidentemente, tales contribuciones no vendrán de individuos que viajan en el metro ni en bus, sino de algunas de las 158 familias multimillonarias a las que pertenecen el 1 % de los que disfrutan de enormes ingresos. Estimado lector, no le queda la menor duda, que estos contribuyentes recibirán, una vez que el hombre se coloque la cinta presidencial en el pecho, su compensación por los aportes durante la campaña.

Como se ve, cualquier candidato que aspira a un cargo por elección está obligado a buscar dinero para poder competir y lograr su objetivo; cada renglón (gobernador, alcalde, senador, diputado…) tiene un monto. Democracia: gobierno en el cual la soberanía reside en el pueblo…ja…ja…ja. Estimados lectores, comprenderán ustedes los motivos de las carcajadas de Mafalda.



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Enoc Sánchez


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