Nomadismo burgués vs. Sedentarismo comuno socialista

En la sociedad burguesa sus hombres y mujeres proyectan como meta-o se la insinúan-conseguir dinero para vivir "decentemente". Por decente terminan entendiendo vivir en "zonas residenciales", como si el barrio donde nacen no lo fueran. La idea es alejarse bien lejos de donde se criaron, ignorarlo todo, amigos de infancia, esquinas, calles y senderos. Abandonan un barrio y se instalan en otro para hacer nuevos "amigos" tan nómadas como ellos mismos y con las mismas cargas de desprecio a todo lo que les acompañó desde su nacimiento. Es la conducta proletaria en su afán por aburguesarse.

Es así como se mudan a urbanizaciones hacia donde ya emigraron los trabajadores que les precedieron en ese nomadismo urbano y burgués, y donde los precios del inquilinato o de compra al crédito hipotecario les resulten cónsonos a sus esfuerzos de "nuevos ricos".

En el caso de Valencia-Venezuela-ese fenómeno discurrió de la siguiente manera:

1.- De Camoruco Sur, se mudaron a Las Acacias situada cercanamente al Norte de la ciudad. Allí se pueden observar todavía algunas hermosas casas y tan bien construidas donde podrían haber seguido viviendo de generación en generación.

Esa primera emigración ocurrió cuando la presión comercial generada en los alrededores del Mercado Municipal convirtió esa periferia residencial en algo insufrible: paso de ruidosos autobuses que reemplazaron el pintoresco y alegre Tranvía, y conversión de casas residenciales en consultorios médicos y afines. Comercios y más comercios.

El barrio de La Candelaria crece y sus habitantes empiezan a frecuentar y compartir áreas, plazas, iglesias, cine y hasta el Teatro Municipal hasta entonces exclusivos de la gente "decente" de Camoruco Sur.

2.- Se construyen más al Norte las suntuarias urbanizaciones Carabobo y Guaparo en los linderos con Naguanagua, hoy otro municipio, y antigua parroquia del otrora distrito Valencia.

3.- Aparecen: Lomas del Este, El Trigal, El Viñedo, La Viña, y más recientemente varias y montañosas urbanizaciones situadas cerro arriba, más allá de Naguanagua, en la región llamada La Entrada, de Valencia viniendo de Puerto Cabello. Recordemos que toda esa topografía ha sido señalada por los españoles desde la fundación de estos puertos y ciudades interiores de "sus" Capitanías Generales y correspondientes ayuntamientos.

Todo un proceso migratorio nomadoburgués que sólo ha perseguido marcar diferencias y divisiones demográficas entre los propios ciudadanos venezolanos bajo las marcas monetarias del billete bien o mal habido.

No debemos olvidar que la mayoría de las riquezas obtenidas por venezolanos y extranjeros desde el siglo pasado, particularmente desde la segunda mitad del Siglo XX, son de indubitable cuestionabilidad. Corrupción a todo lo ancho en los variopintos ministerios públicos. Al IVSSO, por ejemplo, lo desbancó su personal médico, el más inescrupuloso. Este fenómeno ocurrió hasta la declaratoria de Hospital del Seguro Social, hoy H. Universitario. Con este tipo de corruptos fueron pobladas casi todas esas urbanizaciones, al amparo del conocido Puntofijismo que no supo distinguir entre blancos, verdes y rojos.

Hoy la corrupción ha sido relegada al personal que viniendo del propio "Puntofijismo" se halla enquistado en los ministerios oficiales con vestimenta roja-rojita, de los cuales, según declaraciones oficiales, hay montones de presos, ex funcionarios delincuentes al frente de grandes centros de distribución de bienes subsidiados a los que cogieron por convertirlos en fuentes de riqueza personal.

En paralelo, en Venezuela vienen formándose comunas autárquicas donde se practica una sana asociación de familias cuyas residencias facilitadas por el Estado son intransferibles y sólo crecerán en número sin que sus habitantes se interdiscriminen por vivir unos al Norte, y otros al Sur. Es el nuevo sedentarismo comunosocialista.



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Manuel C. Martínez


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