¿Por qué la burguesía odia el Chavismo y a sus simpatizantes?

De partida, se trata de un odio "razonable"

en términos socioeconómicos.

Pudiéramos ir enunciando y detallando las numerosas razones subjetivas que en una primera aproximación responden a la pregunta de esta entrega, pero las representaremos a todas con la más importante respuesta máximamente objetiva respecto de la cual las demás son derivadas intrínsecas al motivo esencial, principal y fundamental del odio irracional que el chavismo ha despertado en los capitalistas del mundo desde el más pobre en capital hasta, por supuesto, el más encumbrado en sus "verdosas" montañas de dinero mal habido, un dinero sacado de la fuerza de trabajo de miles de millones de asariados, estos, como relevos históricos de los antiguos siervos de la gleba y esclavos de las colonias grecorromanas, belgas, españolas, portuguesas, holandesas, francesas, e inglesas y estadounidenses.

Esteremos hablando de la pérdida de los mercados centrosuramericanos, norafricanos y buena parte de los mercados mesoasiáticos.

Es que ya para casi todos los venezolanos chavistas y parte de los no chavistas-que lo saben, pero lo silencian-está en entredicho que las medicinas, la comida, la vivienda, los libros y demás útiles escolares, de Media y universitarios, bienes para la salud en sentido lato, el deporte y hasta las religiones sigan siendo vulgares mercancías.

Citemos un ejemplo de cómo la burguesía fabril comenzó a desarrollar ese perverso proceso de mercantilización de todos los bienes cuyo consumo es necesario, o necesariamente inducido, para la inevitable y vital existencia de la humanidad, anciana, media, infantil, prenatal y generacional.

En Venezuela, todavía en los años de la posguerra II, año 58 y más atrás, conocimos algunos libros de Primaria[1] que sirvieron de materia prima para la creación de nuevos mercados independientes y paralelos, además del representado en sí mismo por tales libros.

Este fue el caso: En ellos, por su carácter enciclopédico, aparecía al pie de cada página suya que así lo ameritara una porción del glosario que al final del libro daba cuenta de todas las voces nuevas que el alumno estuvo aprendiendo, leyendo y hasta oyendo por primera vez de manera ortográfica y fonéticamente correcta, a juicio de la maestra de turno, del autor y de las reglas imperantes de la Real Academia Española, todo con la finalidad, no sólo de servirles y guiar gramáticamente a los hispanoparlantes e hispanoalfabetos y alfabetas, escribientes natos, sino a estos pueblos recientemente dominados con cargo a las variadas y numerosas lenguas originarias de este continente precolombino, de países que sólo después de 500 años están reperfilándose como lenguas de mayor trascendencia americana, lo que nos daría una importante e imprescindible autonomía para romper con mayor eficiencia las amarras con la España ex opresora, expoliadora y usurpadora de todas nuestras riquezas, a través de un saqueo español que sólo los norteamericanos-al César lo que es del pueblo-pudo arrebatárselo, país imperial también no menos expoliador, y al que la oligarquía y realeza españolas ahora le sirven de la manera más rastrera.

Por eso nos odia este imperio y los amantes del dólar, nos odia su burguesía y sus capitalistas quienes después de la Guerra Mundial II, no han hecho otra cosa que reciclar los agotados mercado tradicionales por hallarse saturados desde los propios tiempos de Lenin quien determinó a principios del siglo XX que EEUU ya se hallaba en sus fase terminal por agotamiento, precisamente, de sus mercados. Rosa Luxemburgo trabajó también este tema, sobre cómo vender tanta plusvalía acumulada por siglos.

[1] Véase Santiago Schnell, Mi libro Tercero (Enciclopedia Escolar) y Mi libro Cuarto (E. Escolar). 1958

12/11/2015 01:02:26 p.m.



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Manuel C. Martínez


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