La Navidad se aleja de los pobres por culpa de comerciantes especuladores, y No de ningún gobierno

Llevamos varias décadas viendo desaparecer de este país la humidad de los cristianos en materia de una fiesta tradicionalmente celebrable en honor y recuerdo de un hombre muy humilde, honesto, y muy amoroso.

Todo comenzó con la comercialización capitalista de la cesta básica navideña, la de los diciembres y eneros. Este año, en concreto, los comerciantes de este vital alimento, entre ellos, del que Jesús hizo maravillas repartiéndolo[1] entre la población ya jesusiana durante aquellos preciosos días de frecuentes milagros in situ.

Las mercancías capitalistas navideñas que desde hace muchos años propios de la 4ta. RepúblicA Arbolitos dizque de Navidad, adornos y adornitos exóticos por excelencia, y particularmente la comida de estos días Jamones, aceitunas, uvas y frescas, quesos importados, aguardientes importados, golosinas importadas y criollas que nos llegan por intermediación de unos comerciantes que entraron a Venezuela, al parecer, con el único objetivo de hacerse ricos, así como lo hicieron Colón y sus contemporáneos invasores del decimosexto milenio.

Da horror, y, por precaución sanitaria y económica, deberíamos hacer un esfuerzo y voluntariamente, y no por disposiciones golpistas como las de aquel año 2002, esfuerzo, decimos, para suspender estas navidades y emplazarlas para cuando entren en vigencia las nuevos y rebajas precios que pretenden acabar con esa especulación que, en este caso de hecho, convierten la Navidad en una fiesta suntuaria sólo para quienes se disgustan e invitan groseramente a "que el gobierno no se meta con su arroz bien caro".

Decimos precaución sanitaria porque a nadie le conviene, y le resulta cuesta arriba al gobierno recomendarle a ningún consumidor la compra de unas mercancías que muy probablemente, si la compra por estos días, podrían tratarse de mercancías vencidas o en oculto mal estado, práctica que lleva muchos años aplicándola este miserable importador y los comerciantes de su cadena con conocimiento de los corruptos fiscales y supervisores de Minsalud, la de la 4ta. República y sospechamos que del ministerio actual. Son vicios difíciles de arrancar y para los que no todavía existen antibióticos ni antivirus.

Los pasteleros, por ejemplo, adornan sus productos de dulces y tortas con incrustadas galleticas navideñas que les quedaron frías por su elevado precio del año anterior.

02/11/2015 10:35:46 a.m.


 

[1] Muy probablemente, Jesús supo distribuirlos mejor, y no se trató de ningún acto extraterrestre. Antes de él, este pan, como hoy, sólo les llega a algunos porque todavía los precios bajos no llegan a todos los estados ni municipios ni a todas las parroquias de Venezuela, y porque al parecer se necesita una mano de menos sedosa.



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Manuel C. Martínez


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